El secuestro de Teresita: los detalles de la fuga de la Cárcel de Puente Alto que terminó en el femicidio número 49 en Chile

Teresita Ponce y Sebastián Vásquez hace pocos meses habían comenzado una relación.

En medio de su trabajo como mozo del casino en la Cárcel de Puente Alto, Sebastián Vásquez (31) habría solicitado permiso para salir del recinto a mover su auto. Luego de eso se dio a la fuga en busca de Teresita Ponce Rojas (28) para secuestrarla cuando se dirigía desde su trabajo hasta su domicilio. Luego de una larga ruta de escape, ambos cuerpos sin vida fueron encontrados en la comuna de Copiapó.


“No me voy a pegar un nuevo canazo, me voy de Chile”.

El que hablaba era Sebastián Vásquez Araneda (31), quien le confidenciaba a través de su teléfono a un familiar sus planes de buscar en el norte un paso no habilitado para huir del país. Su celular, a esa altura, estaba pinchado por la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (Bipe), que seguía sus pasos luego de que el sujeto escapara el martes 14 de la Cárcel de Puente Alto, donde cumplía una pena de 12 años de presidio tras asesinar en 2012 a Vanessa Leal Escobar, quien entonces era su pareja, tras propinarle 60 puñaladas con arma blanca en su cuerpo. Por esos años no existía la figura de femicidio y sólo se le condenó por homicidio calificado.

El perfil de este reo fugado encendió aún más las alarmas cuando una amiga de Teresita Ponce Rojas (28) diera cuenta a la policía que Vásquez la había obligado a subirse a un vehículo que él manejaba, y para lograr su objetivo le habría disparado en una de sus piernas para evitar que ella escapara. El secuestro se concretó en la comuna de La Granja, donde vivía la joven. Ella, según su familia, mantenía una relación con el sujeto, y aunque sabía que estaba en la cárcel y que sólo podía salir los domingos, debido a un beneficio carcelario que tenía por su buena conducta, nunca supo la verdad de por qué estaba tras las rejas. Él le había mentido diciendo que había asaltado un banco y no que estaba privado de libertad por haber asesinado a una mujer.

El tribunal no demoró en dictar una orden de captura, permitir la interceptación de su teléfono y todas las medidas intrusivas necesarias para dar con el paradero de Ponce y su captor. La georreferenciación de su celular daba cuenta de que desde la Región Metropolitana Vásquez se estaba trasladando hacia el norte. Lo que llamó la atención de la policía era que ya a esa altura la mujer que, según la testigo presentaba una herida de bala en una pierna, ya debería haber requerido asistencia hospitalaria, sin embargo, ningún recinto reportaba una situación de este tipo.

Una vez se logró establecer que el reo estaba a la altura de Copiapó, por la Ruta 5 Norte, se pidió refuerzos desde Santiago y un equipo de la Segunda Comisaría de Carabineros de esa zona comenzó la persecución. Vásquez, al darse cuenta de que sus planes de abandonar el país estaban en riesgo, hizo su último intento de eludir la acción de los uniformados y para ello percutó una serie de disparos en su contra. Fuentes policiales sostienen que en ese momento el sujeto chocó con dos vehículos y perdió el control del auto que conducía. Cuando ya se vio cercado y su detención era inminente, tomó su arma de fogueo modificada y se disparó en la cara, falleciendo a las 15.15 horas de este miércoles 15.

El “mocito”

Pese al crimen que había cometido hace casi una década, Vásquez presentaba buena conducta en el penal de Puente Alto y por tal motivo logró ganarse la confianza de los gendarmes, quienes le permitieron trabajar de mozo en el casino del recinto. Tras haber cumplido más de la mitad de su condena se le otorgó también el beneficio de salida dominical que desde octubre de este año se había extendido a todo el fin de semana. Fue en esas horas de libertad en que habría conocido a Teresita Ponce Rojas.

El domingo 12 hizo uso de su salida y volvió. Entre sus compañeros de encierro llamaba la atención de que tuviera un vehículo de alta gama con el que salía y que incluso lo estacionaba en las afueras del mismo penal. De hecho, esa fue su excusa para poder escapar de la cárcel el martes 14. “¿Puedo ir a mover la camioneta?’”, le habría preguntado a uno de los gendarmes que finalmente lo autorizó. Pero los planes de Vásquez estaban muy lejos de querer estacionar bien su vehículo. Fuentes del caso comentan que casi su fuga se vio frustrada porque no tenía batería, pero justo otro reo que venía a cumplir su condena de reclusión nocturna le hizo puente y el recluso pudo concretar su huida.

La Fiscalía Sur investiga si existe responsabilidad penal de los custodios de ese recinto penitenciario en la evasión de Vásquez. De hecho, Gendarmería desvinculó -por la gravedad de los hechos- al funcionario que le permitió salir durante la mañana del 14 de diciembre.

El hallazgo

Una vez Vásquez chocó su vehículo y se disparó en la cara, personal policial revisó el vehículo en busca de Teresita Ponce. En la maleta del vehículo que conducía el reo fugado se halló su cuerpo sin vida envuelto en una especie de carpa. El Ministerio Público indaga la data de su muerte. Las primeras pericias dan cuenta de al menos tres impactos de bala, uno de ellos en su abdomen. También se encontró un cuchillo.

La familia de Ponce, quien tenía dos hijas, fue la primera en enterarse de este trágico desenlace. Sus amigos habían iniciado una campaña en redes sociales para encontrarla, y aunque sabían de esta relación, de no más de cuatro meses con “el Seba”, éste junto con ocultar el verdadero motivo por el cual estaba en la cárcel, había modificado también sus apellidos.

Amalia Rojas, madre de la víctima número 49 de femicidio en Chile, hoy en conversación con el programa Contigo en la Mañana explicaba que nunca tuvieron sospechas del perfil de Vásquez, quien siempre se manifestó “querendón con mi hija”, además de mantener una buena relación con la pequeña hija de esta. “Ese día, antes de ir por Teresita, como a las 6.50 me mandó un mensaje diciéndome que él tiene doble personalidad, que me fuera bien, me hizo bendiciones y todo. No sospeché de nada”, develó.

La víctima trabajaba en el turno nocturno como operaria de producción en una planta de Soprole. Vivía junto a su madre y a sus dos hijas pequeñas. Cercanos de la víctima cuentan que “como conocía su horario de trabajo (Sebastián), esperó a que terminara el turno y fuera llegando a su casa. En 4 Poniente, cerca de la Población San Gregorio, la subió a la camioneta y se la llevó”.

El crimen anterior

Una vez conocido este femicidio, el pasado de Vásquez reflotó. Doce años de presidio efectivo era la pena que debía cumplir luego que a los 23 años asesinara a Vanessa Leal Escobar, de entonces 19 años.

El 20 de febrero del 2012 el sujeto esperó fuera de la casa de Vanessa, hasta que se quedara sola. Ahí saltó la reja y escaló hasta el segundo piso de su vivienda en la comuna de Quinta Normal. Tras ingresar por la venta atacó a la joven propinándole 60 puñaladas en el cuerpo con un arma blanca.

Nicole, una amiga de esa víctima, contó que Vanessa nunca tuvo una relación con Vásquez. “Ellos se conocieron por amigos en común, hablaron un par de veces, pero nunca pololearon (…); él se obsesionó con ella, la seguía, le escribía por redes sociales”, dijo la joven en el programa Contigo en la Mañana.

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