Green think

La luz del sol se introduce entre las ramas de las copas de un bosque de eucaliptos, creando un sutil juego de luces y sombras que realzan las líneas depuradas de este quincho situado en un privilegiado entorno natural. La antesala del río Arrayán -la parte más baja del terreno- fue el escenario perfecto para levantar esta zona. La arquitecta Hania Stambuk quiso mantener la relación con la naturaleza, creando superficies homogéneas y neutras que no quitaran protagonismo al paraje.

La obra en sí misma está compuesta por un muro a media altura que limita con una barra-zona de trabajo y de lavado-, además de una isla que concentra una parrilla al extremo, el área de comedor y fija la doble circulación.De estemodo, el parrillero no está separado de la mesa ni de la conversación con los invitados. Otro aspecto relevante fue que, al igual que en la casa, se usaron troncos de eucaliptos caídos de la misma propiedad.

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Saber vivir

Un joven matrimonio, junto a sus dos pequeñas hijas-de 2 y 4 años-,optópor el Arrayán. Sin embargo, no contaban con una zona de quincho apropiada para disfrutar del aire libre en familia y con amigos. Eligieron el fondo del sitio, un lugar en desnivel, húmedo y sombrío, pero rodeado de nogales y nísperos para dar vida a un recinto independiente de la casa principal. El arquitecto Tomás García de la Huerta, en colaboración con Xaviera Gleixner, proyectó un muro de contención que consolidó dos niveles planos, uno que dio lugar a la parrilla y barra,y otro transversal,que permitió una escalera, basurero (invisible) y unamesa en volado. El cerramiento de madera blanca definió la zona de trabajo y una terraza de radier con perfiles metálicos empotrados.

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100% Urbano

Emplazado en plena ciudad, el arquitecto Tomás García de la Huerta habilitó en un antiguo departamento un balcón con una estética muy actual. Quincho en obra y jacuzzi incluido.Un deck de madera pintado de color blanco da continuidad al recinto, junto con una sensación de mayor amplitud al espacio-de apenas 25m2-.El perímetro marca las diferentes zonas de un programa rígido: un quincho y barra en obra de hormigón a la vista que enfrenta el jacuzzi, un asiento y jardinera en obra que le otorga mayor privacidad y, por último, un área central de movimiento y flexibilidad.

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Memorias de ayer y hoy

El arquitecto Cristián Céspedes supo dar vida a los exteriores de su casa en el cerro San Luis y a la gran pendiente del terreno. Dejó atrás el look rústico -horno de barro, muro con bolones de río y ladrillo, y escaleras angostas e improvisadas-, y se propuso generar diferentes áreas a medida que uno baja de nivel hasta llegar a la piscina. Aprovechó uno de los descansos, entre las terrazas, un espacio en desuso del recorrido, para instalar una parrilla poco protagónica. Para ello mantuvo los espacios limpios, las circulaciones fluidas y el mármol travertino rústico como material unificador, además de proyectar un muro para contener el jardín y disponer como un solo elemento

la parrilla y el mesón de apoyo.

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