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Clara y precisa

Así, tal cual, era la visión que tenía la diseñadora Paulina Walker al momento de definir cómo quería que fuese su departamento. Buenas cosas se mezclaron con la calidez de los materiales para conformar un espacio moderno, pero con raíces. Un mundo tan propio como original.

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Es temprano, muy temprano. El ajetreo de los niños entrando al colegio apenas ha parado y la calle está en paz. Paseadores de perros caminan por el parque que recorre Presidente Errázuriz y los autos disminuyen su velocidad; ya no es hora de apuros.

La escena se da justo a pocos metros del departamento de la diseñadora Paulina Walker, en Las Condes, en uno de esos barrios residenciales emblemáticos de Santiago, creado tras el loteo del fundo San Pascual en los años 40 gracias a las gestiones de Elena Errázuriz, hija de Gertrudis Echeñique y el ex presidente Federico Errázuriz. Justo ahí, en lo que en su momento fuera denominado el barrio Español, Paulina encontró su lugar. Uno de esos escasos especímenes de departamentos que consideraron un pequeño espacio de jardín propio al momento de ser construidos.

Afuera aún hace frío, tanto como para recordarnos que el invierno no ha acabado por mucho que el sol acompañe. Sin embargo una vez dentro eso no se percibe. La tetera acaba de hervir y la camomila humea en un gran tazón que espera junto al ventanal. Ahí también está Paulina, revisando anotaciones y buscando unos datos que le pidieron para un proyecto que está por entregar. Se nota que esto le interesa, le apasiona hablar de telas, texturas y distribución. Obviamente su departamento fue la mejor manera de canalizar 100% todo lo que a ella le gusta. "Siempre tuvimos la idea de encontrar un primer piso con jardín que nos permitiera tener esa mezcla entre departamento y casa. Ojalá uno antiguo, que tuviera las características propias de estas construcciones, como mayor altura, espacios amplios, murallas de concreto, piso de madera, y lo encontramos", se adelanta en contar, agregando a modo de anécdota que fue a pocas cuadras de donde vivían antes.

Claridad, primera característica. De entrada es lo que más llama la atención. Y es que en este espacio se rompe con la idea de los primeros pisos algo oscuros. Al revés, aquí todo parece brillar, aunque sin estridencias, todo lo contrario. La receta, cuenta Paulina, es la abundancia de los tonos neutros, los materiales nobles y, sobre todo, la buena línea.

Al final la originalidad va de la mano con el ser fiel a uno mismo, con sentirse cómodo con lo que nos rodea y, por último, con la capacidad de crear espacios bien resueltos. Eso es justamente lo que consiguió esta diseñadora. "Hicimos una lista de regalos de todo tipo de tiendas y maestros. Al final fue ideal, porque armamos prácticamente el departamento entero con cosas elegidas por nosotros, y la idea de que la casa quedara acogedora y con vida, se cumplió a cabalidad".

No obstante, y aunque para ser un departamento antiguo estaba en buen estado, sus nuevos habitantes igualmente hicieron algunos cambios de manera de darle su propio sello. Así por ejemplo al living y comedor, además de pintarlo de color gris, para generar contraste con los sofás que estaban tapizados en lino blanco, le proyectaron un librero y unieron a través de una puerta corredera una pieza que dejaron como estar. Así, además de ganar en luz, sumaron un continuo visual que dependiendo de la ocasión se abre y cierra.

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Es pasado el mediodía. Afuera el ajetreo empieza a sentirse. Risas y gritos se apropian por unos segundos del ambiente. Los furgones escolares y las mamás esperan a sus hijos que salen de clases. En un rato más todo volverá a tranquilizarse... como antes.

Decoración.

Antonio Dittborn y Paulina Walker querían que su casa fuese acogedora, funcional, con vida y cómoda, algo que lograron con materiales como la madera rústica (mesa centro living, veladores, etc.), linos (sofás y cortinas), mantas (alfombra living), alacenas con objetos a la vista, etc.

Arte. La mayoría de los cuadros son dibujos y grabados contemporáneos. Hay dos cuadros de Eugenio Dittborn y un grabado de Iván Daiber junto a una serie de dibujos y otros grabados. En el recibo instalaron una obra de Margarita Dittborn, según ellos, su favorita.

INSPIRACIÓN

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