Con historias
Barroco, minimalismo y toques artesanales conversan en esta casa de espacios iluminados e integrados. Una mezcla que se traduce, según su dueña, la arquitecta Francisca Beltrán, en la historia de su vida.

Al pasear por su casa y describir el escenario, Francisca Beltrán señala con cierta nostalgia algunos elementos que son parte de la historia de su familia, como el sofá, los sillones franceses capitoné del living y el óleo de un pintor chileno de principios de siglo. “Muebles de la casa de Pirque del papá y el cuadro que siempre estuvo en el comedor... cosas que van dándoles más sentido a los espacios. Me gustan las casas con espíritu, más que perfectas como de catálogo”, confiesa la arquitecta.
Esa carga emotiva dialoga en el interior con diseños de líneas simples, que revelan la formación de la dueña y el interés por un estilo más despojado y contemporáneo. El mismo que calza con las cualidades de la construcción, espacios justos pero despejados e integrados y de una exquisita luminosidad, que conquistan a sus habitantes. “Busqué como cuatro o cinco años, con todas las mañas de un arquitecto, sin estar en la etapa de diseñarte tú tu propia casa, hasta que la encontré”, cuenta.
Una construcción de los años 80 con algunos guiños retros en cuanto amaterialidad, como muros de piedra que no cumplían con las expectativas estéticas de Francisca, pero que pasaron a segundo plano al valorar el potencial de la casa. “Es un volumen bien racional, un DFL2 ampliado con los espacios básicos, pero generosos y abiertos, muy bien emplazado en el terreno, con una buena orientación y un poco levantado del suelo, lo que genera distintos niveles”, explica.
Otro punto importante que Francisca agradece del lugar es el jardín y su relación con todos los recintos al interior. “La casa es como una L que se proyecta al exterior hacia árboles inmensos. Te sientes como acogido, contenido y aislado un poco del mundo. Algo que paramimarido era fundamental, como agrónomo”, detalla.
Como todo arquitecto al que le pican las manos por hacer algunamodificación y ajustarla a sus necesidades, Francisca remodeló algunos espacios como la cocina y baños, volviéndolos básicamente más luminosos e imprimiendo su firma en la elección de los materiales y el diseño.
Otro aspecto que se observa con claridad en la ambientación de la casa, que según la propietaria es parte también de su vida, es el sello artesanal, que habla de su actual motivación. Un proyecto paralelo a su actividad como arquitecta y que comenzó a desarrollar recientemente con dos amigas y socias: www.contactoandes.cl. Alfombras, mantas, cubrecamas, cojines, muebles de mimbre y juegos de greda son parte de los productos que se mezclan en la decoración y que expresan un “volver a los orígenes”, dice Francisca.
“Nosotros creemos que hay unmercado que está claramente en expansión, que busca elementos más pegados a la tierra. Todo se llenó de cosas, colores, brillos, materiales sintéticos, y lo nuestro es volver al origen, a lo más noble, pero siempre teniendo en cuenta lo moderno. Aportamos un diseño minimalista, que tiene conceptos arquitectónicos de diseño, con propuestas innovadoras”, señalan las creadoras de este concepto, que tienen como fin exportar sus diseños y por ahora entregarlos a pedido.
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