Peter Zumthor nació en Basilea en el año 1943 y es de los arquitectos más destacados  del escenario internacional de comienzo de siglo. Estudió en la Schule fuer Gestaltung de Basilea y en el Pratt Institute de Nueva York. Entre sus obras más conocidas se cuentan la Capilla de San Benedegt en Somvix (1988), los Baños Termales de Vals (1996), la Kunsthaus de Bregenz (1997) y el Pabellón Suizo en la Expo 2000 de Hannover. En 2009 se adjudicó el premio Pritzker.

Se ha dicho de él y de su trabajo que es una obra poética, en la que la forma en sí no es lo importante; él lo ha recalcado, es la emoción... “Yo miro un árbol y el árbol no me dice nada (...) El árbol no tiene un mensaje; el árbol no quiere venderme algo. El árbol no me va a decir: ‘mírame, estoy tan hermoso, soy más hermoso que los otros árboles’. Es. Es solo un árbol”. Lo que ocurre con esa presencia del árbol en la naturaleza es lo que de alguna forma ha intentado replicar con su obra. Fascinante.

Su colaboración con otras disciplinas son contadas, y esta es una de las más destacables. Partió en 2013 cuando, según el mismo arquitecto ha relatado, usó un salero en un hotel. La experiencia no fue la mejor, y dibujó una forma sencilla, un contenedor que sirviera para líquidos o sólidos...algo inspirador.

Luego vendrían un molde en jabón, el paso del tiempo, las pruebas y materiales, para llegar a la colección que Alessi presenta en su catálogo 2015, compuesta por seis piezas de vidrio y acero, entre botella para el aceite o vinagre, saleros y pimenteros. “Zumthor propone una lectura inédita de este tipo de productos, sorprendiendo una vez más por su rigor formal y eficacia lingüística. La inspiración que constituye el origen de esta familia de objetos deriva del mundo natural y mineral: cristales, estalagmitas, estalactitas”, destacan desde la marca italiana.