Mientras buscábamos cocinas que fotografiar para este número, me llamó la atención la cantidad de gente que opta por el blanco. Al parecer la idea o sensación de limpieza y luz es algo que todos buscamos al momento de planear este espacio. Lo interesante de las que finalmente publicamos es ver cómo cada uno de sus dueños utilizó ese blanco como bastidor y sobre él construyeron sus historias. Algunas austeras, como la diseñada por Graziella Copetta, que combina muebles blancos con superficies de mármol negro; otras con mil historias, como la de Felipe Forteza, llena de detalles, de cosas, ingredientes y viajes, todos a la vista, extrovertida como su dueño.

Intencionalmente elegimos espacios de buenos metros, pero no enormes, porque la idea es que se inspiren y saquen ideas que puedan replicar. Si las miran en detalle, todas tienen buenas mezclas de materiales, con accesorios que han sido elegidos y

que les aportan ese sello final que las hace personales.

Hace poco estaba leyendo un blog sobre diseño y dan algunos consejos, como hacer los muebles hasta el cielo (por lo general el espacio que queda libre solo junta tierra y cachureos); o una combinación entre muebles abiertos y con puertas, así se tiene a mano lo que más se usa, que además decora, y lo que menos, queda guardado y no entorpece el día a día; tratar de incluir una isla cuando los metros lo permiten, que sirve para preparar, usarla para una comida informal o apoyo extra cuando la cocina esta a full.

Estos son solo algunos ejemplos, la idea es darle una vuelta y decidir cómo queremos vivir este espacio y después buscar los elementos que logren ese resultado. Porque como nunca la oferta de materiales y cosas que se pueden hacer ha aumentado considerablemente, siendo cada vez más fácil desarrollar una buena idea.