Fin de semana extralargo, espero que muchos de ustedes nos estén leyendo en la playa, campo o cualquier lugar donde hayan decidido escapar a desconectarse. Cuando pensamos en relajo, por lo general, lo asociamos a texturas y diseños simples, fibras nobles como el algodón o el lino, maderas naturales, paletas suaves y personalidades definidas, acordes al lugar que queremos decorar, y es en esta equivalencia, entre concepto y realidad, donde quiero detenerme.

El diseño pensado para un uso específico, en un lugar definido, en el que la elección del material es un antecedente potente y donde el diseño del objeto/mueble está respaldado por su uso final, que nace de una observación profunda del contexto para el cual se diseña, y en el que solo el diseñador está facultado para hacer una propuesta innovadora, pero funcional; es lo que esperamos ver en las nuevas generaciones de egresados de las carreras de diseño y personalmente creo que no se está consiguiendo.

Cuando se logra identificar nuevos diseños en el mercado y uno conversa con el diseñador/creador, y le pregunta de dónde nace la forma, cuál es la observación que lleva a esta propuesta o por qué se utilizó tal material y de esa forma determinada, la cara de desconcierto no es menor en el interlocutor. "Me gustó", "se ve bien", "no sé", etc., son algunas de las respuestas. No puedo generalizar que siempre sea así, pero sí puedo decir que las nuevas generaciones no tienen claro los 'porqués' de lo que hacen, pero sí tienen claro que quieren que se les reconozca como originales o innovadores cuando presentan su primera 'colección', cuando muchas de ellas no son más que ejercicios de taller, un poco más sofisticados, pero ejercicios al fin y al cabo.

Actualmente, el Gobierno y grupos empresariales están haciendo valiosos esfuerzos por situar al diseño en el lugar que le corresponde, como la única herramienta capaz de generar diferenciación a través de la innovación en mercados competitivos, entonces exijamos a los diseñadores estar a nivel internacional, si no el esfuerzo no vale la pena.