Estilo cartagenero
Colores, texturas, tradición y vanguardia, Cartagena de Indias se transforma en una ciudad internacional, pero sin perder su identidad caribeña. Hicimos una caminata por el casco antiguo, que detrás de fachadas coloniales y callejones de adoquines esconde el corazón de su gente: la artesanía local.


Si Medellín es el epicentro del mundo textil y Bogotá del diseño colombiano, Cartagena tampoco se queda afuera, y se ha convertido en una ciudad con estilo propio, dado a partir de su fisonomía, su historia y su gente. Si bien aquí es posible encontrar exclusivas tiendas, la calidad de su artesanía es un atractivo innato, y el mejor reflejo de su cultura.
La ciudad más turística de Colombia ha sabido ganarse su fama. Aquí todo es música y alegría, en las playas el agua está a 26 grados, la comida es sabrosa y el paisaje arquitectónico es el testimonio vivo de una potente historia.
Durante la Colonia, Cartagena fue uno de los puertos más importantes de América, época en la que cultivó su patrimonio artístico y cultural, además de su centro histórico amurallado, concebido para proteger los tesoros de la corona. Un cordón de 7 km de largo que atesora plazas, iglesias, casonas y callejones, y que actualmente es Patrimonio de la Humanidad.

El paseo en coche es un clásico, y permite conocer el casco antiguo desde otra perspectiva.
Es un buen approach para los recién llegados, pues recorren la ciudad a través de sus angostas callecitas, admirando la arquitectura colonial de la ciudad amurallada. Se toman en la plaza Santa Teresa.
Imperdibles
El Palacio de la Inquisición, el Museo del Oro, la Iglesia de Santo Domingo y el Fuerte de San Felipe.
La mejor forma de recorrerla: caminando.
Ideal para comenzar el día: un plato de fruta trozado ahí mismo, por las mujeres que caminan con la fuente de frutas en la cabeza.
Los cartageneros son: buenos para conversar.
En las vitrinas el lino es el rey.
Artesanía: De materiales naturales, delicada y colorida. Collares de semillas, bolsos de lana tejida, hamacas, textiles y acesorios de cerámica y fibras vegetales.

Para comprar:
Las Bóvedas, una especie de paraíso artesanal, ubicado entre los fuertes Santa Clara y Santa Catalina, tiene 47 arcos y 23 bóvedas que antiguamente fueron usadas como cárcel. Hoy funciona como un mercado de puestos de artesanías y antigüedades.
Recomendamos: el local 7 (en Las Bóvedas), donde Karim Herzog vende entretenidos diseños de collares y accesorios hechos a mano, y el local 18, donde con fibras naturales hacen maravillas como chaucheras, carteras, cintillos, hasta servilleteros para la mesa. También encontrará fundas de cojines bordadas a mano, manteles, colchas y, por supuesto, las chivas de cerámicas, que recrean las típicas micros de colores con frutas y gente en el techo.
Para disfrutar: café colombiano, no olvide pedir un 'tinto', así es como le dicen al espresso, y no se confunda, que no tiene alcohol.
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