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Fiato con el entorno

Es la primera obra proyectada por la arquitecta Verónica Arcos y ya ha salido publicada en Corea, Holanda y a punto de aparecer en medios de España, México y China. Ubicada en los faldeos cordilleranos de El Arrayán, la casa sobresale por un novedoso volumen, que se traduce en un eficiente e ingenioso programa interior.

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Curiosidad es la primera sensación que despierta enfrentarse a esta imponente estructura geométrica y hermética, que sobresale desde la calle. Una fachada ciega que nace como resultado de algunas máximas que se planteó la arquitecta Verónica Arcos al trazar los planos. “Había que construir en la parte alta y plana del terreno, donde se toman las mejores vistas hacia la cordillera. Eso implicaba volcar la casa al sur. Se cierra entonces hacia el norte, para darle privacidad”, explica Verónica.

Otra situación que se suma a la particular forma que distingue a la construcción es la exposición a la calle de la segunda planta, porque se encuentra en una cota superior. Eso implica que el techo se incline en ese extremo, para darle privacidad a una terraza en esa superficie, y lo mismo sucede en el vértice que enfrenta, para lograr la altura necesaria a la construcción del segundo piso. “Uno queda contenido en un espacio irregular con superficies alabeadas, en un paisaje artificial. Da la sensación de estar en las dunas, con una exposición al sol permanente”, cuenta la arquitecta, dando cuenta de que en esta casa se privilegiaron los espacios de ocio, donde se logra establecer una relación directa con la naturaleza, en “espacios ensimismados o dramáticamente abiertos hacia la montaña”.

Un desafío importante para la encargada del proyecto fue introducir luz interior, porque la casamira al sur y se cierra desde el norte. Por eso se diseñó el patio interior, que capta toda la luz del norte. Ilumina toda la casa y además le da al primer piso una continuidad visual. Permite también que se generen ventilaciones cruzadas, actuando como una chimenea. “El Arrayán tiene climas extremos. Es húmedoy frío durante el invierno, pasa un estero en frente y lasmontañas generanmucha sombra. Y es seco y calurosa en verano. Esto se resuelve, en parte, con la incorporación del patio interior, que ilumina y ventila, privilegiando la entrada del sol por el norte, iluminando los recintos inferiores y la galería superior. Como este patio está protegido del viento, es posible ocuparlo prácticamente todo el año. Ecológicamente el patio funciona como climatizador natural”, explica Verónica. En el caso de la planta superior el tema de la luminosidad se solucionó incorporando lucarnas en todos los recintos, tanto en dormitorios como en baños.

Colaborando con el medioambiente, el sistema constructivo está compuesto de elementos de madera: la estructura secundaria y los muros son componentes prefabricados de madera, así como el revestimiento. “Esto permite dejar un mínimo de escombros, y acelera el proceso al no existir uniones húmedas. El uso de la madera permite también establecer un diálogo directo con el paisaje, ya que el material y el color son característicos del lugar”.

Un volumen no convencional combinado de un material rústico es parte del atractivo que Verónica Arcos quiso materializar en su primer proyecto, donde se cruzan y retroalimentan diversas influencias. Dos años viviendo en Holanda, uno trabajando en Barcelona y un semestre como ayudante en la Universidad de Pensilvania. “La experiencia en Estados Unidos tiene que ver con el diseño generativo, una aproximación orgánica hacia la arquitectura. Adaptar la arquitectura a requerimientos ambientales. La estructura se inspiró en puentes colgantes”, especifica la arquitecta (www.veroniaarcos.cl).

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