Hasta el último detalle
Una cocina perfectamente equipada y abierta para recibir invitados y no perder contacto con ellos mientras se prepara la comida.


Upholstered. Andrea Miranda no encuentra un equivalente para esa palabra en español. Es consecuencia de vivir en Nueva York desde hace 15 años y haber desarrollado la mayor parte de su carrera como arquitecta, interiorista y decoradora allá, primero trabajando para oficinas y ahora con una propia o en asociación con otros profesionales. Horas después de haber colgado el teléfono, Andrea Miranda envía un mensaje por WhatsApp: “La palabra es tapizado”. Es consecuencia de estar siempre atenta al detalle, hasta el final, como lo reflejan también estas fotos.
Andrea era el tipo de profesional que se requiere para transformar completamente un espacio que originalmente fue una bodega en el segundo piso de un edificio del West Village, que luego fue convertido en el típico loft donde viven y trabajan artistas, y ahora es el hogar de una pareja joven -él del mundo de las finanzas y ella, de la moda- y su hijo nacido recientemente. “Hubo que echar todo abajo y hacerlo de nuevo”, recuerda ella. “El piso era una mezcla de madera con cemento, lo recubrimos con otra madera. Las columnas de acero ya estaban y muchos muros tenían un estuco que se retiró. Los dueños querían el ladrillo expuesto, pero a mí no me gustaba el rojo. Le di un tratamiento, una pintura diluida que deja ver algo de lo que hay detrás y le entrega mucha suavidad”.
Hace tiempo los artistas rescataron estos inmuebles por su luminosidad y amplitud. Este en particular tiene la forma de un rectángulo de proporciones 1 x 2, con ventanales repartidos por uno de los lados largos y uno de los cortos. El gran desafío era organizar todos los servicios -cocina, baños y aire acondicionado- de una manera que no bloquearan la luz. Se optó por agruparlos junto a la pared larga sin ventanas. Eso hace que el departamento se perciba como una L.

“No es un departamento muy grande. Son alrededor de 130 m². Sí es muy alto. Casi llega a los 4 metros. Eso nos permitió que en el espacio sobre la cocina pudiéramos hacer una especie de descanso, una biblioteca a la que se accede por una escalera, y que hacia el dormitorio principal es un poco más alto y funciona como un pequeño estudio, con un escritorio y un computador”, cuenta Andrea.
Evitó muebles con demasiada personalidad o líneas muy definidas que hicieran sentir el espacio sobrecargado. Algunos estaban en manos de la pareja desde antes de cambiarse a este departamento, como los que se ven alrededor del mueble isla en la cocina. Pero la mayoría salió de Restoration Hardware, de líneas, colores y texturas suaves, como el lino. “No son muy de madera. Son más bien… upholstered”
Customización total
Por supuesto, el baño principal también tiene una forma alargada. Pero lo que más llama la atención es que en los lavatorios hay distintos niveles: “Eso es porque él es muy alto y ella, muy bajita. Había que considerar dos alturas”, cuenta Andrea Miranda. Además, ella pidió un lugar específico para maquillarse, que quedó al final de los lavatorios, junto a la tina. A la derecha, separados y con puertas, están la ducha y el WC.

Los espejos no pudieron ser con botiquín empotrado; había muchas tuberías en esa pared. La solución fue hac
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