Herramientas del pasado

El empresario Francisco Dittborn siempre ha vivido cerca de un taller. Su amor por las herramientas se remonta a sus antepasados; su papá fue, quizás, quien más lo indujo en este amor por la carpintería y desde pequeño lo acompañaba a trabajar. “Luego me puse a hacer cosas solo y entonces me di cuenta de que una buena herramienta muchas veces hace la diferencia entre un buen o mal trabajo”, cuenta Francisco.

Para Dittborn el trabajo manual es vital, “es el que nos remite a comprender cómo se hacen las cosas y también nos permite sentir el orgullo de decir ‘yo lo hice’ y también ‘yo puedo hacerlo’. Es importante sentir esa suerte de independencia de lo establecido, de recuperar el oficio y de no tener la necesidad de comprar aquello que te ofrecen -muchas veces desechable y barato- sino de hacer lo que realmente quieres o necesitas”, explica.

Corría 2013 y algunas de las herramientas de la colección de Francisco Dittborn fueron exhibidas en el Museo Histórico Nacional en la exposición “Carpinteros, herramientas del ayer”.

Luego de un trabajo delicado, largo y minucioso, dirigido por el propio Francisco y la editora Marcela Bañados Norero, nace el libro “Herramientas del pasado”, que no solo reúne su colección de herramientas, sino que incluye en 170 páginas llenas de fotografías cinco capítulos que se internan en los orígenes del coleccionismo, en una breve historia de las herramientas y de algunos fabricantes insignes, en la colección propiamente tal y un último capítulo que incluye historias de personas que trabajan con herramientas y madera en distintas áreas, como una escultora, un tornero y un ebanista, entre otros. “La idea era poder compartir con más personas este tesoro que tengo. Haber logrado esta colección es un privilegio muy grande. Cada una de estas piezas es una escultura por la que han pasado el tiempo y el uso, desgastándolas y dejando marcas en su estructura. Me emociona pensar en las horas que los maestros pasaron trabajando con ellas”, cuenta Francisco.

Tanto en la muestra del 2013 como en el libro, prologado por Claudio Di Girolamo, se muestra cómo las herramientas, desde la revolución industrial, se fueron complejizando y se automatizaron hasta llegar a la robótica de hoy.

Una vez hecha la selección por Francisco dentro de las 2 mil herramientas que quería dejar en la memoria, le pidió a Véronique Huyghe, una fotógrafa francesa, que le hiciera un registro. “Luego realizamos una nueva selección y las agrupamos en las acciones que se realizan con ellas: ‘cortar’, ‘medir’, ‘ensamblar’, ‘cepillar’, etcétera. “Paralelamente, investigamos acerca de los orígenes del coleccionismo, la historia de las herramientas y las marcas más relevantes a través del tiempo. Finalmente, quisimos aterrizar de alguna manera todos estos conceptos entrevistando a personas que efectivamente trabajaran con  la madera y con las herramientas, ya fuera de manera profesional o amateur”, cuenta la editora del libro, Marcela Bañados.

Tras muchas horas de trabajo entre la editora y el autor descubrieron que lo que realmente colecciona Francisco es el ingenio que hay detrás de cada una de sus piezas, “porque las herramientas representan la solución a un problema concreto del oficio. Cada una de ellas surgió de las preguntas que seguramente se hicieron los maestros: ¿cómo hago una ranura de una medida determinada en un listón?, ¿cómo logro un ángulo preciso para el corte?, ¿cómo obtengo la suavidad precisa para esta pieza de madera? También hay ingenio en su diseño, en su materialidad, en su ergonometría. Son humildes obras de arte nacidas del trabajo, de la meditación y de una especie de memoria ancestral de uno de los oficios más nobles del ser humano”, dice Marcela Bañados.

Un verdadero homenaje a los hombres sencillos y trabajadores que hay detrás de cada una de las herramientas de la colección, tal como lo define la editora: “Ahí están sus huellas, su esfuerzo y sus logros”.

El libro se puede comprar en  www.museotaller.cl