¿Hospitales sustentables?


Esto es algo difícil, pues en los edificios construidos para atender la salud no se puede escatimar en nada que pudiese afectar su función, salvar vidas. De partida su construcción debe ser a prueba de todo tipo de catástrofes (no pueden dejar de funcionar), de aquí que sus estructuras son muy resistentes y por ello costosas, cuentan con toneladas de fierro y concreto. Asimismo, el alto suministro de energía necesario no puede fallar, tanto para hacer funcionar todos sus equipos como para mantener temperaturas relativamente elevadas y parejas por 24 hrs los 365 días del año -entre 24 y 26 °C-, mediante equipos muy complejos y costosos; de aquí que la energía empleada debe de ser muy accesible y confiable, además de contar con un sistema de generación por si hubiese alguna falla. Es imposible contar con fotovoltaicos más baterías (encarecen aun más el costo) o eólicos (además de ser poco constantes), salvo para algunas zonas puntuales. Tampoco se puede reducir el personal médico de alta preparación (profesionales que han estudiado años en establecimientos muy especializados a un alto costo), siendo un trabajo realmente agobiador y de mucha vocación. Por otra parte, todo el material tanto medicinal como instrumental debe estar cuidándose y actualizándose permanentemente. La cantidad de deshechos que se producen en estos establecimientos es impresionante (guantes, delantales, papel tipo colusión, mangueras, jeringas, etc.) y con toda claridad: nada se puede reaprovechar o reciclar, podría ser peligroso para otros, es un tema de seguridad sanitaria implacable.
Por motivos de ‘reparaciones y mantenciones’ personales de salud, estuve un día completo en un recinto hospitalario. He asesorado a muchos arquitectos en este tipo de edificios para el ahorro de energía, pero esta vez lo viví como usuario. Estuve en una pieza compartida, más barata y apropiada; es de otra época pedir una habitación individual, pues se ocupan demasiados m² para una sola persona, además la idea de recibir visitas es erróneo (estos no son centros sociales), el concepto es salir luego para que se sanen otros. Noté que los muros con aislaciones y ventanas con vidrios con cámara de aire son imprescindibles, pero el gran acierto para el ahorro energético pasa por la implementación de equipos de climatización e iluminación altamente eficientes; por ejemplo: recuperadores de calor, calderas de condensación e iluminación led, más su correcta administración. En arquitectura, como mínimo: las ventanas deben de ser de tamaños menores (el sol complica demasiado), contar con ‘chifloneras’ o dobles puertas en accesos, contemplar patios interiores (para luz y ventilación natural) y permitir facilidad de modificaciones interiores. En síntesis, no es fácil el ahorro en este tipo de construcciones, lo sustentable sería ser sano, cuidarse todo lo posible para no ir a estos recintos... es lo razonable.
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