Gaspar,

con tan solo 5 años, sigue los pasos de su papá: el rock & roll. Es indudable que lo lleva en su ADN. Llega del colegio y corre a su pieza, se saca los zapatos y comienza a tocar muy fuerte en la batería todos los ritmos que tiene en su cabeza, las canciones de Los Ciervos -la banda de su papá-; las de Motorama y la de Los Minerales, que aclaremos es su banda. Nombre que, por cierto, es obvio. Colecciona minerales, cuarzos y todo tipo de piedras que encuentra en sus excursiones. Fue en los ensayos de su papá y hasta en las mismas tocatas donde descubrieron su oído musical y su capacidad para llevar el ritmo. Comenzó, casi a modo de juego, con las guitarras -todas de él-, y ahora está feliz con su regalo de Navidad, una batería. Puntualiza: “Quiero seguir siendo músico.

Tocar la batería con mi papá en la banda de Los Ciervos... ser futbolista y abogado... ¡Quiero ser un roquero famoso!”.

Matilde

tiene 12 años. En la foto aparece con Clara, su hermana de 4. Le está mostrando su último collage. Aquí el espacio está pensado para lo que más le gusta hacer a su dueña. No solo le encanta pintar, sino también realizar manualidades. Vive haciendo collages y... ¡todo lo colecciona! Recorta revistas, guarda conchitas, botones, brillantina y cuanto material posible encuentre. Pero también tiene muchísimos libros. Le encanta leer. Aunque -confiesa- no precisamente las lecturas que le dan en el colegio. Lo último que leyó fue la saga de Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins, y no le bastó con hacerlo una vez, lo hizo en innumerables ocasiones. La decoradora Francisca Varela creó una zona de estudio limpia, en blanco, tal como un lienzo para pintar, un mueble en obra que con estantes inclinados permite un buen almacenaje, un lugar ideal para tener ordenadas y clasificadas cada una de las piezas, que para Matilde son claves para crear cada una de sus obras de arte.

Lucas y Santiago

son hermanos y comparten un dormitorio. Uno tiene 11 años y el otro, 12. Son los mayores de un total de cinco hermanos, cuatro hombres y una única mujer de 3 años. Les encantan los autos, pero su debilidad son los legos. Siempre están ahorrando para sumar un nuevo diseño a su colección. Tienen cientos. Aunque a simple vista no se ven. Su mamá le pidió a Orlando Gatica que proyectara un dormitorio funcional, adaptable a cada etapa de crecimiento de sus hijos. La idea era mantener el mismo espacio incluso hasta que fueran a la universidad. Es así que las camas se dispusieron en L para dejar libre la zona central, la de juego, al que eventualmente se puede sumar el área de las mismas camas, que se dejaron bajas, justamente para aunarse y con ello convertirse en parte de este escenario y, en esta ocasión, parte fundamental de ¡saltar! El escritorio lo conforma una mesa anexada al muro. El resto son muebles para almacenar, con tapas -para cubrir el desorden- y repisas para exhibir sus legos. Pero UK es protagónico. El mayor de los hijos nació en Inglaterra, y por ello le pidió a su mamá cubrecamas con la bandera. “Me fascina UK, los juegos olímpicos y todo”, dice. Es el hincha número 1.

Reflejo de una realidad futura, los espacios de niños deben ser hechos a su medida. Y no hablamos solo del tamaño, sino el espacio que habita su mente.