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Todo por San Pedro

Cuatro personas han dado su vida por este pueblo altiplánico. Algunos nacieron aquí y otros, enamorados del lugar, decidieron dejar sus raíces para venirse a vivir al desierto. Cada uno, en sus diferentes trabajos, es un real aporte para este pequeño poblado de la II Región. Un pueblo que aún lucha por preservar la cultura atacameña que tanto pesa detrás. Aquí se los presentamos.

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Evangelista Soza: El tejido hereditario

Evangelista Soza es una de las pocas mujeres de San Pedro que conservan la práctica del tejido a telar. Dice que lo aprendió a los seis años en el pueblo de Talabre, observando a sus padres, quienes se encargaban de tejer la ropa para su numerosa familia. Madre de nueve hijos, a sus 70 años, esta mujer mantiene el oficio vivo y desde su taller, en el Pueblo de los Artesanos, agrupación que ella misma dirige, trabaja todos los días en sus telares de cuatro estacas y dos pedales, instrumentos que la acompañan hace más de 40 años. Aquí nacen telas y ponchos con diseños ancestrales y fuertes tonalidades, en base a lanas que ella misma recolecta de los animales que cría en su casa.
Un total de 50 personas han pasado por el taller de Evangelista en busca de enseñanza, porque una de las características que la hace conocida y querida es su vocación de maestra.
Teléfono: 8-958 7572

Mauricio Ciocca: El sabor del desierto

La gran afluencia de turistas que en los últimos quince años ha llegado en masa a este pueblo altiplánico ha dado lugar a un visible desarrollo de la oferta gastronómica. Esto muy bien lo entendió Mauricio Ciocca el año 95, cuando llegó desde Santiago junto a un grupo de amigos en busca de calidad de vida. "Me quedé acá y con los pocos ahorros que tenía abrí un café que era el único lugar donde existían helados y bebidas heladas, gracias al grupo electrógeno que me traje para generar luz", relata este ingeniero comercial de 42 años.

Así comenzó en este rubro y gracias a su espíritu emprendedor hoy tiene cuatro restaurantes: El Adobe, La Estaka, Blanco y Casona Chilena, todos ubicados en la calle principal de San Pedro y construidos tratando de mantener la línea constructiva local, con adobe, brea, piedra y arcilla.

Su mujer, Francisca Echeverría, lo acompaña en esto. Ella es la chef ejecutiva de todos los locales donde el tipo de comida es variado, una mezcla de chilena con fusión internacional. "Fomentamos que la gente de los pueblos cercanos nos vendan los productos que cultivan para rescatar ingredientes locales y que los extranjeros los conozcan", cuenta Mauricio, quien en forma paralela se dedica también a la defensa medioambientalista de esta zona, en pos de resguardar el patrimonio ecológico que todavía esconde San Pedro.
Teléfono: 55-851 164
Web: cafeadobe.cl

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Magdalena Gutiérrez: El amor por la tierra

El carácter constructivo de San Pedro de Atacama tiene su sello. La edificación de baja altura tiene su origen en la conjunción del testimonio que dejó la arquitectura prehispánica en tierra con la tradición de los españoles hacia el año 1550, bajo la técnica del adobe que hoy se mantiene y es patrimonio nuestro.

Una mujer que ha sabido amar este tipo de construcción es la arquitecta Magdalena Gutiérrez, quien hace 21 años echó raíces en este pueblo para continuar con un proceso de aprendizaje sobre construcción contemporánea en tierra cruda, mediante la técnica de adobe y tapial. "Tengo amor por la tierra, por esa arquitectura sencilla y sin pretensiones hecha por la propia gente de este pueblo. San Pedro es un buen ejemplo de esto y lo que ya existe hay que mantenerlo y enriquecerlo", dice.

El tapial, cuenta Magdalena, se traduce en compactos moldajes cuya materia prima se obtiene del mismo oasis, como ripio, piedrecilla, arena gruesa y tierra arcillosa, logrando "un excelente comportamiento térmico y sólida estructura que se mantiene en el tiempo", afirma, al tiempo que explica que el adobe es fabricado en el terreno mismo, algo muy usado en esta zona y que constituye muros de buena calidad.

Magdalena además trabaja en el rescate de la tierra cruda mediante una labor comunitaria y la fundación que creó el 2006, Patrimonio Vivo, que persigue el resguardo de todas las ramas del arte que se dan en esta zona de San Pedro.

Teléfono:

7-748 3545

Mail:

mgarquitierra@yahoo.com

Rubén Reyes: El derecho a preservar

Doce mil años de historia acarrea la cultura atacameña o Likan Antai, que en idioma kunza significa 'habitantes del territorio', etnia indígena que habitó la zona interior del desierto de Atacama. Por esta razón, hoy los atacameños siguen siendo un pueblo originario y son ellos quienes, en su mayoría, trabajan por resguardar el legado que les dejaron sus antepasados.

Lo anterior es justamente lo que mueve desde los 15 años al profesor, concejal, presidente del Consejo Lingüístico y consejero nacional indígena de la Conadi, Rubén Reyes, quien orgulloso de su descendencia atacameña reconoce ser un trabajador incansable por su perpetuación. "La cultura se está perdiendo... lo que estamos haciendo es fortalecer a jóvenes para que sepan que son atacameños y cuiden el territorio", dice, y agrega: "Pero sin enfrentamientos. Somos personas pasivas que creemos en otras herramientas para generar logros".

El rescate de la lengua kunza, casi extinta, mediante la creación de la Academia de Historia y Lengua del Pueblo Likan Antai, una entidad en camino de formación, es una de las iniciativas que más tiempo le quitan; sin embargo, acrecentar la identidad cultural a través de celebraciones en torno a la tradición y la agricultura, ferias de trueque y la protección de recursos naturales escasos, como el agua, son otras iniciativas que mantienen a Rubén a un ritmo intenso en razón de defender este patrimonio cultural.
Mail: rubenreyesaymani@gmail.com

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