El largo y tortuoso camino de Locke & Key para ser una serie en Netflix

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Tres pilotos se tuvieron que realizar y dos cadenas tuvieron que rechazar la iniciativa, además de fallidos intentos para convertirla en película, para que la adaptación pudiese salir adelante.


El próximo 7 de febrero debutará finalmente Locke and Key, la adaptación que presentará Netflix a partir del popular cómic escrito por Joe Hill y dibujado por el chileno Gabriel Rodríguez, cuyo camino hacia un entorno audiovisual ha sido tormentoso, incluyendo la realización de pilotos que fueron desechados.

Centrándose en la historia de una familia marcada por la tragedia, quienes se trasladan a un viejo hogar que esconde múltiples secretos, la historia gira en torno a una serie de llaves mágicas que tienen diversas cualidades.

Pero quizás lo llamativo es que precisamente el camino de adaptación del cómic ha estado armado por todas aquellas chapas que nunca pudieron abrirse en manos de los diversos realizadores que intentaron sacarla adelante.

Los primeros intentos

Los primeros en tomar las riendas de una adaptación fueron los responsables de Dimension Films, la subsidiaria que era parte de The Wenstein Company, quienes nunca concretaron su opción.

Posteriormente, en febrero de 2010, los guionistas Alex Kurtzman y Roberto Orci (Star Trek, Fringe, Transformers 2) se hicieron de los derechos con un primer objetivo de convertir a la adaptación en una película a partir del trato que tenían con DreamWorks.

Un par de meses después, en agosto de 2010, Steven Spielberg se involucró a través de DreamWorks Television para hacer del proyecto una serie de televisión. En esa ocasión también se sumó . Josh Friedman (Terminator: The Sarah Connor Chronicles, War of the Worlds) para trabajar como escritor/productor ejecutivo del proyecto.

En septiembre de ese mismo año la serie pasó a Fox, quienes en octubre de 2010 aprobaron la realización de un episodio piloto que fue dirigido por Mark Romanek, conocido por dramas como One Hour Photo y Never Let Me Go.

Lamentablemente, en mayo de 2011, la cadena decidió no dar luz verde a la serie, que en aquella primera versión cuyo elenco era encabezado por Miranda Otto (El Señor de los Anillos), Nick Stahl (Terminator 3) y Mark Pellegrino (Lost, Dexter). Tras esa debacle, intentaron vender la idea a otras cadenas, pero todo quedó en nada debido a los costos cada vez más elevados

Tras esa primera versión, cuyo piloto fue presentado especialmente en la Comic-Con de San Diego en 2011, la historia de Locke and Key solo quedó marcada por rumores. Universal Pictures evaluó la posibilidad de realizar una trilogía cinematográfica en 2012 y Roberto Orci siguió avanzando con el proyecto, pero la iniciativa comenzó a diluirse hasta el año 2015, en donde nuevamente volvió a sustentarse la posibilidad de concretar una serie.

El segundo piloto y la versión final

En abril de 2017, el servicio de streaming Hulu pidió la realización de un nuevo piloto, esta vez con Carlton Cuse (Lost) y Scott Derrickson (Doctor Strange) como productores, pero este último fue reemplazado en el camino por el argentino Andy Muschietti (It), quien tomó las labores de dirección. A partir de ahí, Frances O'Connor se sumó al elenco, pero ya en marzo de 2018 quedaba claro que Hulu prefirió no seguir adelante.

El relevo lo tomó en última instancia Netflix, que tomó el proyecto para redesarrollarlo, manteniendo a Cuse y sumando a Joe Hill, mientras que Muschietti se quedó como productor ejecutivo. Eso dio pie a la realización de un nuevo piloto, el tercero si llevan la cuenta, que tuvo un nuevo elenco, salvo por Jackson Robert Scott, quien interpretó a Bode Locke en la versión de Hulu.

El cómic, que concluyó su historia hace un par de años, cuenta con una épica notable que podría dar pie a una gran serie de televisión y la esperanza es que esta última versión, que finalmente sí se concretó, presente a partir de febrero una historia que haga justicia a la historia original.

Y a juzgar por el primer tráiler revelado por Netflix, la adaptación precisamente parece captar el tono que necesita una historia más marcada por el suspenso y la cautivación por lo desconocido, que por elementos que solo tengan relación con la puesta en escena.

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