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A menos de un año de asumir: Las razones del jefe del Comando Sur de EE.UU. para anunciar su abrupto retiro

La salida del almirante Alvin Holsey, cuya asignación suele durar tres años, se produce en medio de los ataques del Pentágono contra presuntos narcotraficantes en el mar Caribe y las crecientes tensiones con Venezuela.

El comandante del Comando Sur, almirante Alvin Holsey, se reunió en junio pasado con la ministra de Defensa Adriana Delpiano, en su primera visita oficial a Chile desde que asumió el mando en noviembre de 2024. Foto: Comando Sur de EE.UU.

En junio pasado, en el contexto de la participación de Estados Unidos en el ejercicio “Estrella Austral 2025”, el comandante del Comando Sur, el almirante Alvin Holsey, realizó su primera visita oficial a Chile desde que asumió el mando en noviembre de 2024, en reemplazo de la general del Ejército Laura Richardson.

Y en su actividad más reciente, Holsey finalizó este miércoles su visita al Caribe con parada en Antigua y Barbuda y Granada, para reforzar alianzas “vitales” en “la larga cooperación en materia de seguridad”, en el marco del despliegue militar de EE.UU. en la región por las crecientes tensiones con Venezuela.

Pero en un giro dramático, y en medio de la escalada con Caracas y los ataques militares de Estados Unidos contra presuntos narcotraficantes en el Caribe, Holsey dejará el cargo a fines de este año, anunció el secretario de Defensa, Pete Hegseth, en las redes sociales.

Así, la abrupta salida del almirante se produce menos de un año después de asumir la jefatura del Comando Sur, que supervisa las operaciones en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe. El puesto suele durar tres años.

En un comunicado compartido en redes sociales, Hegseth no reveló el motivo del plan de la partida de Holsey, quien es uno de los dos oficiales afroamericanos de cuatro estrellas que lideran un comando combatiente de EE.UU. Sin embargo, The Washington Post dijo que este jueves no se aclaró con qué rango se jubilará Holsey. Dejará el servicio mucho antes de cumplir los tres años requeridos para jubilarse como almirante de cuatro estrellas.

“En nombre del Departamento de Guerra”, declaró Hegseth, refiriéndose al cambio de nombre del Pentágono, “expresamos nuestra más profunda gratitud al almirante Alvin Holsey por sus más de 37 años de distinguido servicio a nuestra nación, ya que planea retirarse a finales de año”.

“El almirante Holsey ha ejemplificado los más altos estándares de liderazgo naval (...) y ha demostrado un compromiso inquebrantable con la misión, el pueblo y la nación”, subrayó Hegseth, tras lo que añadió que “su mandato como subcomandante militar y actual comandante del Comando Sur de Estados Unidos refleja un legado de excelencia operativa y visión estratégica”.

“El equipo del Comando Sur ha hecho contribuciones duraderas a la defensa de nuestra nación y continuará haciéndolo”, afirmó Hegseth a través de un comunicado difundido por la entidad militar en la red social X en el que fijó como su último día de trabajo el 12 de diciembre de 2025.

Con todo, varios medios estadounidenses, entre ellos el diario The New York Times y la cadena CNN, indicaron en base a fuentes institucionales la existencia de tensiones entre Holsey y Hegseth a causa de los bombardeos contra embarcaciones supuestamente vinculadas al narcotráfico y del despliegue de una misión militar con hasta 10.000 tropas en el Caribe, la mayoría de ellos en bases en Puerto Rico, pero también unos 2.200 marines, en una operación que suma ocho buques de guerra y un submarino. A ello se suma la autorización del Presidente Donald Trump a la CIA para realizar operaciones encubiertas en Venezuela.

Una fuente informó a Reuters que hubo tensión entre el comandante de cuatro estrellas y Hegseth, así como dudas sobre su despido en los días previos al anuncio.

The New York Times dijo que un funcionario estadounidense anónimo afirmó que Holsey “había expresado su preocupación por la misión y los ataques a los presuntos barcos cargados de drogas”.

Las tensiones habían estado latentes entre Hegseth y Holsey durante semanas antes de que este anunciara su partida, según informaron a CNN dos fuentes familiarizadas con el asunto. Hegseth no creía que Holsey actuara con la suficiente rapidez ni agresividad para combatir a los narcotraficantes en el Caribe, y se quejó de no haber recibido la información necesaria sobre las operaciones, indicaron las fuentes. Sin embargo, al Comando Sur le preocupaba que las operaciones no fueran legales, añadieron las fuentes.

Las tensiones llegaron a su punto álgido durante una reunión entre Hegseth, Holsey y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Dan Caine, el 6 de octubre en el Pentágono, según una de las fuentes. Holsey ofreció su dimisión durante la reunión, añadió la fuente, pero la idea se pospuso y su salida no se anunció hasta más de una semana después.

En la misma línea, The Washington Post aseguró que dos personas familiarizadas con el asunto afirmaron que Hegseth se había desencantado con Holsey y quería que dimitiera. El escrutinio comenzó hace aproximadamente un mes, aproximadamente al mismo tiempo que la administración Trump comenzó a ordenar ataques mortales contra supuestos barcos narcotraficantes frente a las costas de Venezuela, según informaron, hablando bajo condición de anonimato para tratar un tema delicado.

A pesar de ello, el portavoz del Pentágono, Sean Parnell, subrayó en X que “no ha habido dudas ni preocupaciones sobre esta misión”. “Esto es una mentira total. Nunca ha pasado”, indicó acerca del presunto disenso.

Pero Reuters destacó que hace menos de una semana, el Pentágono anunció que sus operaciones antinarcóticos en la región no serían lideradas por el Comando Sur, con sede en Miami, sino por la II Fuerza Expedicionaria de la Infantería de Marina, una unidad capaz de realizar operaciones rápidas en el extranjero con base en Camp Lejeune, Carolina del Norte.

Esta decisión sorprendió a los observadores militares estadounidenses, ya que un comando combatiente como el Comando Sur normalmente lideraría cualquier operación de alto perfil.

En una declaración compartida por la cuenta X del Comando Sur, Holsey les dijo a los 1.200 militares y civiles bajo su mando: “Confío en que seguirán adelante, centrados en su misión que fortalece a nuestra nación y garantiza su permanencia como un faro de libertad en todo el mundo”. “¡Sigan adelante!”, añadió.

No obstante, el retiro del almirante despertó también sospechas entre los congresistas estadounidenses más próximos a las actividades del Ejército, como el representante Adam Smith, el demócrata de mayor rango en el Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, quien mostró su alarma en declaraciones recogidas por el propio The New York Times: “Antes de Trump, no recuerdo ningún comandante combatiente que hubiera dejado su puesto antes de tiempo”.

Por su parte, el senador Jack Reed, el demócrata de mayor rango en el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, transmitió que “en un momento en que las fuerzas estadounidenses se están reforzando en todo el Caribe y las tensiones con Venezuela están en su punto álgido, la salida de nuestro principal comandante militar en la región envía una alarmante señal de inestabilidad en la cadena de mando”.

“La renuncia del almirante Holsey solo acentúa mi preocupación de que esta Administración esté ignorando las lecciones aprendidas con tanto esfuerzo en campañas militares estadounidenses anteriores y el consejo de nuestros combatientes más experimentados”, aseveró en un mensaje en el que tachó de “imprudente y peligrosa” la posibilidad de ejecutar “cualquier operación para intervenir militarmente en Venezuela, especialmente sin la autorización del Congreso”.

Apenas unas horas después del anuncio del retiro de Holsey, Estados Unidos ejecutó su sexto ataque contra una embarcación en el mar Caribe bajo el pretendido argumento de estar involucrada en actividades de narcotráfico.

Un cargo gubernamental indicó a distintas cadenas estadounidenses, incluidas ABC y NBC, que el Ejército de Estados Unidos realizó un ataque aéreo durante la jornada sin llegar a matar a toda la tripulación, como ha sido el caso de los cinco anteriores bombardeos de este tipo, que acabaron con la vida de hasta 27 personas de Venezuela, Colombia y Trinidad y Tobago.

Según el medio Politico, el repentino cambio en el Comando Sur es la última reestructuración de los altos mandos militares bajo la administración Trump. El entonces jefe del Estado Mayor Conjunto, general C.Q. Brown, y la jefa de la Armada, almirante Lisa Franchetti (la primera mujer en ocupar el cargo), fueron despedidos en febrero, junto con los principales oficiales legales de las Fuerzas Armadas. En abril, el jefe del Comando Cibernético, general Timothy Haugh, fue destituido.

Y el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general David Allvin, planea jubilarse en noviembre, justo a la mitad de su mandato de cuatro años.

CNN agrega que Hegseth también despidió al general James Slife, exvicejefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, y al teniente general Jeffrey Kruse, exdirector de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos.

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