
Donald Trump vs. Elon Musk: Los detalles del estrepitoso fin del “bromance” entre el Presidente y el empresario
La relación entre ambos se fue deteriorando con el tiempo. A Musk le habría molestado que Trump rechazara al candidato que él había propuesto para dirigir la NASA y todo explotó cuando el CEO de Tesla criticó el proyecto de ley insignia del gobierno.

Cuando Elon Musk anunció el fin de su período como asesor de la Casa Blanca a fines de mayo, agradeció al Presidente Donald Trump por darle la oportunidad de reducir el gasto público. Mientras que el mandatario estadounidense se desvivió por despedirlo con todos los honores, recibiéndolo en el Salón Oval para su salida. Sin embargo, la relación estaba a punto de romperse y solo era cuestión de tiempo para que explotara.
Así, la alianza que se fortaleció cuando Trump asumió el mando en enero pasado y que parecía inquebrantable estalló el jueves en una serie de ataques públicos desde sus propias plataformas de redes sociales, que fueron creciendo como una bola de nieve, en la que hubo descalificaciones y también amenazas. A tal punto llegó, que el viernes el presidente calificó al empresario tecnológico como “el hombre que ha perdido la cabeza” y declaró a ABC News que “no estaba particularmente” interesado en hablar con él sobre su disputa.

Habría sido justamente en la despedida en la Casa Blanca donde todo se habría desmoronado y habría acelerado la ruptura. El diario The New York Times -que conversó con 13 personas con conocimiento directo de la relación entre ambos- señaló que apenas minutos antes de entrar al Salón Oval, un asistente le entregó a Musk un archivo en los que se mostraba que el candidato de Trump para dirigir la NASA -que también era un estrecho colaborador del CEO de Tesla- había hecho donaciones a demócratas prominentes en los últimos años, incluidas algunas de las cuales Trump se estaba enterando por primera vez.
“El presidente dejó a un lado su indignación y se armó de valor con una cordial despedida pública. Pero en cuanto las cámaras abandonaron el Salón Oval, el presidente confrontó a Musk. Empezó a leer algunas de las donaciones en voz alta, negando con la cabeza”, indicó el periódico.
Musk, quien lucía un ojo morado que atribuyó a un puñetazo de su hijo pequeño, intentó explicarlo argumentando que a Jared Isaacman -su candidato para la NASA- le importaba que las cosas se hicieran. Sí, había donado a los demócratas, pero a mucha gente también, sostuvo el Times. Pero no pudo convencer a Trump, quien habría dicho que las personas no cambian. Era el comienzo del fin.
La relación entre ambos no pasaba por un buen momento, se había ido erosionando a medida que Musk se enfrentaba a funcionarios de gobierno. El meteórico ascenso al interior del círculo del mandatario, al punto de autoproclamarse como el “primer amigo” de Donald Trump, acaparó la atención no solo en la Casa Blanca, sino que en todo el mundo
Tras el fracaso de la nominación de Isaacman, Musk centró su atención en atacar duramente el proyecto de ley republicano que se está tramitando en el Congreso y que enfrenta un futuro incierto en el Senado. La “grande y hermosa” ley presupuestaria como la ha bautizado Trump fue aprobada por un estrecho margen en la Cámara de Representantes el mes pasado e incluye gran parte de su agenda legislativa para el segundo mandato. De aprobarse, recortaría impuestos y destinaría más dinero al Ejército y a la aplicación de las leyes de inmigración.
El diario indicó que, tanto en privado como en público, Musk se enfureció por el proyecto de ley, creyendo que su gasto eliminaría los supuestos ahorros de su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que él mismo encabezó hasta fines de mayo y aumentaría el déficit federal. “Lo siento, pero ya no lo soporto. Este proyecto de ley de gastos del Congreso, enorme, escandaloso y desmesurado, es una abominación repugnante”, escribió el hombre más rico del mundo en X. “Debería darles vergüenza a quienes votaron a favor: saben que hicieron mal. Lo saben”.
La ruptura, indicó The Washington Post, puso de relieve los riesgos políticos y financieros que cada uno de ellos podría afrontar ahora a partir de una disputa prolongada.
Si en un principio Trump se había mantenido en silencio, fue durante una reunión con Friedrich Merz, el nuevo canciller de Alemania, en el Salón Oval, que finalmente se desahogó contra Musk, diciendo que estaba “muy decepcionado con Elon”.

Y eso fue el punto de inflexión. El multimillonario respondió rápidamente en X. “Sin mí, Trump habría perdido las elecciones, los demócratas controlarían la Cámara de Representantes y los republicanos tendrían 51-49 en el Senado”, escribió Musk. “Qué ingratitud”, añadió, atribuyéndose el mérito de la elección del mandatario republicano.
La ofensiva de Musk no se detuvo ahí. En una publicación en X, preguntó a sus 220 millones de seguidores si era hora de “crear un nuevo partido político en Estados Unidos que realmente represente al 80% del centro”.
Además, señaló su distanciamiento de la órbita de Trump al pedir que “dejaran de seguir” a Stephen Miller, uno de los principales asesores de Trump, cuya esposa ha estado trabajando para Musk.
Trump respondió con publicaciones en Truth Social diciendo que “la manera más fácil de ahorrar miles de millones de dólares en nuestro presupuesto es cancelar los subsidios y contratos gubernamentales de Elon. Siempre me sorprendió que (Joe) Biden no lo hiciera”.
Musk respondió declarando que era “hora de soltar la bomba” de que Trump “está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos. ¡Que tengas un buen día, DJT!”.
El CEO de Tesla se refería a Jeffrey Epstein, el magnate financiero estadounidense que fue encontrado muerto, en agosto de 2019, en una celda en la ciudad de Nueva York, mientras esperaba su juicio por cargos de tráfico y abuso sexual de menores.
Los archivos relacionados con la investigación de Epstein se han convertido en un punto de obsesión para Trump, sus aliados y figuras de la prensa de derecha. Se ha especulado, sin pruebas, que funcionarios del gobierno participaron en un encubrimiento para proteger a conocidos colaboradores de Epstein, quienes, según afirman, podrían haber participado en sus delitos.
Musk, quien tiene un historial de hacer y amplificar afirmaciones falsas, no presentó ninguna prueba que sustentara su acusación.

Ya más tarde, Musk pidió el impeachment de Trump. “Sí”, publicó el empresario en X en respuesta a otro usuario que escribió: “Presidente vs. Elon. ¿Quién gana? Apuesto por Elon. Trump debería ser destituido y JD Vance debería reemplazarlo”, en alusión al actual vicepresidente estadounidense.
En otra publicación, Musk dijo: “A la luz de la declaración del presidente sobre la cancelación de mis contratos gubernamentales, SpaceX comenzará a desmantelar su nave espacial Dragon de inmediato”, aunque después se señaló que habría desistido de tal idea. Esto, luego de que Bill Ackman, el multimillonario gestor de fondos de cobertura, hizo un llamado a hacer las paces “por el bien de nuestro gran país”. Musk le respondió: “No te equivocas”.
Pero Trump sigue enojado y, según The New York Times, estaría considerando vender el auto Tesla rojo que compró en marzo en apoyo a Musk, justamente en medio de las críticas por su rol en el gobierno.
Una relación especial
El lazo entre Musk y Trump se remonta al primer mandato del republicano (2017-2021). Fue entonces que el empresario tecnológico se unió a varios consejos asesores de la Casa Blanca, incluido el “consejo de empleo manufacturero”.
Sin embargo, solo unos meses después Musk dejó esos roles citando la retirada de Trump de los Acuerdos de París. “El cambio climático es real. Abandonar París no es bueno ni para Estados Unidos ni para el mundo”, tuiteó el magnate en junio de 2017.

Pese a lo anterior, siguió manteniendo una estrecha relación con el gobierno federal, ya que su empresa de cohetes SpaceX tiene miles de millones de dólares en contratos con la NASA y otras agencias.
Trump elogió a Musk durante el lanzamiento de SpaceX en Florida en 2020, y en un momento dado dijo: “Hablo con él constantemente. Es un tipo estupendo. Es uno de nuestros grandes cerebros. Nos gustan los grandes cerebros. Y Elon ha hecho un trabajo fantástico”.
Tras una breve disputa que mantuvieron a mediados de 2022, el multimillonario tecnológico finalmente respaldó formalmente la candidatura de Trump el 13 de julio de 2024, momentos después de que este sobreviviera a un intento de asesinato en un mitin de campaña en Butler, Pennsylvania.
“Apoyo plenamente al Presidente Trump y espero su rápida recuperación”, escribió Musk junto a un video del candidato presidencial ensangrentado levantando el puño en el aire mientras estaba rodeado de agentes del Servicio Secreto.
Musk se unió a Trump en la campaña electoral y gastó aproximadamente 277 millones de dólares para ayudar a elegirlo a él y a otros candidatos republicanos, principalmente a través de un súper PAC (Comité de Acción Política) llamado America PAC, según muestran los registros de financiamiento de campaña.
Trump elogió a Musk durante su discurso de victoria en la noche de las elecciones del 5 de noviembre pasado: “Ha nacido una estrella”, dijo el republicano. “Es un tipo increíble”.
Según The Wall Street Journal, el primer adelanto de cómo operaría Musk en el gobierno se produjo en diciembre, mientras Trump se preparaba para asumir el poder. Los tuits del CEO de Tesla -inquietantemente similares a los de esta semana- contribuyeron a frustrar la medida inicial de fin de año del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, para evitar el cierre del gobierno federal. Esto sumió al Congreso en el caos, ya que el multimillonario encubrió a los representantes descontentos con las cuantiosas disposiciones de gasto del proyecto de ley.
Trump nombró al magnate para dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental, o DOGE , que tenía la tarea de recortar el gasto del gobierno federal, pero quedó muy lejos del objetivo de Musk de un billón de dólares. En todo caso, pareció tener éxito en llamar la atención cuando agitó literalmente una motosierra, mientras enfurecía a los asistentes y secretarios del gabinete que se cansaban de sus payasadas.
El empresario se convirtió rápidamente en miembro del círculo íntimo de Trump, participando en reuniones de gabinete y viajando en el Air Force One con su hijo pequeño. Menos de un mes después de asumir el cargo en el gobierno, Musk declaró en X: “Quiero a Donald Trump tanto como un hombre heterosexual puede querer a otro hombre”.
DOGE ganó rápidamente una gran influencia dentro de la administración Trump, recortando personal gubernamental y casi desmantelando algunas agencias federales.
Musk y Trump aparecieron juntos en el Salón Oval en febrero -con el hijo de Musk a cuestas- y respondieron conjuntamente preguntas de la prensa.
Trump respaldó a Musk en medio de distintas controversias y en momentos en que se enfrentaba a los funcionarios de gobierno. Su presencia en el Ala Oeste desató varias otras preocupaciones sobre conflictos de intereses, la más reciente de las cuales hizo que 42 demócratas escribieran al inspector general del Pentágono para hacer sonar la alarma sobre la posible participación de SpaceX en el sistema de defensa antimisiles Golden Dome de Trump.
La prensa ha señalado que una disputa prolongada no es beneficiosa para ninguno de los dos. A Musk le podría resultar ser muy costosa, porque sus empresas se han beneficiado de miles de millones de dólares en contratos, por lo que nadie descarta que se puedan arreglar en el futuro.
Según The Wall Street Journal, “el tiempo de Musk en Washington ha demostrado dos cosas: es bueno provocando controversias y no tanto creando consensos, más allá de su propia cámara de resonancia. Es el general William Sherman quemando Atlanta, no el secretario de Estado George Marshall reconstruyendo Europa”.
“Una Casa Blanca empeñada en represalias podría fácilmente obstaculizar a Musk y sus empresas de diversas maneras: el presidente ya ha amenazado con cancelar contratos gubernamentales. Musk se había quejado durante mucho tiempo del escrutinio regulatorio al que se había enfrentado, injustamente, según él, por parte de la administración anterior. Ahora, un Musk desatado parece dispuesto a intentar torpedear la agenda del presidente, arruinando el breve período que tiene el republicano antes de las elecciones intermedias, cuando su presidencia se vuelve mucho más difícil si los demócratas toman el control del Congreso”, concluyó el periódico económico.
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