
Expertos apuntan a fórmulas domiciliarias ante “tsunami demográfico por envejecimiento” que afrontará el sistema de salud
El aumento de personas mayores es una realidad en Chile y en el resto del mundo. Por ello, especialistas coinciden en que es necesario cambiar el enfoque hacia modelos preventivos y atenciones en casa, que permitan atender de manera eficiente a la población envejecida y evitar presiones críticas sobre los hospitales.

El Censo 2024 reveló un giro demográfico profundo: Chile ya no es un país joven. De acuerdo a los datos de la última medición, el Índice de Envejecimiento muestra que por cada 100 personas de 14 años o menos, hay 79 personas de 65 años o más en el país. Esta cifra era 22,3 en 1992.
Pero Chile no es un caso único, sino que refleja la nueva realidad de los países. En casi todo el mundo las poblaciones están envejeciendo a un ritmo acelerado, lo que se traduce en una larga lista de desafíos, entre ellos la sostenibilidad de las pensiones, la disponibilidad de cuidadores y, sobre todo, la capacidad de los sistemas para atender a una creciente cantidad de personas mayores y las múltiples condiciones que acompañan el paso de los años.
Este fue uno de los temas que el coordinador médico de Medicina Domiciliaria del Hospital Italiano de Buenos Aires, Cristian Gallo, abordó durante el Roche Press Day, realizado el 7 y 8 de octubre en Ciudad de México. Y es que, según expuso, las cifras son alarmantes: la expectativa de vida ha aumentado y se proyecta que para el año 2050 la población mayor de 65 años crezca un 185%; la de mayores de 80, un 300%, y la de mayores de 100, un 1.000%. En sus palabras esto significa “un tsunami demográfico”.
Ocurre que la extensión de la vida no necesariamente va de la mano con su calidad. De hecho, en los centros asistenciales nacionales esta realidad ya se refleja: las atenciones en las salas de urgencia han aumentado un 45% desde 2020. Si bien parte de este incremento se explica porque durante la pandemia muchas personas evitaron acudir a los servicios de salud, lo que dejó atenciones pendientes, los expertos advierten que también influyen otros factores, como el envejecimiento sostenido de la población.
En ese contexto, el especialista de Argentina afirma que hay que cambiar los modelos de atención de los centros de salud con el fin de que no colapsen una vez que esta población adulta se convierta en la mayoría. “Muchos están confinados al domicilio, se descompensan frecuentemente y cuando acceden al sistema de salud es a través de la urgencia y la internación. La idea es adaptar el modelo hacia uno más preventivo y proactivo", propone Gallo.
En ese contexto, el especialista del Hospital Italiano de Buenos Aires promueve dos iniciativas de atención domiciliaria, en las cuales ha participado y que ha estudiado en profundidad. La primera es el home-based primary care, una forma de atención primaria centrada en el hogar que, en términos simples, consiste en equipos médicos que visitan a los pacientes en sus casas y realizan un seguimiento integral de sus condiciones y estilo de vida. Y que según la evidencia este enfoque ha permitido reducir las hospitalizaciones, las consultas en servicios de urgencia y, además, mejorar la calidad de vida de las personas.
En ese contexto, el experto agrega que “la gestión de casos implica que todo el equipo se sienta a hablar del paciente. Hoy el sistema es fragmentado, porque la persona circula entre distintos especialistas y cada uno le dice algo diferente, lo que aumenta las interacciones entre medicamentos y genera más eventos adversos. En cambio, los equipos proactivos que van a visitarlo buscan prevenir complicaciones y establecer un plan de cuidado único”.
La segunda iniciativa es la hospitalización domiciliaria, un modelo en el que la atención médica sustituye la internación en un centro asistencial. En la práctica, esto significa que un paciente con una infección urinaria o una neumonía, por ejemplo, puede recibir tratamiento antibiótico endovenoso en su propio hogar.
De hecho, en Chile esta es una modalidad que está incluida en el sistema público.
De acuerdo con Gallo, este tipo de atención no solo resulta más confortable y segura para el paciente, sino que además libera camas hospitalarias y reduce significativamente los costos: “En nuestro modelo hemos demostrado un ahorro cuatro veces mayor en comparación con una cama hospitalaria, tanto en costos fijos como variables”, afirma. Y explica que este es un punto importante, porque los mayores son más costosos debido a su fragilidad y carga de enfermedad.
Durante la discusión del Presupuesto, las autoridades locales han destacado el aumento del gasto dado el incremento de personas mayores. De hecho, los mismos datos de Fonasa demuestran que entre 2019 y 2023 los beneficiarios mayores de 60 años aumentaron en un 19%, pasando de 2,8 millones a más de 3,3 millones. El grupo de 60 a 69 años creció un 22%, mientras que los tramos de 70 a 79 años y de 80 años o más aumentaron un 15% y 17%, respectivamente.
Rolf Hoenger, Area Head de Roche Pharma LATAM, afirma que mejorar el financiamiento en esta área es un paso clave: “Si los ministros de salud y los ministros de finanzas no entienden que la salud puede ser un motor de crecimiento de la economía, yo creo que vamos a enfrentar todo eso -el tsunami- sin los recursos adecuados para poder atenderlo. ¿Y cuáles serían las consecuencias? Que esto tiene un impacto negativo sobre el crecimiento económico y, al final, se forma un círculo vicioso: si no inviertes suficiente, bajas la productividad de tu población y, por lo tanto, tampoco logras el crecimiento económico".
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