Familiares de los sobrevivientes que integraron la llamada "Lista de Schindler" denunciaron el descuido de la tumba, emplazada en Jerusalén, del empresario alemán que salvó a 1.200 judíos del exterminio perpetrado por los nazis.

A la queja del abandono de la tumba de Oskar Schindler (1909-74), se sumaron los responsables de Yad Vashem, el memorial dedicado a las víctimas de la Shoah, que recuerda también a quienes protegieron a los judíos en la época.

Schindler era un hombre de negocios, miembro del partido nazi, que al tomar conciencia del Holocausto puso en riesgo su patrimonio y su vida para proteger a centenares de empleados judíos, destinados a los campos de concentración.

En una reciente entrevista, Yacov Bruder, hijo de uno de los protegidos de Schindler, dijo que "un hombre que salvó a tantos judíos merece respeto y que su sepulcro esté mejor cuidado".

Dijo que apenas pudo reconocer los contornos de la tumba que se encuentra en el cementerio latino de los cristianos en el monte Sion, que pertenece a una orden franciscana. El padre Pizzaballa, Custodio de Tierra Santa, dijo que "quizá la tumba necesita mayor atención. Sus visitantes son numerosas y muchas veces se encuentra cubierta de piedras, dejadas en señal de respeto; pero no podemos controlarla todos los días".