Cierta vez, el campeón de peso pesado del UFC, Fabrício Werdum, dijo que Diego Rivas es "impresionante en el boxeo, y me gusta que tenga tantas ganas de ser un campeón". Y justamente con esa garra el chileno venció su segunda pelea en el UFC noqueando el israelí Noad Lahat, con una gran remontada, en el evento UFC Fight Night: Hendricks vs. Thompson.

Peleando en el octágono del MGM Grand Garden Arena -uno de los escenarios más icónicos de los deportes de combate-, Lahat rompió el hielo de la pelea en el primer minuto llevando Rivas al suelo y aplicándole un mataleón, sofocando al chileno por varios segundos. El cholcholino pasó los siguientes cuatro minutos buscando romper la estrategia de su rival, cinturón negro en jiu-jitsu y judo, quien buscó someterlo al menos dos veces más con diversas estrangulaciones.

El nacional pasó por grandes problemas para no fatigarse, pero finalmente tuvo el aguante respiratorio para terminar el primer round. Y tras un minuto de descanso, logró mantener la pelea de pie. Y tras algunos segundos del siguiente asalto aprovechó la guardia baja de su rival, que se le acercaba para llevarlo nuevamente al piso, y le propinó un espectacular rodillazo volador al mentón. Lahat cayó completamente desmayado, y Rivas celebró el cumplimiento de sus dos objetivos: el nocaut y la victoria.

Acompañado por los gritos y saltos de su amigo y entrenador de jiu-jitsu brasileño Jonathan Ortega (participante del reality The Ultimate Fighter 2: Latinoámerica, de UFC) afuera del octágono, Rivas celebró su tercer K.O., su segundo triunfo seguido en el UFC y su séptima victoria en igual número de peleas en su carrera.

Con una remontada notable, y un nocaut aún más impresionante, poco a poco el chileno consolida su nombre en la mayor empresa de artes marciales mixtas del mundo. Pues Dana White, el presidente de UFC, estuvo allí para ver su cometido. Y seguramente se impresionó, junto al público que rugió ante su rodillazo.