Rodrigo Palacio pasa a la historia de la final entre Alemania y Argentina como el villano del encuentro. Si bien es cierto que ni sus colegas Gonzalo Higuaín o Sergio Agüero estuvieron lejos de su mejor nivel e, incluso, muy lejos de tener alguna opción de gol, puntualmente en el caso del goleador del Manchester City, lo del calvo puntero contra los germanos fue terrible a partir de que, habiendo estado muy inconexo con sus compañeros, tuvo la gran ocasión de cambiar la suerte de los albicelestes en un mano a mano con Neuer en el primer tiempo suplementario.

Probablemente, la jugada más clara del partido. Pero no la supo hacer. Intentó un globito al arquero y desvió.

Le faltó sangre fría, claramente. Pero tampoco aportó mucho más. Es cierto que el "Kun" se arrastró por la cancha buena parte de los 30 minutos extras y que, al menos en despliegue, Palacio trató de hacer algo más. Pero su yerro terminó siendo decisivo.