La campeona latinoamericana se va a Europa

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Milenka Cvitanovic, ganadora en México, tiene una dura opinión de la actividad en Chile, pero más le quita el sueño su gran proyecto: entrar a una serie europea del Superbike.




Pasó hace unas semanas. Las primeras informaciones indicaban que una chilena había ganado el Campeonato Latinoamericano de Motociclismo de Velocidad, en el legendario circuito Hermanos Rodríguez, en Ciudad de México. Seguramente, un nuevo triunfo para Isis Carreño, la más destacada e internacional de las motociclistas nacionales; pero no era así, la victoria continental era para Milenka Cvitanovic. A los expertos no les extrañó.

Cvitanovic Zamarín tiene algo de dos años de experiencia en las motos de asfalto, pero los avances han sido enormes. Ya en un Latinoamericano anterior había rozado la gloria, pero una caída cuando peleaba puestos de avanzada le había quitado esa alegría.

Este Latinoamericano fue duro. "En mi primer entrenamiento me caí, y me pregunté cómo iba a superar esa caída, me quedaban sólo ocho minutos de práctica y después, clasificar y correr. Además, iba contra las mexicanas, que se conocen el circuito al revés y al derecho. Iba con pocas expectativas, pero si uno se queda con lo que está en contra, es difícil que lo supere, me puse una mentalidad positiva", relata.

Al final ganó, el título más importante de su carrera. "México fue maravilloso, fue un doble triunfo: ganar y sacarme el gusto amargo del Latinoamericano anterior, cuando iba peleando el primer puesto con Isis Carreño". Y con récords de vueltas.

La motociclista es producto de la escuela de conducción que realizó en Chile hace dos años Chicho Lorenzo, el papá del piloto de MotoGP. Después de eso pasó a manos de Antonio D'Angelo, que le ha mostrado otro tanto, al punto que ambos enseñan ahora a las nuevas generaciones de futuras motociclistas. "Vi en una competencia en México unas motos botadas y me pregunté por qué no se las arrendaban a gente que viene del extranjero que no puede traer su moto y me hice la pregunta si en Chile había escuela o gente que arrendara a gente como yo, que no sabía si era buena. Ahí surgió la idea de la escuela y arriendo de motos", rememora la deportista.

Llegaron 120 mujeres ese día y se seleccionó a 15, las que corrieron la monomarca femenina el año pasado, un proyecto que incluía la inscripción, la moto, el traje y los entrenamientos, pero que no vio la luz este año. "Probablemente yo nunca hubiera entrado a la velocidad si no hubiera sido por ese enganche, porque es difícil invertir tanta plata en un deporte en que uno no sabe si va a ser buena, pero ahí me di cuenta de que no tenía idea de manejo de moto, aprendí mucho sobre la teoría y la práctica", cuenta Cvitanovic.

Tras el cierre, la mayoría se retiró, pero "yo dije no, vendí una moto de cross que tenía y empecé de a poco a tener las cositas que se necesitan en la velocidad. Tenía mi moto, trabajaba como publicista de lunes a viernes delante de un computador, destinaba el sábado y domingo sólo para entrenar, de verdad me lo quería tomar súper en serio. En la semana miraba videos, algunos tips, me grababa los fines de semana...".

Ama las motos Milenka. Desde pequeña, desde los cinco años, cuando le enseñaron a manejar motos; desde que sus cuatro hermanos, todos varones, la incluían en los paseos, aunque fuera la más lenta (la menor). "Cuando salí de la universidad, me puse a trabajar para comprarme una moto de calle, no me alcanzaba, así que compré una de cerro", recuerda.

Las ama también desde que se subió a esa máquina, pero el enduro y motocross nunca pasaron de ser un pasatiempo para terminar junto a una parrilla. También desde cuando puso la escuela con un socio, les fue bien y dejó atrás la publicidad para dedicarse ciento por ciento a las motos.

Pero no ama tanto el ambiente del motociclismo nacional. Así lo ve: "Más que ganar un campeonato, mis sueños son correr en un autódromo lleno de gente, y en México había una galería llena y en cada vuelta gritaban, tiraban fuegos artificiales. Después del podio fueron muchos autógrafos, fotos, gente que entregaba mucho cariño y emoción. En Chile, si ganas, te miran con recelo o vergüenza. Son chaqueteros, dicen que si alguien gana, es porque no trabaja, porque el papá le paga todo, siempre buscando excusas. No, hay que buscar por qué el otro me está ganando".

Esa opinión tiene nombre y apellido también: Isis Carreño. Cvitanovic no quiere comenzar una rivalidad, pero sobre la corredora internacional dice: "Siempre la he respetado como piloto, sé que tiene mucha experiencia, pero la verdad es que como en Chile es tan reducido, son tan pocos los sponsors, que hay mucha competitividad, entonces nunca nadie te va a ayudar, no te aconseja, porque cada uno quiere ser el mejor. No tenemos una relación de equipo de chilenos, de ayudarnos en la pista".

Y agrega: "No es que critique al resto de los pilotos, pero yo tengo otra mentalidad. Como tenemos una escuela, jamás he dicho que a alguien no le voy a enseñar porque es mi rival y me puede ganar. Todos tienen que saber por igual y cada uno tendrá que aplicarlo de la mejor manera".

Hasta ahora, no ha tenido mayores accidentes. Fuertes sí, pero no con consecuencias graves. "Trato de manejar en seco, con lluvia, probando diferentes cosas. Yo me quiebro súper fácil, he tenido varias fracturas, pero en la moto, no. A ver, sí tuve una, me quebré dos costillas a cinco kilómetros por hora, en la época de la escuela de Lorenzo. Me paré seguí practicando y a la semana me di cuenta de que estaba fracturada", dice tocando madera.

A España

La experiencia internacional, dice Mile, ya le permite ir cerrando los cabos del que se está convirtiendo en el gran proyecto de su vida: ir a correr la serie 300 Supersport del Superbike en 2018. La idea es irse junto a D'Angelo (también su pololo) y al piloto Benjamín Molina. "Es la misma moto con que corremos en Chile y es una buena entrada para poder conseguir entrar a Europa", explica.

Habrá tres motos, pues la idea es que la tercera la arrienden pilotos latinoamericanos que quieran incursionar en el alto rendimiento europeo. "Es abrirles las puertas a los latinos que están siempre un poco apartados en estos deportes. Queremos darles a entender que sí se puede". La simpleza de su mecánica, poco modificada, permitirá que ellos mismos se encarguen de la mantención.

Será un cambio de vida también, pues los números obligan a que la pareja y Molina se tengan que ir a vivir a Valencia, una ciudad estratégicamente ubicada en el centro de las sedes del campeonato y viajar desde allí por tierra a todas las sedes. "La inscripción ya está pagada, pero hay que juntar la otra plata, la que nos permita vivir allá y comprar las motos en Europa", comenta Cvitanovic.

Chile no será lo primero que deja atrás. Milenka Cvitanovic olvidó el esquí y la equitación, porque las motos le quitan todo el tiempo: "No quiero estar en las motos para subir la foto y decir corro en motos, quiero ser buena en esto, por lo que me lo tomo súper en serio".

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