Las apuestas de caballos se ponen Vip
Están en Vitacura, Las Condes y, desde hace dos meses, en el centro de Santiago. Ahí no hay asientos plásticos ni televisores pequeños. En estos nuevos espacios, los empresarios y profesionales fanáticos de la hípica encuentran confort y mayor privacidad.

ES viernes por la tarde y los santiaguinos aún trabajan en sus oficinas. Pero al interior de un local en Vitacura 3939, frente al centro comercial Lo Castillo, más de 30 fanáticos comentan cada detalle de la partida que presencian en televisores LCD.
No están viendo un partido de fútbol, sino una carrera de caballos del Club Hípico. Y no en los clásicos puntos de encuentro conocidos como Teletrak, sino en una nueva modalidad de salones, unos de estética más cuidada, con sillones más cómodos, con sillas y mesas de madera, donde pueden tomar café y probar una amplia línea gourmet de sándwiches y donde el ambiente está mejor iluminado.
Los Jockey Club aparecieron en 2006, para satisfacer a un público de fanáticos de la hípica más exigente. Uno que no estaba en condiciones de ir al Club Hípico o al Hipódromo durante la semana, por su intensa actividad laboral, y que necesitaba un espacio más cómodo para disfrutar de esta afición que mezcla el azar, la entretención y el conocimiento sobre caballos. Se trataba de un segmento que, además, no se sentía del todo cómodo en los locales de Teletrak.
Fue esta misma cadena la que creó los nuevos recintos de apuestas, orientados a clientes Vip. "Nacieron para satisfacer las necesidades de un público más exclusivo", comenta el gerente de operaciones de Club Hípico, Juan Pablo del Pino. Es este recinto más el Hipódromo Chile, el dueño de estos locales de entretención.
El primer Jockey Club se instaló en Vitacura; luego vino el de Av. Apoquindo con Rosa O'Higgins en 2012, y hace dos meses, el de Teatinos con Catedral.
"A nuestros locales llegan empresarios, ejecutivos y profesionales de entre 40 y 60 años. Varios de ellos son propietarios de caballos que van a las canchas sólo a los clásicos, como El Ensayo o el St. Leger. También, cuando compiten sus caballos. El resto del tiempo vienen para acá", indica Isabel, encargada de la sucursal Vitacura.
El brillo del parquet
El recinto Vip, ubicado frente a Lo Castillo, tiene piso de parquet y sillones de un clásico azul marino. A las 5 de la tarde, Juan Carlos (67), un empresario del rubro agrícola, disfruta de un café y no despega los ojos del programa de apuestas. Está a punto de decidir por qué caballo y cuánto jugará.
En estos nuevos espacios no es requisito apostar grandes sumas de dinero para entrar. Sin embargo, no es extraño ver jugadores de cuello y corbata, que apuestan entre$ 100.000 y $ 200.000.
Según explica el gerente de la sucursal Teatinos, Francisco Failla, a su local llega un perfil similar de clientes. "No discriminamos público fijando apuestas mínimas, algo que está regulado y previamente establecido por el Consejo Superior de la Hípica. Pero la segmentación se da de forma natural: a este tipo de establecimiento acude más clientela ABC1, y el resto prefiere los Teletrak", explica Failla.
En la sucursal de Vitacura existe, desde el mismo año 2006, un segundo piso, un sector Vip al que ingresan sólo los accionistas del Club Hípico y del Hipódromo y sus invitados, que suelen apostar hasta $ 300.000 por carrera.
A este piso entra Juan Carlos. Suele llegar a las 2 de la tarde y quedarse hasta las 7.00. "Tengo tres hijos y a ninguno le gusta. Mi señora sabe, pero no le cuento mucho cuándo y a qué hora vengo para que no me rete", ríe este habitué de Vitacura.
A Failla le resulta curioso el halo de misterio que envuelve a la hípica. "No debería tenerlo, porque no es un juego de azar. Implica uso del intelecto, porque los caballos se estudian", señala. El ejecutivo atribuye el secretismo al tiempo que los seguidores invierten en esta actividad y al dinero que gastan.
Las luces led del centro
Sergio (47) es hípico desde hace 20 años. Empezó yendo a los Teletrak con su padre y hoy frecuenta el Jockey Club de Teatinos 470. Este abogado tiene oficina en el Paseo Ahumada y aprovecha la cercanía de éste. "Antes sólo podía ir a los del barrio después de las 7 de la tarde; ahora puedo pasar toda la tarde en este recinto y jugar varias carreras", cuenta. Como es independiente, distribuye su carga de trabajo según su parecer.
"Me gusta este local porque tiene cafetería con buen café y pastelería propia, además de un menú de almuerzo, que aprovecho de comer mientras espero las competencias", señala Sergio.
Algo no menor para él es la buena iluminación del recinto. "Los programas de apuestas tienen letras pequeñas y cuesta verlos. Acá hay luces led. Esto, en contraposición a los Teletrak, que a veces son oscuros", agrega.
Este local céntrico abrirá el segundo semestre su propio sector Vip, con butacas de cuero, que estarán esperando a los clientes más exclusivos que trabajan durante el día en el centro.
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