Niños pueden vacacionar con otras familias desde los 10 años
Esto se debe a que los preadolescentes ya tienen las habilidades suficientes para decir lo que necesitan y sienten.

La primera vez que Javiera pidió permiso para dormir fuera de su casa tenía ocho años. Sus padres no se lo dieron, a pesar de que estaba de vacaciones y que casi una decena de sus amigas sí irían al pijama party al que estaba invitada. Dos años después, con ya 10 años, Javiera obtuvo su primer permiso y, esta vez, para salir fuera de Santiago por unos días. Sus padres accedieron: se trataba de los papás de la mejor amiga, eran más conocidos de la familia y Javiera, en los últimos dos años, había adquirido una capacidad que antes no tenía de poder expresarse frente a cualquier persona.
La disyuntiva de dar permiso a los hijos toma relevancia en vacaciones, cuando las invitaciones para salir con las familias de los amigos abundan para niños y adolescentes. En este escenario, es en el inicio de la preadolescencia, desde los 10 a los 12 años, cuando los niños ya tienen ciertas habilidades en su desarrollo sicológico, como decir perfectamente lo que necesitan y sienten, además de tolerar la separación con su familia. Por eso, los expertos dicen que esta edad es ideal para que puedan salir de vacaciones "solos", en la compañía de la familia de sus amigos más cercanos. "Ellos ya pueden poner en palabras lo que les parece y lo que no", dice la sicóloga infanto juvenil Verónica Pérez, docente de la Universidad del Desarrollo.
Antes de cumplir los 10, el niño está recién madurando la idea de cuál es la dinámica en que funcionan las cosas en su casa, pero con el pasar de los años y la socialización que van adquiriendo en colegio, ya están más preparados para enfrentar la cultura de otra familia.
REQUISITOS PARA EL PERMISO
Los especialistas sugieren algunos requisitos para que los niños puedan disfrutar sus vacaciones lejos de sus progenitores sin angustia y para que los padres se sientan más seguros. "La principal recomendación es que el menor salga con una familia conocida por los padres", indica la siquiatra infanto-juvenil Flora de la Barra, de la Clínica Las Condes. Es decir, además de saber quién es el amigo con el cual su hijo irá unos días a la playa, lo ideal es que los papás conozcan las costumbres y las reglas de ese hogar, para que no estén constantemente preocupados por cómo estará el niño y en qué situación se encontrará.
PREPARANDO EL TERRENO
Luego de estos viajes con la familia de los amigos y con el paso de los años, el interés del joven apuntará a salir solo. "Antes de eso, lo ideal es que los adolescentes hayan tenido alguna experiencia de compartir espacios públicos y privados con sus pares", dice De la Barra. Esto tiene la ventaja de que el adolescente ya demostró a sus padres que es capaz de respetar lo acordado, como llamar a su casa, avisar dónde está y a quién pedir ayuda en caso de problemas.
Los especialistas coinciden en que la edad ideal para salir de vacaciones solo es, al menos, después de los 17 años. En este período se está consolidando un proceso sicológico conocido como la autonomía responsable, donde el joven se hace cargo de sus impulsos y de cómo sus decisiones afectan a los demás.
Las vacaciones sin adultos es un paso más para que este proceso se complete, pero sin haber avanzado un par de pasos tampoco es posible vacacionar solo. Es decir, ya se deben haber dado muestras de responsabilidad y autonomía.
BENEFICIOS DE SALIR SIN LOS PADRES
Para los preadolescentes que empiezan a salir de vacaciones sin su familia núcleo, la experiencia les otorga herrmamientas que enriquecen su desarrollo psicológico.
Salir sin la familia les permite a los preadolescentes adquirir conocimientos útiles para su vida posterior: "Se trata de una experiencia de autovalencia, de responsabilidad hacia sí mismo", comenta el sicólogo Juan Pablo Westphal, de la Clínica Santa María. En la opinión del experto, esto permite que aprendan a desenvolverse en espacios que no les son familiares y que entrenen sus habilidades de autonomía, diciendo lo que les parece y coordinando sus opiniones con las de otra cultura familiar. Además, dice Westphal, ellos conviven con otras figuras de autoridad distintas a las que conocen -como los padres o los profesores- y se hacen una idea de que hay que seguir ciertas reglas en todos los lugares para la buena convivencia.
Verónica Pérez, sicóloga de la Universidad del Desarrollo, explica que los niños van ejercitando lo que significa hacerse cargo de sí mismos y de su rol en un lugar que no es su familia.
CONSEJOS PARA LOS PADRES
- Planificación
Antes de iniciar las vacaciones, los padres deben conversar con sus hijos para aclarar todos los puntos en cuestión, por ejemplo, el lugar al que viajarán, con quién vacacionarán y por cuánto tiempo.
-Confianza
Establecer una comunicación continua con el adolescente mientras esté de viaje y estar disponibles cuando el hijo los necesite, además de reforzar los lazos de confianza con el hijo, para que pueda recurrir sin temor a sus papás en caso de enfrentarse a un problema.
- Fijar los límites
Fijar claramente las reglas del viaje, para que el adolescente no tenga dudas respecto de lo que es correcto y aquello que no debe hacer durante sus vacaciones. Pues, aunque el hijo estará solo, los padres siguen siendo la figura de autoridad.
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