En busca del crecimiento y la equidad perdidos

POBREZA
Foto: Agenciauno


Los resultados de la encuesta Casen 2017 recién publicados son positivos, porque nos muestran que Chile es un país exitoso en términos de superación de la pobreza medida por ingresos. Efectivamente, mientras Latinoamérica muestra tasas de pobreza cercanas al 31% de la población -cifras comparables con las que Chile tenía hace más de una década-, nuestro país alcanzó un 8,6%. También es destacable que nuestro país haya mostrado una disminución en la tasa de pobreza respecto a la medición anterior -en 2015 fue de 11,7%-, en circunstancias que el panorama de la región es de estancamiento en esta variable.

Sin embargo, los datos respecto de la distribución de ingresos no son auspiciosos pues reflejan que se han estancado en cuanto a la disminución de la desigualdad, esto medido por el coeficiente Gini o bien por los índices que expresan la concentración de los ingresos 10/10, 20/20 o 10/40, que definitivamente revelan un deterioro en la desigualdad.

Hay un interesante correlato entre los años de crecimiento económico más alto entre 2010-2015 y el crecimiento de los ingresos del primer quintil. Durante este periodo el aumento de los ingresos de dicho quintil fue siempre superior al experimentado por el quintil más rico, constatando que el crecimiento ha contribuido efectivamente a la disminución de la inequidad. Por el contrario, en los periodos de crecimiento bajo o negativo, los ingresos del primer quintil crecen de manera desproporcionadamente más baja que los de los más ricos. La estrecha relación entre mayor crecimiento y reducción de la pobreza no es algo exclusivo para Chile, pues también ha sido demostrada para América Latina por la Cepal.

Para avanzar hacia un escenario de mayor equidad, nuestro país debe esforzarse en generar mejores condiciones para el crecimiento económico, dado que traerá asociado la generación de empleo y mejores ingresos. Lo anterior se complementa con la necesidad de fortalecer las capacidades de las personas para que puedan beneficiarse de este proceso, a través de mejoras en productividad, aumento en el nivel de competencias y mayor capacitación.

No podemos olvidar que hay condiciones de vida que el crecimiento no tocará inmediatamente, como son algunas de las dimensiones de la pobreza multidimensional, por ejemplo las referidas a servicios básicos de la vivienda o mejor acceso a seguridad social; para esto se requiere una política social que se focalice en las personas con mayores niveles de carencias. Esta será la única forma de lograr el progreso para todos los chilenos.

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