Columna de Benjamín Salas: Un plan de paz para Ucrania

European leaders' summit in London
Un plan de paz para Ucrania. JUSTIN TALLIS/Pool via REUTERS

El camino es arduo y requiere de una coordinación transatlántica que pareciera estar más lejos que nunca.



Es verdad. Considerando los acontecimientos de las últimas semanas, el título de esta columna parece inverosímil. Pero Ucrania ha resistido tres años de agresión rusa contra todo pronóstico y le debemos a su pueblo hablar de paz. Todos quieren -o dicen querer- paz; la pregunta es cómo. La historia es una buena consejera, quizás porque ha habido (y sigue habiendo) demasiadas guerras. Según los expertos, todo indica que la mejor receta se divide en cuatro pasos.

El primero paso es una tregua. Un periodo sin hostilidades en el aire, el mar, y que proteja la infraestructura.

El segundo paso es comenzar, en el marco de la tregua, una negociación para una paz duradera. Una vez sentados en la mesa, ojalá esta vez con ambos beligerantes, hay que decidir, ¿sobre qué negociar? El requisito sine qua non para una paz sea duradera son las garantías permanentes de seguridad para Ucrania y Europa. Esto, en el idioma de Vladimir Putin, significa una capacidad de disuasión colectiva creíble. Además, es probable que la negociación incluya territorio, la OTAN y compromisos de reconstrucción.

El tercer paso es la firma de un tratado de paz.

Para todo esto, el rol de Estados Unidos es esencial. Así los Aliados ganaron las dos guerras mundiales. Quizás la paz sea posible sin Estados Unidos, pero no una paz que sea duradera. La capacidad de disuasión norteamericana es esencial para que cualquier acuerdo se respete. Por eso es tan importante que la tensión entre los jefes de Estado baje después de la conocida reunión en el salón Oval, para que los aliados vuelvan a estar del mismo lado. En este sentido, el nuevo acuerdo sobre minerales raros entre Estados Unidos y Ucrania puede ser la mejor garantía para asegurar -por conveniencia más que por compromiso- el apoyo de Estados Unidos a la paz.

La suscripción de un tratado de paz, sin embargo, no asegura su implementación. Sobre todo, con un socio como Rusia. Como el ingreso de Ucrania a la OTAN se ve más lejos que nunca, será inevitablemente responsabilidad de los países europeos garantizar que un eventual tratado de paz se respete. Por eso, el cuarto paso es planificar el día después: la mantención de la paz y la reconstrucción. Esto podría ser, por ejemplo, a través de mayor cooperación militar y el envío de tropas europeas. Así lo han sugerido el Presidente francés y el Primer Ministro británico. Ellos saben, por experiencia, que sin disuasión colectiva mantener la paz será imposible.

Ucrania ha buscado hacer valer la responsabilidad internacional de Rusia en diversas instancias internacionales. Estas iniciativas son valiosas e importantes, pero la verdad, la negociación es probablemente la única forma de alcanzar la paz.

El camino es arduo y requiere de una coordinación transatlántica que pareciera estar más lejos que nunca. También requiere que los rusos, ucranianos, europeos y norteamericanos participen de la tregua y la negociación de la paz.

¿Será posible?

Por Benjamín Salas, abogado, colaborador asociado de Horizontal

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.