Columna de Giovanna Boccardo: La pandemia invisible de la primera infancia

Foto: Volodymyr Hryshchenko.


Hay una población que no ha podido acceder de manera regular a servicios de salud ni tampoco escolarizarse de forma presencial desde marzo de 2020: nuestros niños y niñas nacidas en los últimos tres años. Son ellos quienes, entre otras dificultades, no han logrado asistir a los controles de niño sano ni a salas cunas o jardines infantiles.

El lenguaje y la comunicación permiten que el ser humano pueda aprender y explorar el mundo. Si consideramos que su desarrollo es un proceso social complejo, se requiere de un entorno que lo potencie en los primeros años de vida.

Lamentablemente, con la pandemia ha sido este entorno el que ha evidenciado un menoscabo profundo, con consecuencias evidentes en los aprendizajes de niños y niñas. Un contexto con cuidadores estresados, encierros prolongados y exceso de pantallas. Así es imposible acompañarlos para que tengan un desarrollo comunicativo, cognitivo, social y emocional adecuado.

Quienes nos dedicamos a trabajar con la primera infancia, ya hemos podido observar trastornos de tipo comunicativo, atrasos en el aprendizaje y problemas de salud mental; trastornos que no podemos sino proyectar en aumento, debido a que es una población que habrá vivido sus primeros años en condiciones de encierro.

Esta será una nueva pandemia, que hoy todavía nos parece intangible. Debemos invertir recursos humanos y económicos para poder atender a esta población, procurando que las políticas públicas pongan el foco en esta problemática. Esto significa potenciar programas como Chile Crece Contigo o fundaciones como Infancia Primero, que tienen vasta experiencia dedicándose a la atención de estos niños y su entorno.

También es urgente preparar a los y las profesionales de la salud y la educación, para establecer estrategias que les permitan enfrentar las necesidades de estos niños y sus familias.

Es fundamental prepararnos ahora para no llegar tarde, ya que el sistema educativo y sanitario chileno no cuenta hoy con herramientas suficientes para hacer frente a esta situación. Es por ello, que no nos debería extrañar que estudios como los que aparecieron esta semana sobre los objetivos alcanzados en matemáticas y lenguaje sean aun peores en los próximos años.

Y para nosotros, como fonoaudiólogas y fonoaudiólogos, la misión es hacer presente este problema silente y desarrollar propuestas de intervención adecuadas. Un desafío que nos llama a hablar por aquellos que aún no pueden.

* Giovanna Boccardo A. es fonoaudióloga de la Universidad de Chile.

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