Opinión

Docentes fuera del sistema: una alternativa para gestionar el déficit

La drástica caída en la tasa de natalidad plantea una serie de preguntas difíciles para el sistema educativo chileno. Una de ellas es cuántos docentes necesitaremos en el futuro.

Es un hecho que hoy el ejercicio de la docencia es extremadamente complejo. Primero, la crisis de autoridad, que no necesariamente se acota a la docencia, ciertamente la afecta negativamente. Segundo, la prevalencia de ausentismo docente ayuda a explicar el contraste entre los 15 estudiantes por profesor que se calculan en base a los datos Mineduc, y la experiencia diaria de los profesores que enfrentan una sala con 40 estudiantes o más. Tercero, si bien las condiciones laborales han mejorado, aún son insuficientes. No se respetan las horas no lectivas: hoy, en promedio, cada docente imparte ochos horas de clase semanales adicionales a las que le corresponden. Cuarto, sólo 1 de cada 6 docentes percibe que la sociedad en su conjunto valora su profesión (TALIS, 2024).

Estas condiciones laborales adversas ayudan a explicar por qué hoy existe un grupo de 22.949 docentes menores de 40 años que han dejado las aulas (Horizontal, 2025). Esto es especialmente grave en los docentes novatos, pues un 76% desertó antes de los cinco años de ejercicio profesional. En la misma línea, Elige Educar (2022) encuentra que un 21,1% de los docentes deja el aula en su primer año de ejercicio.

¿Qué hacer para frenar esto? En primer lugar, abrir una discusión para proteger y preservar a los docentes que hoy están en el aula. Partir por reformar el sistema de mentorías a docentes jóvenes para aumentar su cobertura y mejorar su implementación, pues sabemos que es una política pública que contribuye a disminuir la deserción. Pero también debemos revisar las condiciones laborales de los docentes: salario, horas de clases, flexibilidad laboral, progresión en la carrera y valoración social. Sólo de este modo una persona de alto rendimiento académico y atributos personales destacados elegirá dedicarse a la pedagogía en lugar de elegir otra profesión.

Mientras tanto, se proyecta que la población en edad escolar caerá un 17% en los próximos 25 años, esto es medio millón de estudiantes menos. Y, desde 2003 a la fecha, la cantidad de docentes en el sistema se ha duplicado (+98%). En suma, y simplificando para poder entender órdenes de magnitud, tenemos 2,5 millones de habitantes y 170 mil docentes, aproximadamente 15 estudiantes por docente. A pesar de esto, y debido a las diferencias entre especialidades y cursos, se estima que hoy existe un déficit de 9.880 docentes, un número gestionable a la luz de los casi 23 mil docentes jóvenes fuera del sistema.

No hay espacio para bajar los requisitos de ingreso a pedagogía. Un primer paso para mejorar su valoración social es establecer que nuestros docentes deben ser estudiantes destacados. No parece recomendable bajar los puntajes de ingreso de 626 a 502, como señala el proyecto de Ley que avanza en el Congreso. Esto equivale a bajar de un promedio NEM 5,7 a 5,3. Para avanzar en valoración, no podemos retroceder en selectividad.

Por Santiago Montiel Zecchetto, Horizontal

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