
El equilibrio es justo y necesario

Según la RAE, balanza es “un aparato que sirve para pesar”. Las balanzas mecánicas usan el principio de “equilibrio” en los platillos, buscando el mismo peso en ambos lados para “nivelar”. Se busca equiparar las masas. Este término es usado no sólo en el mundo físico, sino también en la justicia, ya que ésta es representada no solo como ciega, sino también, con una balanza en la mano. Busca “darle a cada uno lo que es de propio suyo”, por lo que busca el “equilibrio”.
Este principio también se usa para los ingresos y gastos, ya que se persigue un equilibrio para evitar desajustes y quiebras. Balanza positiva implica mayores ingresos que gastos, lo que permite ahorros y balanza negativa es algo complejo, ya que devela que se gasta más de lo que se produce. Si esa condición persiste, no es posible cumplir con “los deberes” y es necesario ajustar o, a la larga o a la corta, quebrar. Declararse insolvente y no cumplir con ninguno de los compromisos.
Esto, que es evidente para cualquier persona, lo es también para un país. Déficit fiscal implica balanzas negativas, las que si perduran en el tiempo, implican necesariamente, no poder cumplir con los gastos comprometidos. Claramente, en el tiempo, convierte a los “derechos sociales” en simples “deseos”, sólo afirmados en el papel, sin valor real. Esto es lo que pasa en los “paraísos socialistas”, donde los “derechos” están garantizados por constitución, pero las personas viven la miseria real, por lo que los “supuestos derechos” no son más que una burla.
Una familia siempre debe ajustar sus gastos para no quebrar. Si los ingresos se achican, hay que “apretarse” el cinturón sí o sí. Es eso o “morir”. Por eso, gran parte del debate frente al necesario recorte es banal. Chile gasta más de lo que produce, ya no tiene ahorros y las posibilidades de sostener esto en el tiempo son imposibles. ¡Hay que ajustar! ¿La gran pregunta es cuanto hay que ajustar? Teniendo el número claro, hay que hacerlo, por el bien futuro. Las borracheras se pagan. Por tanto, sabiendo el número hay que buscar cómo llegar al equilibrio aunque duela, es justo y necesario.
Chile no crece hace rato, fue frenado por malas políticas que buscaban supuestamente recaudar más. Recaudaron menos y frenaron el país. Al no crecimiento se le suma que se gasta más de lo que produce, hace rato. La deuda bruta del Gobierno Central de Chile ha aumentado enormemente y sin catástrofe de por medio. Para 2025 se proyecta que alcanzará US$147.023 millones, lo que equivale a un 42,2% del PIB, un crecimiento de 12% respecto del año anterior. Esta situación hace que se paguen sólo en intereses US$4.400, literalmente dinero “quemado”. El gasto ha sido expansivo en los años. En 2018, previo a las convulsiones políticas y la pandemia, la deuda pública era de US$65.363 millones de dólares, que representaba el 36% del PIB. El 2021 con pandemia mediante, la deuda subió a US$114.961 millones, lo que representaba el 36,45%del PIB lo que implicaba el pago de US$2800 millones en intereses anuales. La evidencia es que esto se desmadró. No sólo fue el aumento del endeudamiento, sino también el uso de las reservas país. No transfirieron 89 mil millones, comprometidos en la Ley del Presupuesto, a los gobiernos regionales. Instituciones Estatales quedaron pendientes de pago con gastos ejecutados por un monto pornográfico, $2,6 billones, lo que revela el informe presupuestario de 31 entidades públicas y de 16 gobiernos.
En 2024 la estrechez fiscal se vio en “problemas de caja” que implicaron retraso de bonos y dejar pendientes de pago cuentas vencidas. El año 2023 el Ministerio de Hacienda pidió a la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) transferir al tesoro público $3,4 billones, lo que fueron ocupados para pagar la PGU, gasto corriente. Se gastaron ahorro para pagar las cuentas regulares. La deuda flotante del servicio público se ha duplicado entre 2021 y 2024. Pasó de $1.392.854.044.000 (casi 1400 billones) a fines de 2021, a $2.673.416.576.000 (casi 2700 billones), simplemente escandaloso.
La necesidad de recorte fiscal es evidente, no tenerlo como primera prioridad para un próximo gobierno es irresponsable e inmoral. Según datos del Banco Mundial, el PIB de Chile en 2024 fue de US$330.270 millones. El Déficit registrado ese año fue de -2,9% del PIB es decir, US$ -9.578 millones de dólares. ¿Cuánto más se debe hoy? En este monto no está considerado la dilapidación de los ahorros país. Tampoco se incluyen la deudas de las empresas públicas, ni las cuentas no facturadas o “chuteadas” hacia delante. Ciertamente el déficit es aún mayor.
Frente a esta realidad evidente, varios de los candidatos han propuesto ajustes y de hecho, se han quedado cortos en los recortes necesarios. El punto es que hay que recortar, les guste o no. Ese es el monto e incluso es más. Por tanto, la polémica de cómo llegar a los montos es ficticia. Hay que ajustar hasta llegar a ese monto, como sea. Apretarse el cinturón siempre implica dolor y requiere un compromiso de todos, por el bien futuro. Habrá que priorizar y recortar todo lo suntuario. Recortar de a donde se pueda, racionalizar el gasto y terminar con la inmoral ineficiencia. Se trata de responsabilidad y sobrevivencia, por lo que es justo y necesario.
Por Magdalena Merbilháa, periodista e historiadora.
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