Opinión

Evidencia para transformar: lecciones del estudio de carga de enfermedad mundial 2023

Recientemente comenté los resultados del estudio de Carga de Enfermedad Mundial 2023 (GBD 2023) durante su lanzamiento en la World Health Summit en Berlín. El estudio, con más de 16.500 colaboradores mundiales y publicado en The Lancet, representa la medición más exhaustiva del estado de salud global: cuantifica la pérdida de salud por 375 enfermedades y lesiones, y la carga atribuible a 88 factores de riesgo modificables entre 1990-2023.

Su relevancia es doble: orienta prioridades sanitarias mundiales y nacionales, y es el primer estudio que refleja la salud en la era postpandemia.

Los resultados para Chile respaldan nuestras estrategias sanitarias recientes, destacando la creación del régimen de Garantías Explícitas en Salud (GES). Las enfermedades crónicas representan 85-90% de nuestra carga de enfermedad, confirmando la acertada selección de prioridades, influida por el primer estudio chileno de carga de enfermedad (1995).

Chile exhibe indicadores superiores al promedio latinoamericano: mayor esperanza de vida que EE.UU., tasas de mortalidad infantil y materna entre las más bajas regionales, coberturas de vacunación consistentemente elevadas y control exitoso de enfermedades infecciosas. En enfermedades no transmisibles: reducción en hospitalizaciones por hipertensión y disminución en mortalidades ajustadas por causa cardiovascular y cáncer. Resultados de políticas sostenidas, inversión, priorización inteligente y fortalecimiento de capacidades.

El GBD 2023 también valida la priorización de salud mental de este gobierno. Los datos globales muestran aumentos pronunciados de ansiedad y depresión, particularmente en jóvenes. Si bien persisten brechas, hemos avanzado legislativa, estructural y programáticamente: centros TEA impulsados por ley, habilitación de COSAM, inclusión de depresión grave en menores de 15 años en el nuevo decreto GES. Complementariamente, la ley de salud mental integral en tramitación y la resolución sobre conexión social —presentada exitosamente por Chile a la Asamblea Mundial de la Salud— orientan hacia políticas de prevención como tarea de toda la sociedad.

El hallazgo más preocupante: casi la mitad de la pérdida de salud mundial es atribuible a riesgos modificables. En Chile dominan los riesgos dietéticos y metabólicos. La obesidad se duplicó desde 1990; la diabetes muestra tendencia ascendente pronunciada. Debemos reconocer que mundialmente no se ha vencido el alza de obesidad, que hoy afecta desde la infancia. En Chile, aunque avanzamos con el etiquetado de alimentos —ley reproducida en diversos países—, no ha sido suficiente. Esperamos que la reciente ley de actividad física en colegios reduzca el sedentarismo e impulse la conexión social, junto con la ley del vaso de agua que patrocinamos. Estas medidas reconocen que enfrentar la obesidad requiere transformar los entornos donde las personas viven, estudian y se alimentan.

El factor más estructural es el acelerado envejecimiento poblacional, especialmente en Latinoamérica, que garantiza aumentos dramáticos en Alzheimer y demencias. Preparar sistemas de cuidado a largo plazo, formar recurso humano especializado y crear redes de apoyo es imperativo, reflejando lo acertado de las políticas del Ministerio de Desarrollo Social.

¿Qué implican estos hallazgos? Primero, mantener estrategias efectivas: atención primaria robusta, priorización basada en carga de enfermedad y políticas poblacionales costo-efectivas. Segundo, la evidencia exige acción decidida sobre determinantes: entornos alimentarios saludables, ciudades que faciliten actividad física, control del tabaco y reducción de contaminación. Tercero, fortalecer salud mental accesible y de calidad como prioridad transversal.

La verdadera transformación no es solo responder a problemas actuales, sino adelantarse a desafíos emergentes. El GBD 2023 confirma que vamos en la dirección correcta, pero nos interpela. La salud debe guiarse por evidencia, no por modas o presiones coyunturales.

La encrucijada epidemiológica actual —logros que proteger, desafíos que enfrentar— exige políticas inteligentes, inversión sostenida y visión de largo plazo. La evidencia del GBD 2023 nos proporciona la brújula; nos corresponde tener la determinación de seguirla hacia un Chile más saludable y equitativo.​​​​​​​​​​​​​​​​

Por Ximena Aguilera, ministra de Salud

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