Opinión

La franja electoral

Votante.

Falta menos de un mes para la elección presidencial. Es probable que las y los electores habituales tengan decidido su voto. Aunque no se lo digan a nadie, ya lo saben. Sin embargo, hay una cantidad importante de personas vitrineando, sin lealtad partidaria, histórica o ideológica con nadie. Votarán porque están obligados. A esas personas debería dedicarse la franja electoral.

Según el estudio Evaluación de la Franja Electoral del Consejo Nacional de Televisión de 2021, ésta tiene un alto nivel de audiencia y es percibida como importante y fuente de información para votar. La mayoría declaró que la franja les permitió ver diferencias entre candidaturas y les pareció “clara” la información. Sin embargo, solo un 19% dijo que la franja cambió su decisión de voto. El candidato Kast de 2021, según el estudio, tuvo la franja más clara, que mostraba más propuestas de gobierno, la más efectiva para motivar ir a votar y la que más les gustó a las personas consultadas. La franja del candidato Boric solo le ganó a la de Kast cuando se les preguntó cuál de las dos atraía más votos a través de las emociones. Así opinaban los votantes de 2021.

Sin embargo, en esta presidencial 2025, las cosas cambiaron y se integrarán casi 6 millones de personas a votar obligatoriamente. Varias de las franjas presidenciales están pensadas exclusivamente para ellos pues son analizados como votantes fáciles de convencer con argumentos generalistas, efectistas incluso inverosímiles. Se usó inteligencia artificial (IA) para recrear situaciones ficticias como en una película: gracias presidente Parisi por esta cárcel acuática, que flota por los mares (parecen lagos) con presos aislados a la deriva. Una frontera digital, con minas antitanques y drones volando como bombas sobre Ucrania. La dimensión desconocida -de la franja de MEO- también realizada con IA, recrea el bombardeo a La Moneda y pone a los candidatos de derecha como oficiales y soldados a cargo del bombardeo. Ojo ahí, pues las encuestas dicen que las Fuerzas Armadas chilenas, las de hoy y no las de hace 50 años, son las instituciones más valoradas, muchísimo más que los partidos políticos.

En la franja de Kaiser se pone al centro al candidato. Yo soy Johannes Kaiser, no hablo de moral todo el rato, y cumplo mi palabra. Matthei no utiliza una gota de humor, pero en su seriedad apela a una idea de sentido común: unirse, como cuando se empuja un auto entre varios o se va al estadio. Una derecha que apela a la unidad e incluso a la diversidad. La franja de Kast quiere levantar el país de los escombros con un cambio radical. Y quienes no piensen como él, son enemigos. La candidata Jara a pulso y ñeque -como diría la Presidenta Bachelet- tiene una franja tradicional, al estilo Concertación, con un país luminoso que puede salir adelante con gobernantes responsables, dialogantes y optimistas. El actor Gustavo Becerra sacará muchos votos, más que Harold. Protagoniza una franja graciosa que busca transformar a los funcionarios públicos en unos chantas y ladrones, pero con humor.

Hay que esperar unas semanas para saber quién lee mejor a los votantes nuevos y cuál franja fue más efectiva para atrapar su atención.

Por Paula Walker, profesora Magíster de Políticas Públicas, Universidad de Chile

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