Libertad de expresión



Por Álvaro Pezoa, ingeniero Comercial y doctor en Filosofía

El lunes un medio televisivo nacional informó: “La Red ha decidido terminar el ciclo del programa ‘Café Cargado’ que se emitía todos los domingos. El espacio de conversación política finalizaba el 30 de enero. Sin embargo, la estación decidió adelantar el fin de temporada”. Hasta ahí, se manifestaba una situación de posible ocurrencia. Pero, el comunicado esgrimió también la razón: “Esto, después de las declaraciones de su presentador, Sergio Hirane quien, en su programa radial, llamó al mundo empresarial a boicotear al futuro gobierno”. La respuesta del afectado no tardó: “En el día de hoy fui informado telefónicamente que la Red había decidido censurar el programa ‘Café Cargado’ y sacarlo de la pantalla”. En esencia, Hirane había dicho que correspondía poner trabas a las malas políticas públicas que ha anunciado el gobierno entrante.

Este episodio comporta un poderoso llamado de alerta sobre el respeto del derecho de libertad de expresión en Chile. Las palabras vertidas por el presentador enuncian su parecer, esto es, que el programa presidencial de Apruebo Dignidad plantea impulsar una serie de malas políticas públicas. Cosa en la que viene insistiendo hace un tiempo. Coherentemente, ha venido a agregar ahora que hay que evitar que las mismas avancen: que “les vaya mal” por “malas”. Queda la impresión que exterioriza una legítima preocupación por el futuro del país, más que una convocatoria a realizar un boicot al próximo Ejecutivo. ¿Justifican estas expresiones la censura a la que ha sido sometido el conductor? Pareciera que no. Por lo mismo, lo acontecido resulta altamente preocupante. ¿Se trata de un hecho negativo, puntual y aislado, o de una tendencia en ciernes? No es misterio que la Red es un canal con una definida orientación editorial de izquierda. Muy probablemente, en sintonía con la coalición triunfadora en las recientes elecciones presidenciales. ¿Será esta su tónica en adelante? El suceso tiene importancia en sí mismo. Sin embargo, alcanza aún mayor relevancia si se observa paralelamente la suerte de proceso de canonización (secular) en vida que han estado efectuando numerosos medios de comunicación social con Boric (el converso). Y más todavía, si se recuerda la forma sesgada en que, a contar del 18 de octubre de 2019, los mismos ensalzaron a quienes participaban en la denominada “primera línea” (básicamente un grupo de delincuentes desbandados) que, se suponía, venían a poner en su lugar a una sociedad treinta años traicionera y abusiva.

En fin, el “compromiso ideológico” y la parcialidad de varios medios con la izquierda radical están en tránsito a ser una dificultad concreta para la buena marcha de la democracia nacional, que necesita de mayor veracidad y objetividad. Y, mínimamente, que se asegure la libertad de expresión. Sin ella, el escollo se transformará en abierta amenaza.

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