Opinión

No hay agua que perder y tampoco tiempo

Bajo el lema “No hay agua que perder” el pasado 13 y 14 de agosto se llevó a cabo la 5° versión de Expo Agua Santiago. El primer día concurrieron más de 6.000 personas, desde dirigentes sociales, representantes de ONG, de comité de agua potable rural, expositores de equipos y tecnologías y grandes empresas. Todo un éxito. ¿Por qué tanto interés? Sin duda porque hay un creciente conocimiento y conciencia de que el agua es un recurso cada vez más escaso, particularmente, en la cuenca de Santiago y que ello es grave.

Es una muy buena noticia que la conciencia de la escasez esté en aumento. En una ciudad que cuenta con abastecimiento continuo y seguro (Chile es uno de los dos países en Latinoamérica en que se puede tomar agua de la llave en forma saludable) resulta difícil generar conciencia de que el recurso natural disminuye constantemente. Se da la paradoja que las lluvias y la nieve acumulada en la cordillera siguen disminuyendo. No obstante, seguimos teniendo agua potable en nuestros hogares. Por eso, surgen dos preguntas: ¿Esto es fruto de la casualidad? ¿Está asegurado el consumo para las futuras generaciones en el contexto del cambio climático? La respuesta a ambas es un no rotundo. La primera se explica porque se han hecho las inversiones necesarias de manera oportuna (algunas contra el tiempo), en un ambiente de colaboración público privada donde cada parte, el Estado y el sector privado, han hecho su tarea conforme un modelo industrial que es reconocido mundialmente como exitoso ya que pone los incentivos adecuados, que establece las responsabilidades de cada sector con tarifas accesible y de autofinanciamiento reales y que, además, contempla sanciones relevantes ante algún incumplimiento. La segunda respuesta es negativa, ya que si no se continúan haciendo importantes inversiones en seguridad y resiliencia, no dispondremos del recurso. Chile es uno de los países más amenazados en el mundo por el estrés hídrico, como consecuencia del cambio climático y ello debe llamar a la acción.

El Gobernador de la Región Metropolitana fue claro en su exposición: los diagnósticos ya están todos hechos, llegó la hora de pasar a la acción. El modelo organizacional de la industria sanitaria ha permitido que sigamos contando con agua potable en nuestros hogares, si seguimos creyendo en él, si se continúa actuando en asociación público privada no cabe duda que se realizarán las inversiones que se necesitan, pero estas deben hacerse con la celeridad que el cambio climático impone.

Sabemos que cada vez es más difícil materializar inversiones y que ellas sean oportunas. Con los niveles de desconfianza que imperan resulta un desafío mayor que se pueda garantizar el abastecimiento futuro. Por ello, mi invitación es a confiar una vez más en el modelo sanitario, en la asociación público privada y, que como lo hemos hecho antes, lo podemos seguir haciendo para asegurar el agua a las generaciones futuras.

Por Juan Eduardo Saldivia M., abogado, consejero del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)

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