Nuevas ciudades

Ñuñoa Vida.


SEÑOR DIRECTOR

Ayer, Mónica Álvarez de Oro, presidenta de la Asociación de Oficinas de Arquitectos, manifestó su preocupación respecto las promesas hechas sobre desarrollo urbano en el contexto municipal. En su misiva, tilda de “sesgada visión de futuro” y de “argumentos sin sustento técnicos y sociales” los planteamientos de alcaldes y alcaldesas electas.

Vale la pena aclarar que la propuesta que hemos levantado en Ñuñoa no radica en más o menos pisos, sino en el tipo de ciudad que queremos construir y el rol que debe jugar la ciudadanía y el Estado.

Hoy lo que impide una densificación equilibrada es la desregulación con la que se construye la ciudad y que afecta la calidad de vida de vecinos y vecinas. Sin una planificación adecuada, los bienes comunes y servicios se degradan, por lo que es de toda lógica plantear mecanismos democráticos y de control al mercado inmobiliario.

Es hora de que la construcción de la ciudad ponga a las personas y comunidades al centro, no a la especulación inmobiliaria. Ello significa priorizar llegadas graduales de habitantes, desarrollar infraestructura de servicios sin deteriorar las ya existentes y crear políticas públicas con una mirada de futuro que ponga en el centro el medioambiente y el buen vivir, con una mirada de género transversal.

El problema urbano no se reduce a lo que pasa en un plan regulador, sino que debe tener como foco políticas públicas que apunten a descentralizar el país y las metrópolis.

Esto no se hace de otra manera más que de cara a la ciudadanía.

Emilia Ríos

Alcaldesa electa de Ñuñoa

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