Opinión

¿Son irrelevantes los partidos?

¿Son irrelevantes los partidos? Jonnathan Oyarzun/Aton Chile JONNATHAN OYARZUN/ATON CHILE

Recuerdo con nostalgia esos viejos partidos políticos, como la DC con Frei, Tomic y Leighton; los radicales con los Durán, Bossay y Schaulsohn; los nacionales, con Sergio Onofre Jarpa, Ibáñez Ojeda y Francisco Bulnes; los socialistas con Allende, Altamirano y Ampuero; los comunistas dirigidos desde la Komintern. Entonces uno sabía exactamente por qué votaba cuando elegía a un candidato de un partido. Si votaba DC, votaba reforma agraria, promoción popular y Maritain. Si votaba PC era la URSS y Cuba. Y en la derecha justo lo contrario.

Pero desde que se terminó el binomial (de feliz recuerdo) y aparecieron las RRSS reemplazando a los diarios y revistas, y los streamings de YouTube en vez de los cuatro canales de la TV, todo se ha vuelto tan confuso. Hoy votar por Francisco Orrego o por Desbordes no es necesariamente votar por RN. Votar por Jara, no es votar por Cuba, ni por Maduro. Votar DC no es Maritain ni las Encíclicas Sociales.

Los partidos políticos tienen menos prestigio que el Poder Judicial, y en la última elección presidencial de primera vuelta, parece haber una relación inversa entre el número de partidos políticos que apoyaban una candidatura y los resultados en votantes. Así Jara, con casi 10 partidos, tuvo un resultado lamentable. Mi candidata (Evelyn Matthei) apoyada por RN, UDI, Evópoli y desde Amarillos a naranjos, ídem. Para que decir los Verdes, Humanistas & co. En cambio, Kaiser con un partido fue un éxito, Parisi con un diputado, otro exitazo, y Republicanos, que no tiene a nadie en el Senado y en diputados una presencia mínima, otro éxito notable.

Supuestamente, los partidos aportan -lo que ellos denominan- a “la tropa”. O sea, muchas personas en cargos de liderazgo que movilizan a los millones de votantes. Pero eso ya no ocurre, a pesar de los subsidios que reciben de todos nosotros. Es más rentable tener un programa disruptivo como Bad Boys, o participar en un bodrio violento como “Sin Filtro”, que tener a cientos de alcaldes y concejales apoyando y empujando votantes.

Aquí hay un cambio tectónico que los partidos no han sido capaces de asumir y/o superar. Y si no cambian seguirán las apostasías, como le sucedió antes al PDG: se va el gato y se desordenan los ratones. También le sucedió a Republicanos, y antes a RN y la UDI, cuando sus parlamentarios en masa votaron a favor de los retiros, a pesar del fuerte liderazgo y peso político del Presidente Piñera. Y sin partidos fuertes todo el sistema político se vuelve caótico: vean sino al vecindario. Y más allá también. Se fue Merkel, ¿y qué es ahora esa mezcla anodina entre la CDU, CSU y el SPD? Y lo peor, es que no se divisan esos líderes del tamaño de Lagos, Boeninger, Guzmán, o Piñera. Solo vemos asombrados a “parásitos” y “atorrantes” (lo dicen ellos, no lo digo yo). Si Jorge Manrique viviera, volvería a escribir aquello de “recuerde el alma dormida avive el seso y despierte... más cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar... ¿Qué se fizo el rey Don Juan? Los infantes de Aragón, ¿qué se ficieron? ¿Qué fue de tanto galán, qué fue de tanta invención como trujeron?”.

Por César Barros, economista

Más sobre:partidos políticoselección presidencial

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

⚡Black Sale: información real + ventajas exclusivas

Digital + LT Beneficios$1.990/mes SUSCRÍBETE