TPP11: Certidumbre en medio de tiempos conflictivos

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FOTO: CHRISTIAN PAVEZ CISTERNA/AGENCIAUNO

Por Francisco Chahuán, Presidente de Renovación Nacional - Integrante Comisión de Relaciones Exteriores, Senado de la República de Chile

Es conocido en los anaqueles de nuestra historia aquella afirmación de Bernardo O’Higgins luego de la victoria en la Batalla de Chacabuco, quién expresó “este triunfo y cien más serán insignificantes si no dominamos el mar”. Esta idea no solo encarna nuestra histórica vocación marítima, sino también lo que ha sido nuestra mayor representación ante el mundo; nuestra imaginativa apertura para comerciar y conectarnos con el resto del planeta a través del Océano Pacífico.

Hoy, en medio de tiempos caóticos y conflictivos, en un mundo azotado por “males medievales” como la pandemia y la guerra, donde la incertidumbre está imperando como nueva normalidad, ahí es precisamente donde tenemos que tomar las vías ineludibles para traer confianza, coherencia política, prosperidad y desarrollo para los chilenos y chilenas. Es por esto, y otros múltiples fundados argumentos, que ya no es razonable ni explicable seguir postergando la ratificación del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP11).

Chile, país amigo del comercio, exportador por excelencia, fue uno de los promotores de este acuerdo desde el 2005, cuando recién comenzaban las negociaciones junto a un grupo de países de la costa del Pacífico integrados por Brunei, Nueva Zelanda y Singapur. Hoy se encuentra fuera, en condiciones que el tratado ya está ratificado por Australia, Canadá, México, Japón, Nueva Zelanda, Singapur, Vietnam, y Perú -nuestro vecino y eficiente competidor portuario- que fue el octavo país en ratificar bajo el conflictivo mandato presidencial de Pedro Castillo con ímpetu, entusiasmo, gran pragmatismo, consciente de la oportunidad geopolítica y de imagen internacional que significa unirse plenamente a esta instancia transpacífica. El gobierno del aludido Presidente no dudó en impulsarlo en el conflictivo Congreso peruano, mientras que en nuestro país seguimos perdiendo competitividad y reputación frente al mundo.

Lamentablemente, los efectos negativos de la guerra entre Rusia y Ucrania se extenderán dolorosamente por todo el planeta. Por lo que es indispensable dar señales correctas y a estas alturas la ratificación del acuerdo no es solo un desafío pendiente sino una obligación impostergable, pues restarse de ser parte implica no poder acceder a este gran bloque de desarrollo en el Océano Pacífico, que además abre oportunidades para participar en las cadenas globales de valor permitiendo a Chile proyectarse en este nuevo escenario mundial, así como lo ha expresado prospectivamente respecto a nuestra nación el embajador (R) Eduardo Rodríguez Guarachi en el libro “Chile-Singapur, un puente hacia y desde el Asia-Pacífico. Historia de una política exterior exitosa”. Además, es menester señalar que los temas donde existían razonables dudas ya fueron resueltos, cómo la protección de las semillas, propiedad intelectual, patentes de fármacos biológicos y normas de origen, entre otros, por lo que no hay excusas para avanzar en su aprobación.

En consecuencia, estamos mandatados a buscar la certidumbre en medio del conflicto, y desarrollar esta política de Estado como una oportunidad de potenciar hoy, de forma práctica, las posibilidades de nuestro país. Es en el marco de esta asociación transpacífica donde se juega el futuro del orden económico internacional: China solicitó ingresar, Reino Unido ya abrió las discusiones de una posible adhesión, y si retorna Estados Unidos, con Biden, con mayor razón es fundamental ser parte activa de este ente internacional, pues es diferente estar dentro de esta alianza y tener la posibilidad discutir con potencias mundiales, que ser un observador intrascendente por no haber ratificado el convenio. En conformidad a lo expuesto, insisto, este es el “momentum” de dar este gran paso hacia adelante, de ser coherente con nuestra exitosa política exterior comercial hacia el Pacífico, y así podremos contribuir a materializar la visión -expresada en el primer párrafo- de nuestro prócer de la patria.

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