Por Paula WalkerTraspaso de mando en la era digital

El cambio de mando presidencial Boric-Kast se hará en un contexto que no hemos vivido antes. Las experiencias previas, independiente del color político de quién llegaba y quién se iba, ocurrieron en un mundo que se ha modificado. La plaza pública cambió. Se movió a una pantalla, se almacena en la nube y una activación digital concertada puede modificar las noticias, la conversación del domingo y -al cabo de un rato- la percepción de las personas. La ceremonia del traspaso del poder, que ha sido una secuencia de gestos y mensajes sobrios, hoy está ocurriendo bajo un reflector múltiple: polarización, situaciones recreadas por IA, desinformación y expectativas legítimas bajo millones de ojos mirando. Ojos humanos y algorítmicos.
Fue impecable la llamada telefónica entre el Presidente que se va y el que llega. Ambos pusieron empeño para demostrar la amistad cívica que debería prevalecer. El Presidente Kast agradeció y declaró su interés para que el cambio de mando sea ordenado. Agregó que tras el 11 de marzo quisiera contar “con las opiniones del Presidente Boric sobre el país”. Ambos se reunieron en La Moneda a solas. El joven Presidente saliente fue acogedor con el que ha sido su tenaz opositor. Le propuso una conversación cara a cara, sin testigos, para “conocer en algún momento lo que significa la soledad del poder” y transmitirle “parte de los aprendizajes que hemos tenido acá” dijo Boric.
Se inició un ciclo presidencial con una opinión pública polarizada, pero a la vez atenta a que los cambios anunciados se ejecuten. La pregunta pública no debiera centrarse solo en qué conglomerado asume, sino cómo cuidamos el Estado, las instituciones y la necesaria paz social para convivir respetando las diferencias. Bien lo dijo el Presidente Kast tras encontrarse con el Presidente Boric: “este gobierno de emergencia tiene que verse reflejado en un gobierno de unidad nacional en temas prioritarios”, enumerando seguridad, salud, educación y vivienda como ejemplos de áreas que requieren de “políticas de Estado”. Comprender al Estado no como un botín, sino como la construcción de bienes comunes.
Cuidar el Estado es, en tiempos digitales, también un acto técnico. Significa, por ejemplo, resguardar la continuidad de servicios esenciales, la ciberseguridad, la transparencia y trazabilidad de compras o listas de espera en salud. Significa que los equipos salientes documenten, sin mezquindad, aquello que funcionó y los desafíos que vienen. Significa que los equipos entrantes escuchen sin prejuicio a quienes van de salida. Que el manual de traspaso no sea un protocolo más, sino una guía que facilita el trabajo a quienes prestan un servicio al país.
Un traspaso impecable ayuda a la unidad y responsabilidad con quienes viven en Chile. En la era digital, la prosa del detalle debiera valer más que un viral. Disponer de datos verificables, con prioridades claras, no se mide en un click o una foto, sino por la continuidad de los servicios al día siguiente. El país no necesita fuegos artificiales sino certezas, certezas para todos, no solo para los míos.
Por Paula Walker, Profesora Magíster en Políticas Públicas, Universidad de Chile
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