Un vecino impertinente

Evo-Morales
Foto: Twitter @evoespueblo


Los chilenos bien sabemos que hay algunos vecinos cuyos gobiernos sienten animosidad hacia nuestro país, y que de manera reiterada buscan pretextos para agraviarnos. En el último tiempo ha sido el turno de Bolivia, nación que, en lo esencial, busca recusar el Tratado de Paz de 1904 al pedirle a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que obligue a Chile a negociar una salida soberana al mar.

El presidente boliviano Evo Morales ha utilizado cuanta oportunidad se le ha presentado para denostar a Chile y sus gobernantes. A veces de manera solapada, otras de forma más directa. Sean razones limítrofes, políticas o comerciales las esgrimidas, el propósito es siempre uno solo: criticar a Chile y poner todo tipo de obstáculos en el camino hacia una relación bilateral más armoniosa y fructífera. Las naciones exitosas - igual que los grandes individuos -, llevan tras de sí un verdadero séquito de países que le reprochan como faltas sus aciertos. En el caso de Chile, estamos hablando de su fortaleza cívica, sus instituciones políticas, su solidez económica y su estabilidad. Sin duda, el Estado chileno, es decir el conjunto de ciudadanos debidamente organizados, ha puesto todo su talento al servicio del bien común para lograr así una auténtica libertad, con las fallas propias de todo emprendimiento humano, pero cada vez más genuina. Y esto fomenta en los vecinos la manía crítica y la antipatía, impidiéndoles a menudo centrarse en su propio proceso de crecimiento y progreso social.

El próximo 1º de octubre la Corte Internacional de La Haya entregará su veredicto por la demanda boliviana. Como dicho tribunal ha demostrado en el pasado que sus fallos son más bien políticos y salomónicos, Chile deberá estar preparado para que de alguna forma alambicada se nos señale que existe la obligación de negociar, dando también una opinión sobre el resultado que se espera de las conversaciones; aunque los más probable es que se diga que debemos negociar, sin hacer referencia sobre el resultado al que se debería llegar. Ante lo cual nosotros podremos responder que estamos dispuestos a dialogar pues somos un país serio que cumple sus compromisos internacionales, y negociaremos "ad infinitum", pero sin entregar un centímetro de soberanía. Estos procesos pueden, por así decirlo, entrabarse indefinidamente. En situaciones atípicas como la actual demanda, hay que buscar soluciones atípicas.

El insigne pensador alemán Friedrich Hegel decía lo siguiente acerca de la envidia: "Necesitada de consuelo está empero la envidia, a quien lo grande y elevado enoja y que se esfuerza por empequeñecerlo y encontrar defecto en ello, y sólo encuentra soportable la existencia de semejante superioridad, cuando cree que el hombre grande no ha sido feliz". Por este y otros motivos, la tarea que Chile tiene por delante es difícil, pero la dificultad inspira a los inteligentes y nobles de espíritu.          

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