Paula

Alimentación consciente y coronavirus: ¿Es el veganismo la solución?

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La semana pasada la fundación Vegetarianos Hoy hizo, a través de su cuenta de Instagram, una clase de quesos veganos a la que se conectaron 650 usuarios, tres veces más del quórum que suelen tener sus clases online. Este no es el único número que han visto crecer por estos días: en medio de la cuarentena generada por la pandemia del Covid-19, han aumentado también las personas que se inscriben mensualmente en su campaña Veggie Challenge, un desafío que invita a los participantes a cambiar su alimentación por una ciento por ciento vegana en 30 días.

Ignacia Uribe, directora general de la fundación, dice que este cambio se explica porque lo que está ocurriendo a nivel mundial con la pandemia ha tenido un impacto en la alimentación de las personas. "Primero por un tema práctico. Al no haber tanta libertad de movimiento, muchas personas se vieron en la obligación de preparar sus propios alimentos. El ejemplo del pan es el más típico, pero también creo que previo a esta crisis, muchos no se detenían a reflexionar sobre sus hábitos. Vivían corriendo, estresados y comían lo que encontraban al paso. Ahora, al no haber tanta libertad de movimiento, hay una mayor preocupación sobre cuánto estamos ingiriendo y también un interés por consumir alimentos que sean más sanos y que refuercen el sistema inmunológico".

Eve Crowley, representante de la FAO en Chile, coincide. "Una pandemia es un escenario que nadie puede prever y que está afectando a muchas áreas de nuestras vidas. La forma de alimentarnos también está sufriendo cambios. Los resguardos que debemos tener en cuarentena, por ejemplo, nos obligan a planificar mejor la forma en que obtenemos nuestros alimentos. Por precaución debemos reducir las visitas a los mercados; tampoco estamos consumiendo alimentos en los restaurantes, y de ser posible, estamos prefiriendo las compras con despacho al hogar, lo que implica un aumento de las comidas en casa. El temor a la posible escasez de algunos alimentos nos obliga a preocuparnos en cómo podemos reemplazarlos y cómo mantener una alimentación adecuada incluso en confinamiento", explica.

Pese a lo negativo de una pandemia –dice Crowley–, este puede ser un buen momento para avanzar hacia una alimentación más consciente. "Hasta ahora no existe peligro de desabastecimiento y la cadena de alimentación se ha resguardado: 26 países en América Latina y el Caribe se coordinaron para apoyar el funcionamiento regular de las cadenas de abastecimiento durante la crisis del coronavirus, pero somos los consumidores finales los que tenemos la tarea de ser eficientes al evitar la pérdida y desperdicio; preferir los productores locales y elegir los alimentos que nos nutran y que fortalezcan nuestro sistema inmune", agrega.

¿Es el veganismo la solución?

Los expertos del área de la salud en el mundo han sido enfáticos en recalcar que el sistema inmune juega un rol fundamental a la hora de defendernos de agentes patógenos como los virus. Por eso, si llegamos a contagiarnos, es fundamental que nuestro organismo esté fuerte y responda adecuadamente.

"También sabemos que los pacientes con Diabetes Mellitus tipo 2 y síndrome metabólico pueden tener un riesgo de muerte hasta diez veces cuando contraen Covid-19. Tomando en consideración que 3 de cada 4 personas sobre 15 años en Chile tiene sobrepeso u obesidad, más que nunca la alimentación saludable juega un papel fundamental", explica la representante de la FAO, organismo internacional que hace un par de semanas entregó una serie de consejos para enfrentar la pandemia del coronavirus, entre ellos, aumentar el consumo de frutas, verduras y legumbres.

Ignacia Uribe defiende una alimentación basada en alimentos de origen vegetal señalando que los vegetarianos tienen un 30% menos de probabilidades de tener enfermedades cardiovasculares, es la principal causa de muerte de las personas en el mundo y también en Chile. "Nosotros nos impresionamos por los datos del coronavirus, pero cada día en Chile mueren alrededor de 70 personas por problemas cardiovasculares que se podrían evitar llevando una mejor alimentación. Por ejemplo, los productos vegetales, a diferencia de los animales, tienen 0% de colesterol y eso influye mucho", dice.

La directora de la escuela de nutrición de la Universidad de Chile, Karen Basfi-fer, cree que si bien es fundamental restringir el consumo de carnes rojas y otros productos de origen animal, no es necesario sacarlos completamente de la dieta. "La alimentación no tiene que ser vegana, pero sí tenemos que llegar a consumir mucha menos carne de la que estamos consumiendo –la octava Encuesta de Presupuestos Familiares del INE planteó que en 2018 el tercer alimento más consumido fue la carne de vacuno, después del pan y las bebidas–. Tenemos que tratar de apuntar a una alimentación más sustentable y eso trae consigo la disminución del consumo de carnes rojas, sobre todo de aquellas que son procesadas y que contienen otros compuestos que son nocivos como el exceso de sodio. Pero los alimentos de origen animal tienen nutrientes que son insustituibles por los de origen vegetal".

Las guías alimentarias en Chile plantean que no se debe comer carne más de dos veces a la semana. "Eso incluye pollos y pescados. Incluso uno podría vivir sin consumo de vacuno sin problema y reemplazarlo por pescado o huevo", agrega Karen Basfi-fer.

En otros países la disminución de los alimentos de origen animal es una tendencia. En 2013, la Escuela de Harvard de Salud Pública eliminó la leche de su guía de alimentación saludable, sustituyéndola preferentemente por agua; y el año pasado Canadá dio a conocer la primera actualización, en más de una década, de su guía de alimentos. En ella, recomendó a su población comer menos carne, más alimentos de origen vegetal y eliminar la leche.

Pero no se trata solo de dejar ciertos tipos de alimentos. Ignacia Uribe insiste en que la solución va de la mano en una toma de consciencia sobre lo que se está ingiriendo. "Siendo vegano uno también puede tener una dieta poco saludable. Las papas fritas, por ejemplo, son veganas. Si uno se alimenta solo de eso y arroz, no va a ingerir todos los nutrientes que se necesitan. El llamado es a aumentar el consumo de frutas y verduras, y así inevitablemente se baja el consumo de otro tipo de alimentos, porque no podemos comer el doble".

"Aumentar el consumo de frutas y verduras, con al menos cinco porciones al día, se explica porque contienen mucha vitamina A y C, además de antioxidantes. En cuanto a las legumbres, son una buena fuente de proteína y hierro, por lo que se recomienda consumirlas al menos tres veces a la semana. Por otro lado, fomentar el consumo de pescados a al menos dos porciones a la semana, no sólo nos brinda una excelente fuente de proteínas, sino que además de omega-3, que es un excelente antiinflamatorio. No olvidemos el consumo de agua y el ejercicio de forma regular. Estas recomendaciones no se dan solo en el marco de la pandemia, sino que se deben adoptar para cambiar hacia un estilo de alimentación y vida mucho más saludable", dice Eve Crowley, quien además cuenta que la FAO recomienda implementar una dieta saludable, que priorice el consumo de frutas, verduras y legumbres, junto a granos integrales, limitando el consumo de carne roja y de alimentos ultra procesados, que son inflamatorios.

El medioambiente también lo agradece

Esta última recomendación no solo es beneficiosa para nuestra salud, también para nuestro planeta. "La ganadería es responsable del 64% las emisiones globales de amoniaco que contribuyen significativamente en la lluvia ácida; un 37% del metano y un 65% del óxido nitroso, que son gases con un mayor potencial de calentamiento de la atmósfera", explica Crowley. Por eso –dice– lo ideal es preferir las verduras y frutas frescas, pescados y mariscos provenientes de la agricultura familiar y de la pesca artesanal, que aseguren ingresos mayores para las poblaciones vulnerables, quienes más lo necesitan. Y al mismo tiempo que garanticen procesos con un bajo impacto ambiental.

Las imágenes que han dado la vuelta al mundo con animales que han llegado a las ciudades han hecho reflexionar a la gente respecto del daño que los seres humanos le estamos haciendo al medio ambiente. "Hemos invadido su hábitat y como sociedad hemos mantenido prácticas poco sustentables que no viven en armonía con el planeta y el resto de los seres vivos. Por eso me parece que estas imágenes tienen que transformarse en una toma de conciencia de parte nuestra. Es triste pensar que cuando todo vuelva a la normalidad esto se nos olvide".

"Tenemos que tomar esta oportunidad de tener una vida más sostenible. Ahora para muchos no hay tiempos de traslado y la gente que viajaba una o dos horas al trabajo ha podido usar ese tiempo en otras cosas, por ejemplo en cocinar para los suyos. Y eso ya es un avance", agrega Uribe.

Armar un huerto en el balcón o preparar el pan puede ser el puntapié inicial. Son prácticas que las comunidades han hecho desde siempre y era solo cuestión de recuperarlas. "Como organismo dedicado a velar por la buena alimentación en el mundo, esperamos que estos cambios se vayan incorporando como un nuevo estilo de vida y no se practiquen solo durante la emergencia", concluye Eve Crowley.

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