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Embarazo y pandemia: Cómo es traer a alguien al mundo en medio de la incertidumbre

Si la pandemia y el miedo a no saber qué nos depara el futuro ya es algo difícil para todos, probablemente lo es aún más para aquellas mujeres que les toca vivirlo en medio de sus embarazos. En Paula les preguntamos a cuatro mamás cómo se han sentido, cuáles son sus principales temores y qué tipo de mundo esperan para recibir a sus hijos.

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"Me embaracé en pleno estadillo social. De hecho, fue justo en la primera semana de toque de queda. Los primeros meses no me sentí muy bien, pero igual agradezco haber alcanzado a ir varias marchas. Sin embargo, como las lacrimógenas son abortivas, tuve que dar un paso al lado. Pero fue súper emocionante recibir la noticia de que iba a dar vida en un contexto de despertar que nos tenía a muchos conmovidos.

Después, esa emoción mutó al miedo. Llegó la amenaza del coronavirus y entré en pánico pensando en cómo iba a resultar todo esto. Mi ansiedad se enfocó un poco en el miedo por no saber qué iba a ser de mí y mi guagüita en medio de esta pandemia. Y es que al principio había muy poca información y todavía no sabíamos qué tanto riesgo corrían los menores y las embarazadas. También pensaba en que tal vez iba a tener el parto en la casa forzadamente y que no me sentía preparada. Después, mientras fueron apareciendo estudios, me logré tranquilizar, pero no niego que aún tengo susto. Y creo que es absolutamente aceptable y normal.

Lo más difícil de esto, además de no saber qué deparará el futuro, es no poder compartir con mi familia y amigas. Yo viví cuatro años en Puerto Varas y la decisión de volver a Santiago fue justamente para criar en tribu. Acá tengo a mi marido y su apoyo ha sido primordial, pero creo que el embarazo no se vive solo con la pareja, sino que también incluye diferentes actores que entregan un tipo diferente de contención. Yo quiero que mi mamá y mis hermanas puedan tocar mi guatita y vivir los procesos del día a día conmigo.

Mi decisión de ser mamá fue súper consciente. Vengo de un círculo en el que la mayoría de mis amigas no quiere serlo, pero para mí jamás fue una opción porque siempre me he sentido súper conectada con la maternidad. Y cuando descubrí que estaba embarazada, fue una luz de esperanza. No lo vi de otra manera. Estoy feliz de que nazca alguien en este mundo, uno que está pensando y cuestionándose las cosas. Antes, quizás me lo hubiese preguntado más. Pero ahora me llena de alegría que estemos luchando por cambios. Y no lo digo solo por el estallido social. También creo que este virus va a dejarnos muchos aprendizajes, sobre todo el cómo los sistemas de producción y mercado nos han llevado a descuidar la salud pública. Estoy convencida de que alguna lección habrá y que mi Manuel podrá crecer en un mundo mejor".

Elisa Loyola (30) es psicóloga.

"Estoy casada hace siete años y hace dos que decidimos hacer un cambio de vida y nos fuimos a vivir a Chillán, ciudad que hoy está muy complicada por el coronavirus. Este es mi tercer embarazo. Antes tuve a la María y a la Dominga. La Blanca no fue programada, pero sí un lindo regalo navideño. De hecho, justo el 24 de diciembre me enteré de que estaba esperándola. La verdad es que ha sido un embarazo muy diferente a los otros dos porque ha estado rodeado de incertidumbre. Esto ha hecho que sea un poco más difícil conectar con ella. Y no porque no quiera, sino porque he estado tan pendiente de miles de cosas que me cuesta darme el tiempo para detenerme y sentirla. Sobre todo ahora que mis hijas están todo el día en la casa. Creo que, en ese sentido, la compañía de mis familiares y amigos me ha hecho mucha falta.

Honestamente, sí estoy un poco asustada y hay temas que me tienen sin dormir. Pienso harto en cómo lo voy a hacer para el parto. Y es que la Blanca va a nacer en Santiago por un tema del seguro médico, sin embargo, me complica mucho pensar que quizás voy a tener que ir sola. Que es una situación que se me escapa de las manos y que no puedo planear. Que, tal vez, en agosto siga el cordón sanitario en Chillán y no pueda sacar a mis niñitas y a mi marido. Me da pena no poder tenerlos al lado. Eso es algo que me preocupa bastante porque en mis otros dos partos fue súper rico tener a alguien que me abrazara durante las contracciones, me hiciera cariño y sentir amor. También me encantaría que la Blanca pudiese tener a sus abuelos para que se la coman de besos, pero sé que va a ser mucho más difícil. El futuro es incierto en estos momentos y eso me da un poco de ansiedad.

Sin embargo, me tranquiliza saber que ella va a nacer a pesar de todo y que como mujer tengo todo lo que se necesita para ese día. La voy a recibir con todo el amor del mundo. Sé que me voy a acordar para siempre de este embarazo y que los niños que nazcan el 2020 van a ser unos luchadores. Y estoy feliz de traer a un luchador más".

Constanza Von Dessauer (31) es psicóloga y se dedica al área de la maternidad.

"Esta es mi tercera guagua. Tengo a Clemente y Bernardo y ahora, al parecer, viene una mujer. Con mi marido planeamos tener otro hijo justo antes del estallido social, pero quisimos esperar hasta que se calmara la situación. Así que en el verano lo intentamos y rápidamente quedé embarazada.

Para mí este proceso ha sido un llamado a la tranquilidad. Y es que dentro de todo este contexto de incertidumbre, mi guagua es la única certeza que tengo del futuro. Sé que está sana y que la tendré conmigo en octubre. De todas formas, ha sido un embarazo súper distinto. Lleno de cosas buenas, pero también con algunos temores. Por una parte, siento que he estado mucho más conectada con mi guagua. He sido mucho más consciente de lo que es estar embarazada porque por primera vez estoy quieta. Cada movimiento lo he vivido de una manera diferente. Y por otro lado, reconozco que si pudiese retroceder el tiempo, no sé si hubiese elegido este momento para estar esperando guagua porque también es complicado.

Creo que casi todas las mamás tenemos el miedo latente sobre cómo va resultar todo. Pero también estoy súper aferrada a la esperanza y pienso que este remezón era necesario. Y es que nunca nos habíamos dado cuenta de lo frágil que puede ser la vida y la pandemia nos aportó esa cuota de humanidad que tanto necesitábamos. Nos hicimos conscientes de lo importante que es actuar y pensar en comunidad. Para mí la crianza va a cambiar y apuntar mucho en ese sentido".

Trinidad Braun (34) es administradora de servicios.

"Este es mi primer embarazo y, la verdad, aunque no tengo con qué compararlo, echo mucho de menos el contacto físico con los demás. Me pasó que me siento mucho más sensible con el tema de la contención. Quiero tener cerca a mi familia y sentir cariño.

Eso ha sido difícil. Tampoco he estado sola, de hecho estoy pasando la cuarentena con la familia de mi marido, pero obviamente también me hace falta el resto. Mi guagüita va a nacer en septiembre y anhelo que esté todo más tranquilo. Pero obviamente me da miedo pensar hasta qué punto va a llegar esto y cuándo mi familia va a poder conocerla. De todas formas, trato de mantener positiva al respecto. Quizás, porque todavía lo veo como algo lejano y me aferro a la ilusión de que todo va a estar controlado.

Sobre traer a alguien en el mundo en este momento, siento que se necesita gente nueva, con otra mentalidad. Y estoy segura que las nuevas generaciones van a ser mucho más consciente en todos los sentidos. Más conectados con todo lo que está pasando. Porque nosotros, después de esta experiencia, vamos a aprender sobre la importancia de vivir el presente, cosa que jamás hemos hecho antes, y que se las vamos a transmitir a ellos. Quiero criar a mi hija en este nuevo ambiente y estoy ansiosa por presentarle el mundo. Uno en el que puede aportar y dejar su huella".

Bernadita Davila (30) profesora de educación física, yoga y aeroyoga.

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