Paula

Coronavirus: Los peligros de la automedicación

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El año pasado la Organización de las Naciones Unidas presentó la sexta edición de su Informe Mundial de Medioambiente. En él, se estableció -entre otras cosas- que la resistencia a los antibióticos será la primera causa de muerte en el mundo en 2050. "La habilidad de microorganismos, como bacterias, virus y algunos parásitos para evitar el efecto de antimicrobianos (antibióticos, antivirales o antimaláricos), facilitará que las infecciones se expandan en la población", decía el informe.

En medio de la pandemia más grande de los últimos cien años, esto adquiere aún mayor relevancia. Según el documento, las causas de este fenómeno en su mayoría tienen que ver con factores medioambientales, pero hay un factor que se asocia a hábitos humanos: la automedicación.

Según estudios del Centro de Información Toxicológica de la Universidad Católica, la automedicación es una problemática a nivel país, pues los fármacos son la primera causa de intoxicaciones en Chile, con un 58%. Los más comunes son los analgésicos, antihistamínicos, antidiarreicos y ansiolíticos.

La doctora Graciela Morales, especialista en salud pública y epidemiología y Jefa de Asuntos Científicos y Médicos de Pfizer, explica que en estos tiempos de pandemia, la automedicación es aún más compleja, porque como se trata de un virus nuevo, los efectos que podrían tener ciertos medicamentos en las personas contagiadas, aún no están estudiados. "El mensaje más importante que podemos dar es el de no automedicarse y consultar con un médico". Esto, según la experta, por varias razones: "La primera es que si alguna persona tiene síntomas compatibles y considera que puede ser un caso sospechoso de Covid-19, al automedicarse y no asistir a un servicio de salud, su caso no podría ser documentado en las estadísticas del país ni tampoco se podrían muestrear ni testear a sus contactos, cuestión clave para controlar los contagios".

En segundo lugar, porque hasta la fecha no se ha demostrado que algún medicamento cure la enfermedad. "Se han hecho varios estudios con múltiples fármacos e incluso muchos de ellos se han utilizado para otros exámenes virales, pero ninguno ha demostrado ser exitoso por sí solo. Hay muchos estudios en curso, aunque el problema de ellos es que no han sido los adecuados por la premura de obtener resultados. Por ejemplo, algunos medicamentos al principio han demostrado ser exitosos, pero cuando se prueban en pacientes, se ve que sus efectos colaterales son más fuertes, siendo más riesgoso que el beneficio de curar", complementa el Infectólogo de la Universidad de Santiago (Usach), Ignacio Silva.

Hasta ahora, explica Morales, si una persona se reporta como Covid-19 positivo, el manejo de su medicación -si es que se requiere- le corresponde al sistema de salud. "Si es un caso leve, el mejor tratamiento es reposo, tomar abundante líquido y aislarse para proteger a los demás, evitando la transmisión activa. Solo se recomienda el manejo sintomático de la fiebre que en general, según los artículos médicos que se han publicado, debería ser con acetaminofeno (paracetamol)". Pero, insiste, lo más importante es que sea lo que el sistema de salud recomiende.

En la búsqueda de una cura

Hace dos semanas se conoció la noticia de un estadounidense que murió en Arizona tras automedicarse con fosfato de cloroquina, uno de los medicamentos cuya efectividad promocionó el presidente Donald Trump. También se supo del caso de la Agencia Francesa de Medicamentos y Productos Sanitarios (ANSM), que investigó una treintena de casos de efectos indeseables graves, con tres fallecimientos de personas afectadas por coronavirus a las que se administró Plaquénil y otros medicamentos como Kaletra.

La doctora Morales explica que como este virus es nuevo y no lo conocemos, en el proceso de entender el protocolo ideal de manejo para los pacientes se han dado diversas experiencias que los médicos van documentando. "Pero al día de hoy no existen estudios aprobados por ninguna entidad regulatoria. Todos queremos encontrar soluciones terapéuticas ideales, pero se debe seguir un proceso de investigación y demostrar su seguridad antes de recomendarlos de forma masiva", dice. El infectólogo Ignacio Silva complementa: "Como estamos en una situación de emergencia, los fármacos que se han ido publicando con éxito han tenido muy pocos ensayos clínicos y, por lo tanto, empezamos a ver los efectos adversos sobre la marcha. En estas situaciones extremas se saltan algunas etapas para poder tener resultados, y eso muchas veces es un riesgo".

Por eso, ambos expertos insisten en la importancia de que las personas no se automediquen y señalan que en este momento la prioridad es contener la pandemia, tratar y salvar a los pacientes gravemente enfermos. En la medida en que se vayan desarrollando agendas de tratamiento, se podrán ir documentando de mejor forma, acumulando evidencia y nuevas estadísticas.

La esperada vacuna

La doctora Morales, quien es parte de uno de los tantos equipos que están desarrollando una vacuna contra el Covid-19, cuenta que los primeros estudios deberían comenzar en dos semanas. "Sabemos que esta es una crisis de salud pública mundial y que la industria tiene un rol crítico en la búsqueda de soluciones. Toda la industria está trabajando en agilizar los procesos, pero hay que ser realistas y señalar que una vacuna en tiempo normal tardaría entre 5 y 10 años, y aquí estamos hablando de manera optimista, de 12 a 18 meses, lo que sería un logro extraordinario".

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