Paula

Aislamiento, me tienes más activa que nunca

hiperactividad

"El otro día hice el ejercicio de calcular en mi Instagram cuántas personas estaban compartiendo las cosas que hacían en su cuarentena y me di cuenta de que de mis primeras 30 historias, 20 hablaban de esto. Y lo peor, es que ese mismo día yo ya había publicado mi desayuno mega gourmet y la rutina de ejercicios que había hecho durante la tarde. ¿Con qué necesidad? No sé. Quizás, una parte de mí quiere que otra persona sienta culpa al ver que no está haciendo nada productivo. Porque esa era yo hace tres semanas. Una mujer que disfrutaba de la simpleza de estar en nada.

La verdad es que nunca he sido buena para hacer miles de actividades a la vez. Tampoco soy floja, pero me acomoda el tiempo de ocio. O me acomodaba, mejor dicho. Y es que ahora estoy convertida en una víctima más de las redes sociales y esa presión constante por tener que estar moviéndome. Creo que nunca en mi vida me había ejercitado tanto, cocinado tantas recetas, pintado tantas mandalas y hecho tantos puzzles. Cosas que antes hacía con suerte una vez al año, sin tomar en cuenta el deporte, que siempre me ha gustado.

Mi pareja, con quien vivo hace varios meses, está igual. Los dos trabajamos, pero no tenemos mucha demanda durante el encierro. Yo soy fonoaudióloga y tengo consultas por video, pero no me quitan más de tres horas al día. Y él tiene que estar conectado varias horas, sin embargo, su rol es más de coordinar que de ejecutar. La verdad es que tenemos harto tiempo libre. Y, honestamente, sentimos hasta un poco de envidia por quienes están más colapsados. No es que queramos estarlo, pero nos pasa que sentimos culpa al estar en nada.

El otro día nos tiramos a la cama a ver una serie a las seis de la tarde, pasaron quince minutos, y cada uno ya estábamos viendo en sus celulares cómo la gente hacía otro tipo de cosas. Situación que obviamente nos generó un grado de incomodidad e hizo que pusiéramos pausa y nos paráramos a inventar alguna actividad.

Es extraño que el encerrarnos haya sido tan estimulante. Y sé que no soy la única. Con mis amigas llevamos hartas semanas hablando de esto. De hecho hay una que se negaba rotundamente a hacer deporte y ahora está casi adicta. Pero cómo no estarlo si estamos constantemente recibiendo información para rellenar esos espacios de descanso.

Tengo hasta una lista con todas las cosas que tengo que hacer y cuando veo que las voy cumpliendo, me preocupo de ir llenándolas con más ideas. Es como que a una parte de mí le da pánico enfrentarse a no tener absolutamente nada que hacer. Antes lo disfrutaba, pero porque había una rutina que me sostenía por detrás. Porque igual salía todos los días, veía a mis pacientes, iba al gimnasio.

Claramente esto se acentúa mucho más porque soy una persona extremadamente ansiosa. Y quienes también sufren de esto saben que la incertidumbre nos vuelve locos. Creo que mi manera de canalizarlo es a través de esa sobre estimulación. Necesito que haya una base estable para poder funcionar. Cada día no puede ser tan distinto al otro y el ¿qué hago ahora? me genera hasta escalofríos.

De todas formas, he sabido tomármelo con bastante humor. Sé que la vida no va a ser siempre así y que esto se trata de una excepción. Pero me llama mucho la atención cómo, pese a que estemos aislados y respetando un distanciamiento social, casi todos terminamos haciendo las mismas cosas que el resto.

Seguramente sin redes sociales mi cuarentena hubiese sido totalmente distinta, pero tampoco puedo negar que he disfrutado aprendiendo cosas nuevas. Y que quizás, sin la inspiración del resto, me hubiese muerto de aburrimiento".

Trinidad Tupper (28) es fonoaudióloga.

Más sobre:CoronavirusCuarentena

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

Este septiembre disfruta de los descuentos de la Ruta del Vino, a un precio especial los 3 primeros meses.

Plan digital + LT Beneficios$3.990/mes SUSCRÍBETE