La valentía no es ausencia de miedo




A la hora de realizar cambios en la vida, o incluso cuando se presentan nuevas oportunidades, surgen muchas preguntas y con ellas, inseguridades que se traducen en miedos, los cuales finalmente pueden provocar que nos cuestionemos el camino que queremos tomar. Y es que cruzar esa puerta a veces puede resultar muy difícil para algunos, especialmente cuando la comodidad del presente se ve tentadora.

De acuerdo a la psicóloga clínica, Bárbara Vandorsee, existen dos emociones básicas que son el amor y el miedo, y que en ellas se van enramando las otras emociones: al amor se asocia la empatía, compasión u otros; al miedo, la frustración, los celos y la envidia. El tema es que en la base del miedo hay un amor por uno mismo y por la supervivencia. Según explica la psicóloga, cuando uno se articula mucho desde el miedo o se actúa en base a esas tendencias, se empiezan a generar redes que se fortalecen más. “Por ejemplo, ya no es el miedo a manejar, es miedo a manejar solo, manejar por la costanera o en horarios de punta. Entonces, ¿a que emoción de las dos vas a alimentar?”, pregunta.

Y es en este punto que Bárbara menciona la importancia del enfrentamiento. El hecho de poder rescatar un propósito y un sentido que fue formulado, a pesar del miedo que eso conlleva y la dificultad fisiológica que pueda acarrear- vale decir, las nauseas, tiritón de pera, dolor de guata, traspiración-, vale la pena, porque hay una definición de lo que se quiere lograr. “Por ejemplo, si uno tuviese una idea de armar un negocio o incluso superar una crisis de pánico, tienes ciertas opciones: tomar una pastilla que te ayude y esperar a que pase, lo cual se convierte en miedo y huida; o en el otro lado está el enfrentamiento, que sería sentarse y pensar que lo que estoy sintiendo se pasará en algunos minutos. Lo voy a pasar mal pero voy a sujetar los síntomas y voy aprendiendo de ellos y de crear las estrategias para hacerle frente a esas amenazas. Eso genera una sensación de eficacia muy linda para empezar a hacer cosas nuevas”, explica.

La académica Brené Brown, quien se ha dedicado a estudiar la vulnerabilidad, el coraje, el miedo y otros, en su charla de Netflix Sé valiente o The call to courage, cita en un momento a Theodore Roosevelt, quien dijo; “no es el crítico el que cuenta, ni el que señala cómo el fuerte tropieza, o qué pudo haber hecho mejor quien hizo las cosas. El mérito pertenece al que está en la arena con el rostro lleno de polvo, sudor y sangre, al que se esfuerza valientemente, al que erra, al que se queda corto una y otra vez, y que al final, aunque quizás conozca el triunfo de los grandes logros, si fracasa, al menos lo hace con gran osadía”.

Según cuenta Brown, se trata de una cita que marcó un antes y un después en su vida y que le hizo darse cuenta de que vivir en la “arena” es ser valiente en la vida y que eso conllevará a exponerse y arriesgarse. “Si son valientes, si viven en la arena, les van a dar una paliza. Se van a caer, van a fracasar, van a conocer el sufrimiento. Es una elección que yo hago todos los días. Esas son las palabras que me digo todos los días antes de levantarme: Hoy elegiré la valentía en lugar de la comodidad. No se qué haré mañana, pero hoy elijo ser valiente”, detalla. Según señala Brown, la cita de Roosevelt resume todo lo que sabe sobre la vulnerabilidad, ya que no se trata de ganar o perder, es tener la valentía para actuar cuando uno no puede controlar el resultado. En sus investigaciones, Brown le ha preguntado a miles de personas qué es para ellas la vulnerabilidad, y las respuestas fueron: “la vulnerabilidad es la primera cita después de mi divorcio”, “buscar un bebé después de otro aborto”, “sentarme con mi esposa con cáncer a hacer planes para nuestros bebés”, “que me despidan”, “despedir”, “decirles a mis papás que soy gay” o “decir te amo primero”.

La psicóloga señala que esto, por supuesto, no es fácil. A modo de ejemplo, explica que en una carrera probablemente a muchos les hubiera gustado salir primero, pero a veces lo más valiente es salir a presentarse. Vencer los miedos significa enseñarle al cerebro que se puede hacer frente, lo cual no dice que no vaya a salir mal: “Lo que Brown te muestra es que la valentía no es ausencia de miedo. Al enfrentar un miedo, el hacerlo nadie te asegura que te va a salir perfecto, lo único que se construye cuando uno se desafía y se enfrenta es que tu neuro circuito de ‘no puedo’ o ‘esto me queda grande’ se interrumpa”, afirma.

Bárbara comenta que ese tipo de pensamientos no se deben alimentar. Por otro lado, recomienda siempre definir muy bien las expectativas, y que éstas sean realistas respecto de lo que se está logrando. “Con esto quizás no es que tu objetivo salga increíble, es que tu cerebro no se articula desde la supervivencia o huida. Puede que no tengas todas las herramientas pero algo puedes hacer. Yo a mis pacientes siempre les digo, uno siempre tiene tres herramientas: si uno ve un clavo en la pared y le encantaría tener un martillo para poder sacarlo, un destornillador también te puede ayudar. La idea es hacerlo, no vas a tener la facilidad del martillo, pero se puede lograr. Si te enfrentas, articulas un aprendizaje en tu cerebro que te dice que tienes las herramientas, las amenazas no son tanto más grandes que mis recursos. Esto genera una sensación de autoeficacia que te permite, a la larga, ser más valiente”.

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