Las aventuras de Valentina Cruz

A sus 76 años Valentina Cruz sigue trabajando como si tuviera 20. Comenzó a dibujar a los 15 y en los años 60 sorprendió por sus esculturas de arpillera, que ganaron en la Bienal en París. Partió becada a Europa y exhibió sus trabajos en Bélgica y luego en Barcelona, donde vivió veinte años. Luego regresó a Chile y acá ha recibido dos premios Altazor. En la galería Patricia Ready está exponiendo 15 dibujos en tinta china. Hasta el 5 de junio.




Paula 1173. Sábado 9 de mayo de 2015.

A sus 76 años Valentina Cruz sigue trabajando como si tuviera 20. Comenzó a dibujar a los 15 y en los años 60 sorprendió por sus esculturas de arpillera, que ganaron en la Bienal en París. Partió becada a Europa y exhibió sus trabajos en Bélgica y luego en Barcelona, donde vivió veinte años. Luego regresó a Chile y acá ha recibido dos premios Altazor. En la galería Patricia Ready está exponiendo 15 dibujos en tinta china. Hasta el 5 de junio.

"En esta exhibición de dibujos quiero mostrar que existen realidades paralelas, que siempre hay algo que se escapa de lo cotidiano. Pero acá lo fantástico es dramático, ocurre en la oscuridad, por eso utilizo el término gótico", dice Valentina Cruz.

Las aventuras góticas de piernas de neón es el extravagante título de su actual muestra. Dibujos en tinta china sobre tela, de grandes formatos, y otros sobre papel en tamaños menores. En algunos aparecen un par de piernas blanquísimas, que contrastan con el achurado oscuro. En otras, el blanco es una luz que recae sobre un objeto, o sobre un gato, también en medio de la oscuridad de la tinta. La serie surge de un hallazgo que tuvo hace un par de años, cuando sufrió de cáncer de mama y fue operada: "Estaba en la camilla y de repente miré mis piernas y dije 'qué blancura más impresionante, parecen piernas de neón". Después me pusieron la anestesia y, cuando desperté, lo primero que se me vino a la cabeza fue 'piernas de neón'. Ahí supe que era el comienzo de una serie de dibujos inspirados en el cómic".

Valentina cuenta que se crió mirando libros con viñetas ilustradas y que de ahí surgió su amor por contar historias a través de dibujos. De hecho, en Barcelona, publicó más de 40 libros de cuentos infantiles ilustrados por ella y exhibió sus ilustraciones. "En Barcelona la ilustración se muestra en museos, pero acá la consideran un género inferior. Me importa un cuesco. Además, la ilustración llega a más público, es fácil de entender, y acá mientras menos se entienda la obra, más arte es. Esas imbecilidades me tienen hasta la tusa".

¿Por qué usaste el adjetivo gótico para nombrar esta serie?

Quiero mostrar que existen realidades paralelas, que siempre hay algo que se escapa de lo cotidiano. Pero acá lo fantástico es dramático, ocurre en la oscuridad, por eso utilizo el término gótico.

Tus primeras esculturas fueron consideradas muy vanguardistas. ¿Eras consciente de eso?

Yo no me sentía vanguardista. Lo que tenía claro y que sigo teniendo claro es que no he visto ningún país del mundo más conservador que Chile. Yo tengo cualquier carrete, he estado en India, en todos los países y te puedo decir que no he visto nada más retrógrado que este país. No admite nada que se salga de lo establecido. Así es que cualquier cosa que yo hiciera en un país tan retrógrado llamaba la atención. Encuentro que este país es machista y retrógrado, ahí te digo todo. Por eso yo me fui, pero volví por mi familia. Aunque te confieso que al final casi no he visto a la parentela.

"En Barcelona los dibujos se muestran en museos. Acá lo consideran un género inferior. Me importa un cuesco. Además, la ilustración llega a más público, es fácil de entender, y acá mientras menos se entienda la obra, más arte es. Esas imbecilidades me tienen hasta la tusa".

Había pocas mujeres artistas en esa época...

Muy pocas. Y a mí me consideraban loca a tope. Pero yo me salí de los esquemas no por llamar la atención sino por hacer lo que a mí me gusta. Y a mí me gustaba dibujar y hacer esculturas. Por eso mismo no me casé. Porque en ese tiempo la que se casaba quedaba obligada a estar todo el día cuidando guaguas. Y yo vi eso y dije "Dios mío, no voy a poder viajar, no voy a poder hacer mi arte, mil veces soltera". Además, que yo amo estar sola. Pero vivo con muchos perros y gatos. Me encantan. Y hago todo: sé de gasfitería, de electricidad. Todos los cuadros que traje a la galería los tuve que envolver, cargarlos en la camioneta, traerlos, todo sola.

Tú llegaste a París en el 68, en plena revolución estudiantil.

Un momento maravilloso, cualquier efervescencia.

¿Y fumabas marihuana?

No. Tengo cualquier carrete, he estado en muchos países, he vivido sola siempre, he conocido mucha gente. Pero nunca me he volado porque no lo necesito. Tengo una imaginación impresionante. Se me ocurren cosas a cada rato.

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