Ascanio Cavallo: "Piñera no debe referirse a Evo, es hora de abandonar esa estrategia"

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Foto: Patricio Fuentes

Excoordinador de comunicaciones de equipo chileno en La Haya sentencia que por ahora no hay nada que conversar con La Paz, aunque advierte que hay que abandonar la estrategia de confrontación permanente contra el mandatario altiplánico.


"Excepto algunos juristas altamente especializados, nadie pensaba que el fallo iba a ser tan contundente", sentencia Ascanio Cavallo a pocas horas del veredicto entregado por la Corte de La Haya. El periodista -que entre 2015 y 2017 se desempeñó como coordinador de comunicaciones del equipo chileno- valora los alcances de la sentencia, aunque hace un llamado a "no andar celebrando en exceso". Sobre la posibilidad de abrir un nuevo diálogo con Bolivia, advierte que hay que aguardar por las definiciones políticas internas de ese país y el derrotero que siga Evo Morales.

"Todos creían, y me incluyo en el periodo en que yo estuve en la Cancillería, que iba a haber algunos matices en el fallo, que podía haber algunas cosas que la corte intentara interpretar o crear. Pero fue muy rigurosa, muy estricta. Recogió prácticamente la totalidad de la argumentación chilena. Es cierto que hay un voto de minoría. Pero de esos tres jueces, uno es el juez ad hoc, así que en realidad son dos. Estos fallos siempre son un poco más divididos, un poco más polémicos. No fue el caso", asegura el columnista de La Tercera.

La pregunta es ¿y ahora qué? En una columna en este diario, usted advertía que ningún fallo va a solucionar un problema que se arrastra hace más de un siglo.

No, y la verdad es que no lo habría solucionado tampoco un fallo diferente. Pero este es más contundente. Yo creo que le permite al gobierno de Piñera tener unos años sin Evo en la agenda. Pero hay una razón práctica, de prudencia en no andar celebrando en exceso, eso es lo primero. Porque eso es como antipolítico. Segundo, hay una razón táctica o estratégica, y es que nosotros tenemos una demanda vigente contra Bolivia, por el Silala, demanda que, por lo menos yo estimo que Chile la va a ganar también. Porque esa no es una demanda política, es científica, no está sujeta a mucha especulación. Entonces, teniendo en cuenta eso creo que no es el momento para hacer ningún gesto ni a favor ni en contra y mantener las cosas como están, porque la tercera razón es que hay que esperar cuál va a ser el proceso político interno de Bolivia que, por lo menos desde aquí, es completamente impredecible.

Tras el fallo, el gobierno repartió banderas chilenas en La Moneda. Y Sebastián Piñera focalizó buena parte de su alocución en la figura de Evo Morales. ¿Es ese el camino?

A mí es la parte del discurso que me parece menos apropiada. Creo que el Presidente Piñera no debe referirse a Evo Morales, creo que es hora de abandonar esa estrategia que se estaba siguiendo, que era confrontar a Evo con las promesas que él hizo a los bolivianos. Porque eso, entre otras cosas, lo tienen que juzgar los bolivianos. No hay que tratarlos como si fueran tontos. Creo que esa línea que ha estado siguiendo la Cancillería en los últimos meses es recomendable abandonarla.

El fallo supone un golpe de energía para Piñera. Ya hay quienes lo comparan con los 33 mineros.

Le cayó del cielo. Porque en verdad esta demanda se inició hacia el final de su primer gobierno, y se termina al comienzo de su segundo gobierno. Pero quien soportó el peso de la demanda fue el gobierno de Bachelet, y particularmente el canciller Heraldo Muñoz. Creo que a él hay que darle el mérito, digamos, de haber constituido equipos de alta calidad jurídica, que estuvieron permanentemente analizando y refutando las posiciones de Bolivia. Hay que decir, además, que todo esto es muy caro, es muy costoso. Chile y Bolivia se han gastado mucho dinero en abogados, y hay un abogado que es el que ha inventado todo esto, que me parece que tendría que responder, por lo menos ante sus clientes, que es el español Antonio Remiro Brotóns. Ese es un personaje muy nefasto en lo que ha sido esta demanda. Muy nefasto. Él es el inventor de gran parte de las ficciones jurídicas que están en la demanda de Bolivia.

En vísperas del fallo se abrió un debate sobre la pertinencia de abandonar el Pacto de Bogotá. ¿Queda obsoleta esa discusión?

A riesgo de ir contra la corriente, a mí me parece que ese es un debate altamente especializado en el que no cualquiera puede opinar. Estamos en un régimen democrático, y eso nos da libertad a todos, pero la verdad es que para meterse en ese tema hay que saber muchas cosas, y no simplemente la impresión al vuelo que uno pueda tener. Diría que es bastante impertinente liberar ese debate en público cuando estamos con una demanda que nosotros le hicimos a Bolivia en el mismo marco. Por lo tanto, toda esta histeria que se produjo en días previos era completamente inadecuada. Y creo que sigue siéndolo, a pesar de que, un análisis frío y sereno de la pertinencia del Pacto siempre es necesaria, pero no de la manera en la que se ha llevado.

La corte sugiere mantener abierto el diálogo. ¿Cómo se concreta?

Yo pienso que no hay nada que hacer en este periodo. Tenemos pendiente una demanda que probablemente vamos a ganar, y por lo tanto hoy no hay razón para iniciar ninguna conversación ni ningún diálogo, ni menos con un Presidente que ha sido altamente ofensivo con las autoridades chilenas, al que se le ha advertido por todos los tonos que ese tono no era conveniente.

En su columna usted hace referencia al factor Perú. ¿Qué rol debería jugar ese país tras el fallo?

La verdad es que la relación con Perú en esta especie de triángulo, que nadie quiso reconocer que existe, es bastante poco funcional. Ayuda poco Perú. Yo por lo menos tengo la convicción, y así lo dice la columna, de que la demanda de Perú contra Chile fue puesta exclusivamente para bloquear la posibilidad de un corredor marítimo, para dejar Arica como un puerto seco prácticamente. Yo creo que hay que tener en cuenta el hecho de que Perú todavía no termina de implementar el fallo de La Haya. No termina de poner en práctica las medidas que el fallo ordena, y segundo, que aclara un conflicto bastante artificioso en torno al triángulo terrestre. A mí no me extrañaría que Perú fantasee, digamos, con algún problema en la frontera terrestre. Porque, en definitiva, lo que Perú ha buscado siempre es impedir toda posibilidad de arreglo de Bolivia con Chile por los territorios que fueron peruanos. Así que el papel de Perú es el de un tercer excluido, poco colaborativo.

Y que puede seguir siendo relevante en el futuro.

-Es que siempre lo será. Perú no ha ayudado a Bolivia a mejorar, por ejemplo, su comercio exterior. La verdad es que la producción boliviana en un 80% sigue saliendo por Chile. Las promesas que le hizo Perú de tener una playa, de tener un puerto son letra muerta, no funcionaron.

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