Política

Ernesto Galli della Loggia: “Meloni representa a una derecha conservadora tradicional, en la línea de Thatcher”

FILE - Brothers of Italy's Giorgia Meloni attends the center-right coalition closing rally in Rome, Sept. 22, 2022. Italy’s European Union partners are signaling discomfort and vigilance after one of the bloc’s founding members swung far to the political right, raising troubling questions about whether Rome will maintain its commitments to EU principles, laws and ambitions. The French prime minister on Monday, Sept. 26, 2022 said that France, along with EU officials, would be watching closely to ensure that basic human rights rights along with access to abortion, are guaranteed in Italy after Giorgia Meloni’s neo-fascist Brother’s of Italy Party topped the vote count in Sunday’s parliamentary election. (AP Photo/Gregorio Borgia, file) Gregorio Borgia

“La llegada al poder de esta nueva derecha no ha significado ningún giro real, ni el temido por la oposición, de un autoritarismo que huele a fascismo, ni tampoco en el estilo de gobierno”, escribía hace algunas semanas el historiador italiano Ernesto Galli della Loggia en su columna en el Corriere della Sera, al analizar los tres años de gobierno de Giorgia Meloni, la primera ministra italiana que José Antonio Kast ha citado como su referente.

Autor de más de una treintena de libros sobre la historia política italiana y reconocido intelectual público en su país, Galli della Loggia ha seguido con atención el actual gobierno de la líder de Fratelli d’Italia, el tercero más longevo desde la posguerra y el más de derecha desde el nacimiento de la república italiana.

“Meloni”, dice en esta entrevista desde su casa en Roma, “es la continuadora de una historia política de derecha en Italia y de un fascismo que tiene un fuerte componente populista y que ella heredó”. Sin embargo, asegura, “una vez que llegó al gobierno las cosas fueron distintas a lo que algunos preveían”. Según él, su gestión está lejos de ser la de una gobernante de derecha extrema y se asemeja más a un conservadurismo tradicional. Junto a Forza Italia, el partido de centroderecha creado por Silvio Berlusconi y la Lega de Matteo Salvini formó una coalición que cuenta con una clara ventaja en los sondeos, lo que augura, dice, que se mantendrá en el poder por varios años más.

Ernesto Galli della Loggia, historiador italiano.

Usted escribió que el de Meloni es el primer gobierno liderado por un partido cuya cultura política no se reconoce en el antifascismo que distigue a la democracia italiana de posguerra, pero pese a ello dice que no ha sido tan disruptivo, ¿por qué?, ¿qué lo caracteriza?

Se cambia mucho cuando se gobierna, porque se conocen los límites de la acción del gobierno. Falta dinero, no están los recursos, hay que manejar el Estado y la administración pública que en buena medida no es de derecha… hay una serie de problemas que obligan a cambiar. Además, en el caso de Italia está Europa. Para todo estado europeo la UE es fundamental, porque determina de manera vinculante una serie de políticas. La legislación europea es una legislación muy amplia y muy vinculante. Uno puede ser de extrema derecha o de extrema izquierda, pero debe decidir si sale de Europa o se adecua. Por eso, automáticamente el background histórico político de Meloni se vio obligado a cambiar. En este momento, la política exterior en Europa, con la presión de Rusia, cuenta mucho. Es impensable que un país como Italia pueda tener una política exterior distinta a la de la UE. Y este componente también ha sido un elemento que cambió la posición original de Meloni, quien además se vio obligada a lidiar con una constitución italiana que ofrece garantías de libertad absoluta y estos son vínculos muy fuertes. Ella tiene hoy una posición de derecha conservadora tradicional, en la línea de lo que era Margaret Thatcher.

“Uno puede ser de extrema derecha o de extrema izquierda, pero debe decidir si sale de Europa o se adecua. Por eso, automáticamente el background histórico político de Meloni se vio obligado a cambiar".

Ernesto Galli della Loggia.

¿El gobierno de Meloni no fue entonces lo que la oposición de centroizquierda italiana decía que sería si llegaba al poder?

La oposición todavía hoy tiene como instrumento propagandístico hablar de la extrema derecha, de recordar a cada minuto la historia personal y política de Meloni, que viene del fascismo, y en los primeros años usaban también el instrumento propagandístico de la amenaza del regreso del fascismo, pero la realidad no ha validado en nada ese peligro. Hoy, la carta del fascismo ya no la usa la oposición, aunque dicen siempre, eso sí, que es reaccionaria.

¿Pero en los hechos usted lo califica como un gobierno de derecha tradicional?

Sí, tradicional, y conservador. Un gobierno conservador.

¿Usted no ubicaría a Meloni en el grupo de políticos iliberales, como Viktor Orban?

No, absolutamente no. El gobierno no ha tocado de ninguna manera las garantías constitucionales que existían antes.

¿Cómo ha sido la relación de Meloni con los demás partidos de derecha?

Con Forza Italia, el partido de Berlusconi, hay un muy buen acuerdo, también porque Forza Italia tiene un liderazgo, representado por el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Tajani, muy conciliador. Forza Italia, además, siempre ha sido un partido liberal conservador, entonces en cierto sentido se encuentra muy cómodo, con la línea del gobierno de Meloni. En cambio, los problemas bastante fuertes, ella los tiene con la Lega, desacuerdos políticos casi cotidianos. El problema se hace menos dramático por el hecho de que hay una absoluta disparidad de fuerzas. Meloni y Forza Italia representan cuatro quintos de la alianza de centroderecha, entonces la Lega puede protestar, pero luego se adecua a las decisiones de la mayoría del gobierno. Hasta ahora no ha habido, creo recordar bien, ni siquiera un caso en el cual la Lega logró hacer prevalecer su punto de vista.

Giorgia Meloni y Matteo Salvini, presidente de la Lega.

Y ¿eso se explica porque la Lega está más a la derecha o por otros factores?

En los hechos izquierda y derecha son calificaciones que ya no funcionan en el escenario político italiano, pero tampoco en el escenario político europeo. La Lega antes de todo tiene un ánimo federalista, en cambio Fratelli d’Italia, siendo un partido de línea nacionalista es muy unitario, está en contra del federalismo. La Lega querría aumentar el poder de las regiones y el carácter pseudo federalista del Estado. Después la otra disidencia se debe al hecho que la Lega, por razones también muy ambiguas, es favorable a no ayudar a Ucrania, es filorusa. Y como toda la política exterior italiana y europea está en sentido contrario, la posición de la Lega es constantemente una suerte de flecha en el costado del gobierno. Pero hasta hoy cada seis meses el Parlamento vota las ayudas militares a Ucrania y la Lega nunca se ha disociado, siempre ha terminado votando a favor, aunque proteste. La política en general, la política europea sobre todo y especialmente la política italiana siempre se ha hecho de palabras, de declaraciones, pero después los hechos son distintos. La Lega expresa posiciones disidentes, pero después siempre se alinea con el gobierno. También porque Meloni tiene un fuerte liderazgo, una empatía muy poderosa que sus adversarios le reconocen, Tiene una capacidad de comunicación muy potente con el público, una personalidad muy fuerte y también ha ayudado el hecho de ser mujer. Una mujer joven, que no es fea, en una civilización de la imagen es un dato que cuenta.

The Economist calificó a Giorgia Meloni como la mejor política de Europa hoy, ¿está de acuerdo con esa definición?

No lo sé, quizá hay que decir primero que nunca como hoy Europa ha tenido una clase política tan mala, y ella es la mejor, pero a partir de un juicio extremadamente negativo de todos los liderazgos políticos europeos. Son liderazgos frágiles, inciertos, incapaces de hacerse cargo de problemas demasiado grandes que llegaron en forma imprevista a escena, problemas frente a los cuales Europa no logra estar a la altura.

Uno de los temores que despierta en general la derecha más radical en el mundo es el del autoritarismo, ¿ha habido algo de eso en el caso del gobierno de Meloni?

En Italia desde hace 40 años periódicamente se han nombrado comisiones para revisar el texto de la constitución, porque hay coincidencia que el sistema de poder diseñado por la constitución, ese bicameralismo perfecto, con un premier que no es el verdadero jefe del gobierno, que no puede sacar a sus ministros porque está el Presidente, es un sistema que no funciona. Entonces ha habido doce comisiones que han propuesto modificaciones a la constitución, pero ninguna ha llegado a puerto. Meloni y su gobierno también están proponiendo modificaciones a la constitución. Van en una dirección que es más o menos la misma de todas las comisiones anteriores, es decir, el fortalecimiento del ejecutivo, del cargo de primer ministro.

Y ¿qué significa fortalecer el cargo del primero ministro?

En Italia si un partido gana la elección con un programa que es aprobado por los electores y logra la mayoría en la Cámara y en el Senado, no es absolutamente obvio que el jefe de ese partido se vuelva el primer ministro, porque el primer ministro es elegido por el Presidente de la República, quien podría elegir a otro, quizá incluso del mismo partido, pero otra personalidad. Después se forma un gobierno y cada ministro de ese gobierno no es elegido por el primer ministro, sino en conjunto con el Presidente. El Presidente de la República italiana tiene más poderes de los que tenía el rey de Italia antes de 1945. Entonces Meloni propuso una reforma que va en el sentido de reforzar los poderes del jefe del gobierno y esto es considerado por la oposición como un acto de autoritarismo, también porque el Presidente es de centroizquierda y hasta ahora en cierto sentido ha hecho escuchar su opinión.

AP File Domenico Stinellis

El gobierno de Meloni, como usted decía, es el gobierno más de derecha de la historia de la posguerra en Italia, ¿desde su llegada al poder ha intentado impulsar algún tipo de cambio cultural en el país?

En Italia, como en muchos países democráticos todo el ambiente cultural, de los medios, tiene una tendencia liberal de izquierda y al comienzo Fratelli d’Italia pensó que estando en el gobierno sería posible cambiar esa situación. Tímidamente probó, pero muy luego se dio cuenta que no tenía las personalidades para lograrlo. Puso, por ejemplo, en el Ministerio de la Cultura a una persona que en un primer momento trató de moverse en esta línea, pero cometió una serie de gaffes, de errores y finalmente se vio obligado a renunciar. Llegó luego otro ministro de la Cultura, el actual, que también cometió una serie de errores, entonces cualquier posibilidad de influencia ha sido inexistente. Pero dicho eso, y esto es interesante, la institución cultural más importante de Italia, la Biennale de Venezia, que comprende la Muestra cinematográfica, una gran exposición artística y está dotada de muchos fondos, tiene un presidente que es nombrado por el gobierno. Y en ese puesto Meloni puso a un señor que se llama Peitrangelo Butafuoco, que es de religión islámica. Ya lleva casi tres años y la Biennale de Venezia está en total continuidad con el pasado, no cambió nada. Nadie ha protestado y, además, por primera vez es un presidente de religión islámica, algo extraño, considerando que la presidente del gobierno es una mujer y es cristiana.

Giorgia Meloni se define como una mujer católica, defensora de los valores tradicionales, ¿en qué medida eso ha marcado su gobierno?

En todos los temas de la mujer, por ejemplo, el gobierno ha estado muy orientado hacia los derechos de las mujeres. Muchas leyes en ese sentido fueron aprobadas en conjunto con la izquierda. En tremas como la homomsexualidad, tiene una línea conservadora, donde prima la desconfianza hacia las reivindicaciones del orgullo gay, pero no ha sido un tema muy pronunciado. Es una orientación conservadora, pero no reaccionaria.

“La relación de Meloni con la prensa es pésima, porque detesta a los periodistas. Entonces no hace conferencias de prensa, muchas veces responde en forma muy poco institucional y agresiva, no va a las transmisiones televisivas”.

Ernsto Galli della Loggia

¿Dónde cree que se han visto más cambios?

Quizá la cosa más importante ha sido la idea de cambiar los programas escolares. La educación italiana está en una crisis muy profunda, escolar y universitaria. Como historiador participé en el desarrollo de los nuevos programas porque el ministro encargó la elaboración de los nuevos programas a varias comisiones de expertos y yo y otros colegas nos encargamos de los programas de historia. Es un tema sensible, porque la historia tiene mucha relación con la política, pero yo no creo ser una persona reaccionaria. La parte más importante del cambio que introducimos fue que pasamos de programas que eran de tipo mundialista, donde la historia de Occidente y de Italia estaba en el mismo plano que la del resto del mundo a uno que ponía al centro la historia de Occidente. Es una orientación distinta, de derecha según algunos, aunque no creo que sea de derecha que en las escuelas italianas se enseñe más la historia de Europa y de América, que la de Indonesia. Sin embargo, en muchos sectores de izquierda piensan que esa es una actitud de derecha. El ámbito de la educación es donde más se ha visto un giro.

¿Cómo ha sido la relación con los medios?

Pésima, porque Meloni detesta a los periodistas. Entonces no hace conferencias de prensa, muchas veces responde en forma muy poco institucional y agresiva, no va a las transmisiones televisivas. Y, lo que es muy típico de su carácter, no hace nada para cautivar a la prensa, peor aún, parece que hiciera todo a propósito para decirle a los periodistas, los odio.

Más sobre:EleccionesMeloniKastItaliaDerecha

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

Plan digital + LT Beneficios por 3 meses

Infórmate para la segunda vuelta y usa tus beneficios 🗳️$3.990/mes SUSCRÍBETE