Historia de dos acuerdos

"En siete meses, las circunstancias han empujado a la clase política a sellar dos pactos trascendentales. Pese a lo distinto que puede resultar el estallido social y la actual pandemia; los argumentos, participantes, el camino y el desenlace de ambos son casi iguales".


Aunque anoche la negociación no concluyó bien y los negociadores salieron de Zoom un poco cansados y molestos, todo indica que hoy el oficialismo y la oposición llegarán a un acuerdo, cumpliendo así el plazo acordado para alcanzar un consenso para enfrentar la crisis provocada por la pandemia. Y lo concreten –y presenten- al país el sábado.

El ministro Briones accedió ayer a disponer de un fondo Covid por US$ 12 mil millones, pero precisó que no es partidario de incrementar los montos destinados al Ingreso Familiar de Emergencia, lo que postergó, un día más, el acuerdo.

Siete meses han pasado de la noche del 15 de noviembre, cuando en pleno estallido social, parlamentarios del oficialismo y la oposición suscribieron un “acuerdo por la paz social y nueva Constitución”.

Pese a lo distinto que puede resultar la explosión social y la actual pandemia, los argumentos para ponerse de acuerdo son muy parecidos, al igual que los participantes, el camino y el desenlace.

Tanto en noviembre como ahora en junio, las circunstancias límites empujaron a una cuestionada clase política a darse las manos.

“Decir que la oposición ha sido obstruccionista en todo, me parece injusto. Esta dirigencia política opositora generó un acuerdo inmenso que nos salvó en noviembre (por una nueva Constitución) y está a punto de generar otro acuerdo que nos va a permitir enfrentar la peor crisis que hemos tenido en nuestra historia. Estamos hablando de una oposición que tiene virtudes”, sostuvo hace unos días el presidente de Imaginacción, Enrique Correa a La Tercera.

El 15 de noviembre de 2019 y hoy, los negociadores estaban muy conscientes que si el pacto no prosperaba significarían altos costos políticos ante la ciudadanía.

Tanto en el estallido como en la actual crisis por el coronavirus, los actores son los mismos: El Partido Comunista fuera de la mesa (por decisión propia), Revolución Democrática entrando (y legitimándose como fuerza de izquierda), Evópoli intentando hacer de puente (y con línea directa al Presidente), la UDI aceptando algunos puntos a regañadientes (pero consientes que son gobierno y que lo podrían ser dentro de dos año), los partidos de la exConcertación pidiendo más (bajo la presión de sus pares en el Parlamento), y Sebastián Piñera monitoreando desde su despacho La Moneda.

Quizás la única diferencia es que el año pasado las negociones fueron cara a cara y ahora a través de la pantalla del computador.

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