Amazon, Shein y AliExpress: consejos para comprar por internet en el extranjero

Ilustración: César Mejías

Las aplicaciones chinas para comprar ropa, accesorios y hasta muebles son cada vez más populares. Pero muchos no se atreven a usarlas por temor a pagar altos impuestos —el aduanazo— o que las retengan. Pasando la barrera del miedo, acá el mejor portal según cada necesidad.




El 11 de noviembre de 2016 fue noticia cómo el Día del Soltero, una especie de Black Friday chino, se vendieron desde AliExpress más de 8.600 millones de euros en compras digitales. Compras que no sólo se hicieron desde Oriente, sino que en todo el mundo. Poco a poco, el made in China, que solía ser una etiqueta que generaba desconfianza en temas de calidad, para las nuevas generaciones se ha convertido en un sinónimo de barato, bonito y —quizá— bueno.

Shein, la principal competidora de AliExpress, también china y la más popular en redes sociales —en Instagram tiene casi 20 millones de seguidores—, ha tenido una estrategia enfocada en generar comunidad y tendencias. Aunque nació en 2008 como una tienda de moda para mujeres, hoy vende hasta ropa de cama y accesorios para todo tipo de mascotas. En TikTok abundan los videos de cibernautas que compran en Shein y, una vez que les llega el pedido, muestran lo que obtuvieron haciendo populares unboxing.

Personalmente, tengo las aplicaciones instaladas en mi celular desde hace años, y lleno el carrito cada cierto tiempo. Si por ejemplo veo una chaqueta que me gusta en el retail chileno, guardo la captura de pantalla y la busco en AliExpress o Shein. Siempre las encuentro, y mucho más baratas, pero nunca hago clic en comprar. ¿Por qué no doy el siguiente paso?

He leído millones de tuits sobre el famoso “aduanazo” —el impuesto extra que se cobra a las compras en el extranjero superiores a 30 dólares— y eso me detiene. Además, también desconfío de no poder probarme las cosas en vivo y en directo. Eso sí, disfruto mucho de los unboxing que otros hacen de los productos que les llegan desde el otro lado del mundo. Es mi placer culpable.

Ignacia Santillán (21) no alcanzó ni a ver el packaging de lo que compró el año pasado, a fines de noviembre. Se puso a vitrinear en Shein un regalo de Navidad y, junto a su mamá, gastaron cerca de cien dólares en ropa, con la promesa de que el delivery llegaría en 15 días a la puerta de su casa en Chile, directo desde China. Cuando se cumplió el plazo, el sitio decía que el pedido ya estaba en el país, pero ellas seguían esperando.

“Mandé mails a la marca y me dijeron que el problema estaba en Chilexpress”, cuenta Ignacia. “Que el pedido estaba retenido en la aduana por falta de informantes arancelarios”. Se la pasó mandando correos entre la aduana, Chilexpress y Shein, hasta que se aburrió. “Me dijeron que en la aduana escogen los paquetes a revisión de manera aleatoria, que tal vez nuestras cosas podían quedarse detenidas para siempre. Nadie me daba ninguna solución”.

Finalmente, desde Shein le devolvieron la plata, pero ella se quedó sin regalo. “Hasta el día de hoy el estado del paquete dice que sigue detenido por falta de partida arancelaria”

La periodista Laura Fernández (25) también es experta en llenar el carrito de AliExpress, pero tiene puras historias de éxito. Tiene un board con las cosas que quiere en Pinterest y, cuando compara los productos con el retail nacional, incluido el precio de envío, ve que si compra por Ali sale ganando.

Siempre que ve algo que le gusta aquí, encuentra la versión en la página china. No sólo hay ropa: su familia también ha comprado otros accesorios, como cables y cosas de electrónica, incluso repuestos para el auto. “Es el sitio donde uno puede encontrar de todo, hasta juguetes para perro”, dice.

Discípula de Lady Ganga y community manager de Las Amikas, Laura se conoce al revés y al derecho todo lo que tiene que ver con comprar por internet. “En Chile todas las compras internacionales que superan los 30 dólares deben pagar impuestos, pero como las aduanas no dan abasto, termina pasando al azar; si tienes suerte, los pedidos pueden pasar piola. Pero hay formas de evitarlo sí o sí”, dice.

La primera, enumera ella, es realizar compras de menos de 30 dólares, incluyendo el envío. Eso limita mucho, pero cuando realiza pedidos por sumas inferiores a eso —21.255 pesos chilenos—, aunque tenga que dividir sus productos en varios carritos, siempre terminan apareciendo en su casa. “Es mejor hacer dos compras, pero asegurarse de que las cosas van a llegar bien”, cuenta.

Dice que, aunque es un arma de doble filo, se le puede pedir al vendedor que declare menos. “He leído en grupos de Facebook que empresas como DHL descubrieron estos trucos, y cuando hacen el papeleo en aduana, también piden la factura original”, cuenta con cierta tristeza de consumidora. “Ahí se dan cuenta de ese truquillo, pero que se hace en todo el mundo. Es una buena técnica para cuando uno compra pocas cosas y la encomienda es liviana. Porque cuando el paquete pesa mucho, sí o sí van a inspeccionar lo que viene dentro”.

Más fácil que Shein y Ali, eso sí, es comprar en Amazon. Laura dice que si necesita adquirir cosas grandes, ese es el lugar. “El impuesto se paga antes”, dice. “Se cobra un derecho de importación, ellos hacen el trámite y no hay que pagar en la aduana aquí. Todo se hace por adelantado. Nunca he tenido problema con Amazon, por eso lo recomiendo”.

El envío internacional gratuito desde Amazon ya está disponible para Chile. Pero no para todos los productos: hay que fijarse si el artículo tiene la etiqueta de “freeshipping” o si supera en precio los 49 dólares. Por si acaso: esa opción se ve al final, cuando uno va a pagar todo lo que está en el carrito que, como se sabe, puede incluir desde electrodomésticos y sofisticados artículos tecnológicos hasta libros y pequeños accesorios.

Pero no solo existen estos inmensos portales para comprar afuera. La enfermera Fernanda Flores (27) es fanática de la alimentación consciente y a través de iHerb, una tienda internacional especializada, compra desde té hasta superalimentos o difusores de aceites esenciales.

En esa página hay de todo: “Lo último que compré fue nibs de cacao, hongo Reishi, que tiene propiedades para el sistema inmune, aceite de coco, hasta probióticos, que son más baratos afuera”, dice. “Se demora un mes en llegar más o menos. Pero todo viene impecable, en un buen envoltorio. Además, si uno baja la aplicación al teléfono, tiene varios cupones de descuento y es una plataforma fácil para pedir lo que uno quiere”, dice.

Opciones chilenas

Estas inmensas corporaciones multinacionales de venta online aún no se instalan en Chile. Se supone que lo harán en futuro no tan lejano, pero para los consumidores compulsivos —o quienes disfrutan de aprovechar buenas ofertas—, el retail nacional tiene buenas alternativas.

Como las que usó Constanza Díaz, diseñadora de 28 años, que hace muy poco se fue pro primera vez a vivir sola. Tuvo mucha paciencia para encontrar departamento y también para decorarlo, y en eso, reconoce, su gran aliado fue Linio. “Ahí encontré el sillón de mi casa. Se demoró un poco en llegar, pero siento que por precio y calidad podría haber esperado otros 2 meses más. Estaba a la mitad de lo que costaba uno en una tienda de mall”, cuenta.

Además del futón, Díaz ha comprado cuadros, imitaciones de esculturas de Jeff Koons para sus mesas, lámparas de sal y hasta cojines. “Con lo que hay que tener ojo es con la parte donde dice ‘envío nacional o internacional’, porque si viene de afuera, se va a demorar más”, aconseja. Un buen dato de esta plataforma es que tiene muchas facilidades de pago y ofertas con CMR de Falabella. “De todos los sitios que hay, este es el mejor para comprar cosas de casa o decoración, según todo lo que he vitrineando”, agrega.

Además de eso, Constanza compró ahí el iPhone 11, según ella a 300 mil pesos más baratos que en otros comercios online. “Se demoró 3 semanas en llegar y venía impecable, a pesar de que decía que la caja podía tener daños. Yo soy la reina de la paciencia y gané”, dice. Ahora está a la espera de unos audífonos Apple EarPods.

Jorge Cuevas (27), también diseñador, se armó hace muy poco un gimnasio en casa. Compró desde lo básico, como el mat, colchonetas, hasta mancuernas y una kettlebell de 10 kilos. Todo lo pidió por Mercado Libre. Dice que confía en que sea un sitio en español, donde puede hablar en nuestro idioma con un humano a través de un soporte, y que la mayoría de las cosas le llegaron el mismo día o al siguiente.

“Yo empecé comprando cosas para hacer deporte, pero también le sumé carcasas, cables que necesito para el computador, miles de cosas tecnológicas que en el retail te pueden salir el doble”, dice. “Pero la rapidez y poder sentir que te van a responder si las cosas salen mal, me quitó mucha ansiedad”.


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