La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que Chile crezca en 2025 al mismo nivel que veía en su último reporte de diciembre pasado, cuando el mundo todavía no enfrentaba el pesimismo por los efectos de la política arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus repercusiones.

“El crecimiento sigue siendo resistente a pesar de los riesgos mundiales”, dijo la OCDE sobre Chile en su informe de perspectivas globales.

Ante este contexto, la OCDE mantuvo la proyección de crecimiento para Chile cuando recortó las perspectivas para el mundo y Estados Unidos, entre otras potencias.

En detalle, la OCDE estima que el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile crezca un 2,4 % en 2025 y en 2026. Así, el 2,4 % para este año se encuentra por encima del 1,4 % que estima para el promedio del conjunto de los países de la OCDE. Con el 2,4 % y según la mirada de la OCDE, Chile también crecería este año más que Brasil (2,1 %), Japón (0,7 %), la zona Euro (1,0 %) y el propio Estados Unidos (1,6 %).

La proyección de la OCDE se mantiene en el rango de crecimiento entre un 1,75% a un 2,75 % que presentó el Banco Central en su último Informe de Política Monetaria (Ipom) y cerca del 2,5 % que pronostica el gobierno del Presidente Gabriel Boric. Además, la OCDE es más optimista frente a las últimas estimaciones del Banco Mundial (2,1 %), el Fondo Monetario Internacional (FMI) (2 %) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) (2,2 %).

Sobre el contexto para la proyección para el país, la OCDE comentó que Chile “se beneficiará del aumento de los salarios reales y de la creación de empleo, mientras que la inversión se verá respaldada por la reducción de los costos del crédito y la mejora de la confianza empresarial”.

“Se prevé que el crecimiento de las exportaciones siga siendo sólido, a pesar de la actual incertidumbre sobre el comercio mundial”, dijo la OCDE, pero que de igual forma estimó que, “una mayor expansión de los aranceles mundiales podría afectar a las exportaciones de Chile”.

Además, la OCDE contextualizó sus proyecciones de crecimiento para Chile en las cifras del PIB desestacionalizado que alcanzó el 2,4% en el primer trimestre y al crecimiento de 3,8 %, en doce meses, del Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de marzo.

“Apunta a una expansión continuada y a una revisión al alza del crecimiento a principios de 2025, impulsado principalmente por los componentes no mineros. La producción industrial se está recuperando, ayudada por una sólida demanda exterior y la recuperación de la confianza empresarial”, comentó la OCDE en su informe.

Respecto a la inflación, la OCDE estima que llegará a un 3,3% en 2026. Mientras que, sobre la política monetaria, la OCDE espera que “converja gradualmente hacia una postura neutral a medida que la inflación se mantenga en una senda descendente”.

En relación con la política fiscal, la OCDE dijo que, “seguirá siendo prudente, guiada por la regla fiscal, y se centrará en mantener la sostenibilidad de la deuda, apoyando al mismo tiempo la inversión selectiva y el gasto social”.

“El avance de las reformas estructurales para simplificar la normativa, mejorar los procedimientos de concesión de permisos e impulsar las cualificaciones y la innovación será esencial para impulsar la inversión y el crecimiento de la productividad”, agregó.

De cara al futuro, la OCDE también mostró como un factor para impulsar la economía chilena la posibilidad de un “avance más rápido de los grandes proyectos mineros y que el mayor crecimiento de los salarios reales de los hogares podrían impulsar la demanda interna más de lo previsto”.

Sobre las amenazas para Chile, el documento plantea las presiones a las inflación que puede generar la volatilidad en el precio de la energía y materias primas y condiciones más restrictivas en los mercados financieros globales. Otras alertas tienen que ver con una caída más brusca en la demanda del cobre, principalmente por el lado de China, el principal socio comercial de Chile.