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Roberto Salinas, gerente general de Cooperativa Capel: "Ni el Gobierno ni nosotros podemos manejar el cambio climático, pero sí la información"

“El Apocalipsis del Agua” fue el nuevo episodio del programa Inventos Extraordinarios que Nat Geo emitió el domingo pasado, donde se mostraron varios casos en el que el ser humano está luchando con la escasez hídrica.

Aunque no está incluido en la serie televisiva, uno de los mejores ejemplos de esta batalla se da hace años en los valles transversales de la Región de Coquimbo, principalmente en las zonas pisqueras de Elqui y Limarí (ver tabla). Desde Vicuña, Roberto Salinas, gerente general de Cooperativa Capel, plantea los nuevos desafíos de esta industria. “No tenemos los antecedentes precisos de que el cambio climático sea el principal responsable, pero efectivamente hay un importante aumento de la temperatura, así como de las diferencias de ésta entre el día y la noche”, dice Salinas.

Pero este año hubo algo más de lluvia y la Presidenta Bachelet acaba de declarar a 14 localidades de Coquimbo cómo zonas con crisis hídrica, lo que trae recursos frescos. 

Afortunadamente la noche nunca es tan negra. Claro que hemos tenido ayuda, pero aún hay temas pendientes. Con lo que más se ha avanzado es con en el uso del agua, especialmente en inversiones para grandes tranques y embalses. También hay que reconocer que se ha progresado mucho en la mejora de la conducción y pérdidas del agua y eso es clave, porque hasta la última gota nos sirve.

¿Y qué han hecho ustedes como cooperativa para enfrentar la escasez hídrica?

Esta sequía nos ha enseñado muchas cosas y nos hemos preocupado principalmente de entender cómo regar mejor. Para ello usamos, por ejemplo, sondas que miden la humedad de los suelos, proyecto que está en desarrollo en conjunto con la Universidad de Chile. Hemos optimizado bastante el agua, pero nos sigue faltando y tenemos que adoptar todas las medidas que nos permita reducirla por hectárea.

¿Pero al final la solución pasa en su mayoría por un tema tecnológico? 

Efectivamente, pero también deberíamos pensar en cambiar las parras, por nuevas especies que tengan una productividad más alta y sean más resistentes a las sequías. O sea,  reducir las hectáreas cultivadas, pero no la producción. Y ahí es donde nuevamente aparece el Estado, ya que cuando se hacen estos cambios, necesitamos el financiamiento y sobretodo, información de cómo abordarlo.

¿Y cómo se hace cargo de esto el Estado?

Primero, podría ayudarnos a enfrentar el problema del financiamiento y el déficit de caja que los agricultores tenemos como consecuencia de este período largo de sequía. Para ello necesitamos algunos instrumentos con préstamos blandos de largo plazo y  períodos de gracia suficientes, que permitan a los agricultores arrancar sus parrones (o parte de ellos) y  reemplazarlos por parrones nuevos. Así,  al cabo de 3 o 4 años tendríamos una producción mayor de uvas por hectárea.

¿Qué porcentaje del total de parras habría que recambiar?

No sé exactamente, pero  evidentemente hay una gran cantidad de parras viejas con 25 o 30 años, que pueden ser buenas para el vino, ¡pero aquí producimos pisco!, por lo que las parras viejas no nos entregan calidad. No estamos pidiendo que el Estado intervenga, sino, tener más información y planes de financiamiento. Pareciera  que la sequía se acabó en esta región porque hay nieve en la cordillera, pero tampoco es que estemos en abundancia. Estamos respirando con la nariz fuera del agua.

¿Y que hay con respecto al financiamiento por parte de la banca privada?

Prácticamente no existe. Ellos ven que hay sequía, que hay cambio global y que la agricultura no va a funcionar. Los agricultores siempre han sido mal vistos desde el punto de vista de la banca, porque quizá no hemos tenido la preparación profesional para relacionarnos con ellos. Si un banco me da un préstamo para comprar parrones y me comienza a cobrar al año siguiente, no le voy a poder pagar, necesito al menos cuatro años para tener el parrón en producción. Entonces, los flujos de pagos de deuda no guardan relación con los flujos de ingreso de los agricultores y eso es completamente destructivo.

Más eficientes

¿Dentro de las medidas para enfrentar la sequía está la eficiencia energética?

Absolutamente. En Chile lo que está complicado es el agua, pero también el costo de la energía, así como la mano de obra. Poder reducir las horas de riego, va en directo beneficio de la energía. También tenemos que ver la posibilidad de energía solar, aunque aún los costos parecen ser altos. Incluso, si somos eficientes, ciertas hectáreas que queden libres, pueden utilizarse en otros productos.

¿Cómo cuáles?

Tunas, por dar un ejemplo, aunque no un soy experto, por eso creo que ésa es otra necesidad: tener conocimientos para innovar y reconvertir la agricultura. Hay que tener una mirada nueva, sobre qué podemos esperar del fenómeno del calentamiento global, qué es lo que sabemos, cuáles son las oportunidades y hacer un plan. Ni el gobierno ni nosotros podemos manejar el cambio climático, pero sí la información, para así aportar las mejores medidas que nos permitan paliar la crisis hídrica.

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